/ jueves 15 de noviembre de 2018

El barbero de Sevilla, la complejidad de Rossini

Primer montaje en Xalapa para la más célebre ópera de “El Cisne de Pésaro”

Pocas creaciones operísticas representadas en Xalapa contienen tanta complejidad escénica y musical como El barbero de Sevilla, del maestro italiano Gioachino Rossini (1792-1868). Sin embargo, es una de las creaciones líricas que han trascendido con mayor empuje hacia el gran público y varios de sus temas son de sobra conocidos hasta por quienes no son aficionados al género.

Las arias de Fígaro (Largo al factótum), de Almaviva (Ecco ridente in cielo) de “la calumnia”, de Rosina (Una voce poco fa) son temas pegajosos y fácilmente recordables, en medio de una historia generosa en situaciones chuscas, típicas del espíritu del llamado “Cisne de Pésaro”. Desde la Obertura inicial, el estilo característico del autor se nos muestra con inconfundibles crescendos y temas que anticipan el ambiente de gracia, comicidad, intrigas y amor que es propio de esta resplandeciente comedia.

El barbero de Sevilla se estrenó el 20 de febrero de 1816, en el Teatro Argentina de Roma, con libreto de Cesare Sterbini, quien se apoyó en la obra homónima de Pierre-Augustin de Beaumarchais, dada a conocer en 1775. La acción tiene lugar en la ciudad española de Sevilla, hacia mediados del siglo XVIII, y se trata de una historia que presenta las vivencias de una pareja –la joven Rosina y el conde Almaviva–, quienes se han enamorado y deben lidiar con las pretensiones de Don Bartolo, tutor de la bella chica que se ha propuesto convertirla en su esposa, pese a la evidente diferencia de edades.

Foto: Cortesía

Sólo hay alguien que puede ayudarles: el barbero Fígaro. Aparentemente es un simple peluquero pero sin él nada se planea, ni se intriga o se trama en todo Sevilla. Es un personaje sin el cual nada llegará a buen término en toda la comunidad. Él lo sabe y lo pregona abiertamente en su inconfundible melodía: “Paso al factótum de la ciudad. Ah, qué vida más hermosa, qué gran placer para un barbero de calidad. Dispuesto para hacerla de todo, de noche y de día, va de un lado para otro. Mejor vida noble para un barbero, no la hay. Navajas y peines, bisturís y tijeras a mis órdenes todos están, tengo recursos, además de oficio, con la joven, con el caballero”.

El transcurso del tiempo sólo ha logrado acrecentar la popularidad de esta relevante obra, prototipo de la comicidad escénica y modelo para los dramas optimistas que muchos compositores idearon más adelante.

El tenor y barítono Armando Mora, a quien corresponderá el rol de Fígaro, ha remarcado el esfuerzo que representa esta creación de Rossini llevada al escenario del Teatro del Estado. La conjunción de cantantes atiende a la complejidad del montaje, con una estoica Orquesta Universitaria de Música Popular cuyos instrumentistas no reparan en esfuerzos para sacar adelante semejante compromiso. La dirección concertadora será responsabilidad de otro intenso promotor del arte lírico: el xalapeño Rubén Flores.

Este espectáculo ha sido denominado “Ópera con causa” y en lo mismo se involucran diversas instancias como el Club Rotario, el Patronato Pro Salud y Asistencia Social de Veracruz, la Universidad Veracruzana y el Instituto Veracruzano de la Cultura, todos con la intención de beneficiar a los enfermos que reciben atención en el Centro Estatal de Cancerología.

La cita es este viernes 16 de noviembre a las 20:30horas, en la Sala “Emilio Carballido” del Teatro del Estado.

Pocas creaciones operísticas representadas en Xalapa contienen tanta complejidad escénica y musical como El barbero de Sevilla, del maestro italiano Gioachino Rossini (1792-1868). Sin embargo, es una de las creaciones líricas que han trascendido con mayor empuje hacia el gran público y varios de sus temas son de sobra conocidos hasta por quienes no son aficionados al género.

Las arias de Fígaro (Largo al factótum), de Almaviva (Ecco ridente in cielo) de “la calumnia”, de Rosina (Una voce poco fa) son temas pegajosos y fácilmente recordables, en medio de una historia generosa en situaciones chuscas, típicas del espíritu del llamado “Cisne de Pésaro”. Desde la Obertura inicial, el estilo característico del autor se nos muestra con inconfundibles crescendos y temas que anticipan el ambiente de gracia, comicidad, intrigas y amor que es propio de esta resplandeciente comedia.

El barbero de Sevilla se estrenó el 20 de febrero de 1816, en el Teatro Argentina de Roma, con libreto de Cesare Sterbini, quien se apoyó en la obra homónima de Pierre-Augustin de Beaumarchais, dada a conocer en 1775. La acción tiene lugar en la ciudad española de Sevilla, hacia mediados del siglo XVIII, y se trata de una historia que presenta las vivencias de una pareja –la joven Rosina y el conde Almaviva–, quienes se han enamorado y deben lidiar con las pretensiones de Don Bartolo, tutor de la bella chica que se ha propuesto convertirla en su esposa, pese a la evidente diferencia de edades.

Foto: Cortesía

Sólo hay alguien que puede ayudarles: el barbero Fígaro. Aparentemente es un simple peluquero pero sin él nada se planea, ni se intriga o se trama en todo Sevilla. Es un personaje sin el cual nada llegará a buen término en toda la comunidad. Él lo sabe y lo pregona abiertamente en su inconfundible melodía: “Paso al factótum de la ciudad. Ah, qué vida más hermosa, qué gran placer para un barbero de calidad. Dispuesto para hacerla de todo, de noche y de día, va de un lado para otro. Mejor vida noble para un barbero, no la hay. Navajas y peines, bisturís y tijeras a mis órdenes todos están, tengo recursos, además de oficio, con la joven, con el caballero”.

El transcurso del tiempo sólo ha logrado acrecentar la popularidad de esta relevante obra, prototipo de la comicidad escénica y modelo para los dramas optimistas que muchos compositores idearon más adelante.

El tenor y barítono Armando Mora, a quien corresponderá el rol de Fígaro, ha remarcado el esfuerzo que representa esta creación de Rossini llevada al escenario del Teatro del Estado. La conjunción de cantantes atiende a la complejidad del montaje, con una estoica Orquesta Universitaria de Música Popular cuyos instrumentistas no reparan en esfuerzos para sacar adelante semejante compromiso. La dirección concertadora será responsabilidad de otro intenso promotor del arte lírico: el xalapeño Rubén Flores.

Este espectáculo ha sido denominado “Ópera con causa” y en lo mismo se involucran diversas instancias como el Club Rotario, el Patronato Pro Salud y Asistencia Social de Veracruz, la Universidad Veracruzana y el Instituto Veracruzano de la Cultura, todos con la intención de beneficiar a los enfermos que reciben atención en el Centro Estatal de Cancerología.

La cita es este viernes 16 de noviembre a las 20:30horas, en la Sala “Emilio Carballido” del Teatro del Estado.

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