Catalina, una gata un tanto curiosa

Cata es una gata inteligente, dice el tío Rigo, y don Pedro el naranjero pregunta por ella todos los sábados cuando entrega las naranjas en casa de mis tíos

José Cruz Domínguez Osorio

  · lunes 11 de marzo de 2019

En casa de la tía Austreberta a la gata que adoptaron le pusieron el nombre de Catalina. El tío Rigoberto algunas veces la llamaba Cata, y antes de tomar el desayuno invitaba unas pocas de migajas a Catalina. Y la gata agradecía tallándose por la pierna y ronroneando, cosa que al tío le gustaba oír. Quería pensar que Cata era agradecida y querendona con él.

A Catalina la encontró don Pedro el naranjero, un señor tan platicador que llegaba todos los sábados a tocar la puerta de la casa de mis tíos, siempre un poco antes de las nueve de la mañana, y un poco después de que mi tío había tomado su café negro. Don Pedro le platicó a mi tío Rigo que el día antes del corte de naranjas llevó los restos de lámina picada de una vieja estufa a un basurero que se encontraba a media hora de distancia de la ciudad.

–Mire usted, vi que una caja de cartón resbalaba sobre unos tabiques, después oí chillar por otro lugar al animalito. Era un gato joven. Seguro tiene un poco de hambre, si se deja me lo voy a llevar. Y no batallé porque el pequeño, sin que todavía supiera yo que se trataba de una gata, se acercó hasta mí. ¿Andará perdida? ¿quién sería tan cruel para venir a abandonarla en este lugar? ¡Vámonos mejor! Le dije y me la traje. No la vendo, si la quieren quédensela.

A mi tío Rigoberto no le rogó don Pedro. Así fue como Catalina llegó a casa de mis tíos.

–Es una gata un tanto curiosa, le gusta andar asomándose en las ventanas de las casas de los vecinos. Eso nos lo contó una tarde la tía Austreberta.

–Por las noches cuando hay luna llena sale sin que nos demos cuenta, pero cuando regresa por las madrugadas empieza maúlle y maúlle. Al día siguiente cuando abro la puerta para salir al patio encuentro un pañuelo, siempre un pañuelo que Cata deja como seña de que la noche anterior se fue de paseo. Platicaba mi tía mientras acariciaba a la gata que descansaba encogida entre sus piernas.

Cata es una gata inteligente, dice el tío Rigo, y don Pedro el naranjero pregunta por ella todos los sábados cuando entrega las naranjas en casa de mis tíos.

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