Por la comercialización masiva, la cerámica indígena huasteca y del Totonacapan elaborada en el ámbito familiar y para autoconsumo está en riesgo, advierten en adelanto de investigación un grupo de arqueólogos, historiadores y antropólogos.
Los investigadores exponen que la cerámica de estas regiones, especialmente de Ixhuatlán de Madero y Misantla, son de fuerte tradición mesoamericana y la producción de carácter familiar de autoconsumo era común hasta hace pocos años.
Según lo observado, cada vez más existe la especialización artesanal de unas cuantas artesanas por comunidad y la influencia cultural de otras comunidades de ceramistas que apuestan por el comercio masivo.
En el seminario del “Proyecto de Etnografía de la Cerámica Huasteca y Totonacapan”, el investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia Daniel Nahmad Molinari subrayó que el conocimiento de la cerámica es fundamental en la construcción de la historia cultural de la humanidad.
Esta práctica alfarera, añadió, tiene una importancia crucial para el estudio cultural, desde la perspectiva de su valor patrimonial, de la tradición y de la identidad.
Tal y como lo han dicho otros estudiosos, dijo coincidir en que la alfarería es una de las invenciones más importantes de la humanidad, pues tiene miles de años y sin ella, el desarrollo de la civilización como la conocemos hubiera sido imposible.
En la reunión virtual, explicó que Ixhuatlán de Madero es un municipio con un 90 por ciento de población indígena de grupos lingüísticos nahuas, otomís, tepehuas y totonacos, y que su tradición cultural mesoamericana se atestigua en los múltiples restos arqueológicos que cubren el territorio.
Comparte que la población actual desarrolla una vida cultural en la cual la producción campesina basada en la milpa, los mercados itinerantes y la fuerte ritualidad de costumbre son elementos a destacar.
Enfatiza que la cerámica es de fuerte tradición mesoamericana, con grandes similitudes con la cerámica totonaca de Papantla, ya estudiada como antecedente, en las formas y los usos.
La producción de carácter familiar de autoconsumo, enfatiza, era común hasta hace pocos años pero existe un comercio local en los circuitos de mercado de la región conocidos como “fianquis”.
Anota que existe un importante centro de producción cerámica regional que comercializa masivamente la cerámica, Chillico, en Huejutla, Hidalgo.
El antropólogo Uriel Alan Olvera Portilla expone que realiza estudios sobre la tradición alfarera en la región multiétnica del Totonacapan, donde encuentran matices particulares y el uso del chililite.
Explica que este material se recolecta en las pedregosas tierras de los pueblos, se quema y se muele para incorporarla a la arcilla y hacerla maleable. Da a conocer que las muestras de chililite y otros minerales para la decoración ya se encuentran en la Subdirección de Laboratorios de INAH para su identificación.
Adelanta que ya se estableció conexión con proyectos arqueológicos de la región para buscar la profundidad histórica del uso de chililite.
En el seminario también participaron la investigadora Tania Rivera Cacho, quien estudia la cerámica empleada para la miel, y el historiador Isaías Fernández Barrios, quien se centra en el área de Misantla.