¿Quién es Greta?
Una jovencita de 16 años, con trenzas rubias y una cara demasiado seria para su edad, vino a recordarnos lo obvio, a apelar al real sentido de la palabra “humanidad” a que nos demos cuenta de la emergencia.
Greta Thunberg nació en Suecia, y cuando tenía 8 años fue la primera vez que escuchó sobre el cambio climático y lo que entendió fue que era algo que los humanos habían generado por su forma de vida. Sin embargo, le parecía extraño ya que si realmente estaba en riesgo la existencia de la humanidad entonces ¿porque nadie hacía nada?, ¿porque todo el mundo seguía como si nada pasara? ¡No tenía sentido! Esta incongruencia la hacía sufrir hasta el punto de que a los 11 años dejó de hablar y de comer, perdió 10 kg de peso y fue diagnosticada con el síndrome de Asperger, Transtorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y mutismo selectivo, estas “enfermedades” se convirtieron en su fortaleza porque ella no pudo continuar como si no pasara nada, tenía que actuar, ¿pero, que podía hacer una niña?
Cada viernes desde agosto del 2018 Greta dejó de ir a la escuela, se sentaba afuera del Parlamento Sueco con un cartel que decía “Huelga estudiantil por el clima”. Le dijeron que regresara a la escuela a estudiar, sin embargo, ella pensaba, ¿por qué estudiar para un futuro que quizás no existirá? Poco a poco se fue sumando gente a su protesta en Suecia y posteriormente en otros países. Así se gestó el movimiento “Fridays for future” (viernes por el futuro).
Lo que tiene que cambiar es la forma de pensar, no el clima
Las recientes protestas principalmente en Europa, a raíz de la iniciativa de Greta, se han extendido en otros países y han inspirado a ciertas juventudes de latitudes latinoamericanas. En relación a esto nos preguntamos, ¿si las reflexiones y forma de actuar de todas las juventudes del mundo tienen que ser de la misma forma?, es decir, ¿en qué bases conceptuales está basado nuestra posición en relación con el problema? o ¿qué nos tendríamos que estar cuestionando y replanteando las juventudes de Sur-América Latina-Abya Yala?
Para generar una postura ética-política sobre el tema ésta tendría que construirse a partir de conocer cuáles son los mecanismos que están en juego ante el problema, entender, por ejemplo, que las transformaciones ambientales de los países de América Latina están relacionados a procesos extractivistas que se han dado desde hace 500 años, al inicio de la colonia, y que se han intensificado históricamente en nombre del progreso y la modernidad, sobre todo a la luz del capitalismo en su etapa neoliberal.
“Si el clima está cambiando, ¿por qué el sistema no?”
Una de las consignas en las manifestaciones de estas juventudes dice “Cambio político, no cambio climático”, ¿qué se está queriendo decir? Quizás sea el poner en relieve la necesidad e importancia de cuestionar la cultura productiva-capitalista occidental, pues se reconoce, que las causas de este calentamiento son de orden antropogénico-sistemático.
Se sigue viendo a la naturaleza como una fuente infinita de ganancia monetaria, y se reduce la problemática climática a términos económicos ya sea en relación a lo que se pierde, invierte o se tendría que invertir. Sin embargo, como dice Greta “El síntoma es el calentamiento climático, la enfermedad se llama capitalismo”.
“Nuestro planeta, nuestro futuro” ésta es otra de las consignas que tienen gran fuerza para el movimiento. Quienes están protestando son principalmente los adolescentes y jóvenes. Y desde ese lugar se enuncia un reclamo y a la vez una provocación a la acción:
“Tu comodidad está matando al planeta”.
Es importante señalar que, al menos en México, generalmente las acciones de educación ambiental que se realizan están dirigidas a las poblaciones infantiles, bajo el discurso de que en ellos estará el cambio del futuro. “Ya les tocará a ellos ver qué hacer”, dicen algunos. Algo que parece egoísta y contradictorio, pues como ha expresado Greta "Dicen que aman a sus hijos sobre todas las cosas y sin embargo les roban su futuro enfrente de sus propios ojos". Lo cierto es que a las nuevas generaciones les toca crecer sobre eso que hicieron del mundo, los que les antecedieron.
Ver el pasado para defender el presente y el futuro
Greta le reclama al gobierno de su país. A nosotros nos toca exigirles a nuestros gobiernos, iniciando desde el ámbito local, a que cumplan con lo que internacionalmente se han comprometido. Si bien los gobiernos tienen la responsabilidad de incorporar en sus agendas acciones de mitigación y adaptación ante el cambio climático, lo cierto es que se requiere unir grandes esfuerzos de diversos actores, como la sociedad civil organizada y no organizada, las luchas y movimientos sociales, los grupos indígenas y afroamexicanos, los investigadores y estudiantes universitarios, así como todos aquellos que no se sientan representados por las decisiones de los mandatarios y empresarios.
A pasos pequeños, pero ya se está realizando. Sumarse a los esfuerzos y a las luchas que ya acontecen en nuestro territorio mexicano podría darnos otras visiones sobre el problema y sus procesos de interrelación. Esfuerzos existen, sólo hay que informarnos y sumarnos.
Finalmente, queremos invitar a las juventudes latinoamericanas a que intenten responder las preguntas expuestas al principio desde sus propios contextos locales y culturales, y a que, en sus movilizaciones, por ejemplo, en torno a las del cambio climático, consideren la historia y las experiencias alternativas que albergan sus propios territorios. Una persona que no conoce su territorio no tiene el poder de su defensa. América Latina tiene sus propios procesos de lucha y resistencia que datan de siglos anteriores y que con frecuencia están siendo invisibilizados o exterminados. Encontraremos pistas valiosas de formas de vida para empezar a construir esos futuros diferentes.
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