CANNES. A dos días del cierre del certamen se anunciaron los primeros premios, correspondientes a las secciones paralelas.
En la Semana de la Critica (SIC), reservada a primeras y segundas obras, el Gran Premio correspondió a la producción de Malasia Rayas de tigre, primera obra de Amanda Nell Eu, la historia de una chica de 12 años que descubre un secreto aterrador respecto a su cuerpo, a la vez que el premio Golpe de corazón correspondió a una otra historia de adolescencia, Lloviendo dentro de la casa, dirigida por la belgofrancesa Paloma Sermon-Dai.
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El jurado internacional era presidido por la realizadora francesa Audrey Diwan, ganadora del León de Oro por L’evenement en el festival de Venecia 2021.
En la Quincena de Realizadores otra primera obra, Creatura, de la realizadora catalana Elena Martin Gimeno explorando la sexualidad femenina y su represión, se hizo acreedora del Premio a Mejor Película Europea otorgado por el organismo Europa Cinemas.
El otro premio de la Quincena, el de la Sociedad de Autores y Compositores Dramáticos correspondió a Un príncipe, del francés Pierre Creton donde se entremezclan la botánica y la sexualidad.
Quentin Tarantino quien aceptó la invitación del nuevo jefe de la Quincena de realizadores, Julien Rejl, presentó una película sorpresa y charló con el público de una master class. La Croisette estuvo dominada por la Tarantomanía, larguísimas colas se formaron desde la madrugada afuera de la sede de la Quincena por cinéfilos que deseaban asegurarse un lugar para el encuentro con Tarantino, mismo que se realizó por la tarde, antes de la gala de clausura de la sección con En nuestro día, en presencia de su realizador, la otra gran figura de cine mundial, el coreano Hong Sang-soo.
Por otro lado, la sección competitiva ofreció dos películas más quedándose otras dos para su conclusión este viernes.
Suele creerse que los directores y programadores de los festivales de cine reservan las mejores películas para el final, probablemente con la intención de reanimar la atención de jurado y críticos, cansados por el diario maratón de películas más o menos interesantes a lo largo del agotador ritmo de un certamen.
Cannes no fue la excepción a juzgar por la calidad de una de las películas en competencia de este jueves. Se trata de Días perfectos con la que el célebre y multipremiado alemán Wim Wenders (Palma de Oro por Paris Texas en 1984) regresa con éxito a la ficción después de unas películas bastante malogradas a últimos tiempos.
Wenders, quien tuvo el privilegio de presentar fuera de competencia este año una película más, el documental Anselm sobre un célebre artista plástico alemán rodada en 3D, parece recuperar con Días perfectos la inspiración y fuerza que habían marcado sus ficciones pasadas, siguiendo a un limpiador de baños públicos en Tokio, en su trabajo como en el resto de su vida diaria, Wenders plasma el retrato de un hombre que enfrenta este trabajo supuestamente denigrante, con una actitud abierta, atenta y acogedora hacia la gente con la que se encuentra y hacia su entorno urbano y la naturaleza. Vale la pena recordar la fascinación de Wenders por Japón donde ha realizado en el pasado dos buenos documentales, Tokyo-Go en 1985, una evocación del país a raíz de la pasión del cineasta por la obra del gran realizador japonés Yasuhiro Ozu y Carnets de notas sobre vestidos y ciudades en 1989 el retrato del célebre diseñador de moda Yohji Yamamoto.
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De la segunda película en competencia, El verano pasado de la conocida y controvertida realizadora Catherine Breillat apuntaremos que se trata junto con Asteroid City de Wes Anderson de lo peor que hemos visto este año.