Coatepec, Pueblo Mágico ubicado a sólo 15 minutos de Xalapa, capital del estado veracruzano, es reconocido mundialmente por la calidad de su café, cuyas primeras semillas llegaron hace 210 años, aniversario que empresarios locales no han querido dejar pasar desapercibido.
La conmemoración, dieron a conocer en rueda prensa, será con una serie de actividades informativas y artísticas que se llevarán a cabo del 22 al 25 de noviembre en distintos espacios de la ciudad.
Sobresale del programa la interpretación de la Cantata del Café del compositor alemán Johann Sebastian Bach (1685-1750), que en transcripción de Alejandro Mora presentará la Orquesta de Guitarras de Xalapa, dirigida en esta ocasión por el director invitado Órvil Paz, con actuación solista de la soprano Karla Meza, el tenor Diego Azcorra y el barítono Benito Navarro.
La propuesta estará enriquecida visualmente con proyección de sombras a cargo del Taller de Teatro Infantil de la Secretaría de Educación de Veracruz, dirigido por Sebastián Guigui Alfaro.
Los conciertos gratuitos, con boleto de control, serán en el Museo del Café-tal Apan de la comunidad El Grande, el viernes 23 de noviembre a las 20 horas. El siguiente será en el Salón de la Boutique de Casa Bonilla, el sábado 24 a las 19 horas, mientras que el tercero y último será el domingo 25 en las instalaciones de la ex hacienda Zimpizahua, a las 17 horas.
Con respecto a las ponencias, también con entrada libre, tendrán como sede las instalaciones de Zaragoza número 11. El jueves 22 a las 17 horas, Cuauhtémoc Apan y Sagrario Sánchez hablarán de los servicios del café y la empresa museográfica, en tanto a las 17:30, Eduardo Malo charlará acerca de biogenética del café. Finalmente, a las 18 horas, baristas y catadores se reunirán con el público para proporcionarle la terminología del sabor del café.
ÓPERA EN MINIATURA
La Cantata del Café fue escrita en la ciudad alemana de Leipzig en el año de 1734 y estrenada por el Collegium Musicum que el propio compositor dirigía. El tema es la intensa afición por el café en la época de Bach, así como las curiosas consecuencias de ello. La obra ha sido descrita como “una ópera en miniatura”, de carácter optimista y hasta cómica con libreto de Christian Friedrich Henrici, conocido como “Picander”. En la misma se relatan las peripecias de un padre preocupado por la desmedida afición de su hija hacia esta aromática bebida.
En la época de Johann Sebastian Bach, estos granos se convirtieron en un producto tan codiciado como caro; tan temido como querido. Muchas historias siniestras se hicieron circular y para muchos se trataba de una bebida que el mismo demonio había producido, que llegaba a los hogares de Europa mediante el comercio de infieles y paganos con la intención de producir desgracias. En varios países el café fue prohibido y se decía que su efecto era lo más parecido al del veneno.
Pero también tenía ardientes defensores. Voltaire alabó los dones del café mientras que Honoré de Balzac cruzaba París de punta a punta para conseguir tres tipos distintos de café. Quizá esto resulte en la explicación en torno de los motivos de un compositor tan importante como Johann Sebastian Bach, quien destinó una porción de su portentoso talento para una obra en que habla de la costumbre de ingerir esta deliciosa bebida
La Cantata del Café muestra tan sólo tres personajes y una sección inicial en que el narrador presenta al señor Schlendrian, quien se la pasa refunfuñando en contra de su hija Lieschen, incorregible aficionada a beber café.
En una parte del recitativo, la chiquilla dice: “Padre, no seas tan severo. Si tres veces al día no bebo mi tacita de café, entonces me marchitaré igual que una cabra asada”.
Viene a continuación el aria de Lieschen en la que expresa: ¡Ah, qué agradable es el aroma del café! Más sabroso que mil besos y más dulce que el vino moscatel. Café ¡necesito tenerlo! Y quien quiera complacerme, ¡que me regale café!...