La música veracruzana es disfrutar y ser parte de la fiesta, sentir y vibrar a través de sus compases, de su zapateado, de su esencia, de su calidez y la intensidad de cada palma, cada pie, cada giro, músico, letra y canto.
Aunque la música siempre ha estado presente en nuestras vidas, cada expresión musical surgió de una manera y evolucionó con el tiempo, añadiendo y quitando elementos para adaptarla y gozarla según cada grupo de personas o estilos y preferencias.
¿Cómo surgió la música veracruzana?
Información oficial de Mexicana Cultura, repositorio digital de la Secretaría de Cultura de México, señala que la música veracruzana, donde la que es considerada como el símbolo de la entidad es el son jarocho, se cree que surgió durante la segunda mitad del siglo XVIII con la aparición del Chuchumbé, el cual es un son jarocho que fue prohibido por la Santa Inquisición, ya que escandalizaba por sus letras y la manera en que era bailado.
Investigaciones del ingeniero tlacotalpeño Humberto Aguirre Tinco (promotor del son jarocho), la palabra Chuchumbé viene de la voz africana “cumbe”, que significa “ombligo”, aunque en las canciones originarias de 1766 se usaba esta palabra para hacer referencia al pene, lo cual está registrado en algunas de las letras de las que tiene registro, como:
En la esquina está parado, un fraile de la Merced, con los hábitos alzados, enseñando el Chuchumbé
Que te pongas bien, que te pongas mal, el Chuchumbé te ha de soplar
Por aquí pasó la muerte con su aguja y su dedal, preguntando de casa en casa, ¿hay trapos que remendar?
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Se decía que el Chuchumbé, por su musicalidad, versos y las formas en que se bailaba con ademanes, meneos, zarandeos que se mezclaban con manoseos, abrazos y frotar barriga con barriga, era un baile que incitaba a lo erótico, además de que algunos versos entraban en lo político o patriótico.
Aproximadamente entre el 18 de septiembre y el 27 de octubre de 1766, se escogieron varias coplas en Veracruz por parte de Fray Nicolás de Montero registrándolas de manera escrita y se mandaron al Tribunal de México, donde la resolución fue prohibirlas, ya que su letra y manera de bailar escandalizó a la Santa Inquisición y sus creencias de la época sobre las buenas maneras y los valores que debían predominar.
Tras la revolución mexicana, los intelectuales investigaron sobre estas raíces musicales que provienen de la mezcla entre de personas originarias de Marruecos, Cabo Verde, Nigeria, Congo y otros lugares, mismos que aportaban una gran diversidad a la Nueva España. Paradójicamente, gracias a los registros que se hicieron para prohibir este género es que hoy se conocen sus letras.
Es así que se retoman algunas letras del Chuchumbé para realizar los ahora conocidos sones que son tocados en los fandangos, grabándolos y dándolos a conocer en el país y el mundo, además de incluir pasos de estos bailes, contribuyendo a seguir con la riqueza de la identidad veracruzana.
¿Qué es el son jarocho?
El INAH define al son jarocho es una tradición lírico-musical que es originaria del centro-sur de Veracruz, en la famosa región del Sotavento (una palabra de origen marinero), así como partes donde colinda con Oaxaca y Tabasco. La palabra son jarocho designa no solo a la tradición en su conjunto, también a cada pieza musical que la conforma.
El repertorio musical de este género se conforma con más de un centenar de sones, donde los tradicionales han sido transmitidos por la memoria oral, donde la autoría se ha difuminado entre la historia y la leyenda, aunque es importante señalar que hay nuevas composiciones, con autores que le dan identidad y esencia a cada partitura.
Los instrumentos que se usan para hacer vibrar con este género son los instrumentos de cuerda como la jarana, el requinto o guitarra de son y leona, además de usar para la percusión el pandero, quijada de burro, el marimbol y la icónica tarima de zapateado.
Aunque actualmente también se han agregado otros instrumentos para experimentar nuevos sonidos como el violín, el contrabajo, el cajón y el clavecín. El son jarocho existe como el fruto de una rica y diversa historia que es compartida entre tradiciones regionales del mundo hispánico.
¿Por qué el arpa no estaba incluida en los instrumentos para el son jarocho?
El texto titulado “Ángel del Sotavento: el arpa jarocha”, público en el Repositorio Digital de la UV, indica que aunque se cree que los instrumentos originales de la música jarocha incluían el arpa, esto no es así.
Los campesinos, rancheros, vaqueros y peones de hacienda, así como pescadores y otros habitantes le han dado vida a los sones jarochos con los instrumentos que se tenían al alcance, como la jarana, la guitarra de son o requinto jarocho y el violín. El arpa no estaba incluida como un instrumento tradicional de la música veracruzana porque ha sido de difícil acceso, ya que se considera caro, delicado y difícil de transportar.
Esto también se explica porque entre los campesinos jarochos del siglo pasado el arpa no era común, siendo que sus duras condiciones de vida no les permitían tener acceso a este instrumento de cuerda.
Según el escritor Manuel Payno, en su “Carta 13” del título “Un viaje a Veracruz en el invierno de 1843, narra lo siguiente: “dos señoritas tocaron el arpa y otra las acompañó con una jaranita… escuchando las sentidas vibraciones de las arpas, mi enajenación fue tal que apenas pude digerirles algunos fríos complimientos”.
El texto de la UV menciona que el arpa era un instrumento común de las tertulias a las que acudía este escritor, sin embargo las personas con las que se relacionaba eran de una posición acomodada o de clase media que podían permitirse tener un arpa.
También es importante describir que el ambiente machista de aquella época no permitía que las mujeres formarán parte como músicas, ya que se puede observar que el papel de ellas en el son jarocho ha sido dentro del baile o del fandango, simplemente bailando y participando más adelante en coros colectivos, mientras que los varones tocaban los sones.
Esto también explica por qué el arpa no estaba incluida en este género, haciendo que actualmente su papel haya pasado por in complicado proceso para lograr ser parte, recalcando que las composiciones para el instrumento de cuerda sean casi nulas en Veracruz, y haciendo que las versiones que se toquen con el arpa sean de origen colombiano, venezolano y demás países que sí la han tenido en sus piezas musicales.
Siete arpas y un piano en el Teatro del Estado este jueves en Xalapa
Cristy De la Rosa es una arpista, ingeniera industrial y maestra en gestión cultural xalapeña que nació dentro de una familia de músicos: su padre, Alberto de la Rosa es también toca el arpa, y su madre destaca como bailarina del Ballet Folclórico universitario. Cristy es de las pocas artistas que se han dado a la tarea de componer música original para arpa jarocha.
La xalapeña comparte con Diario de Xalapa su proyecto: Siete Coincidencias: Acuarela Mexicana, mismo que estará presentándose en el Teatro del Estado “Gral. Ignacio de la Llave”. Siete Coincidencias es una novedosa propuesta musical en la cual se tiene en el escenario a talentosas artistas del arpa jarocha, arpa de concierto un piano. Las integrantes son:
- En el arpa jarocha: Cristy De la Rosa, Alicia Navarrete, Victoria Pérez, Francesca Filobello y Vania Crivelli
- En el piano está Ale De la Rosa
- En el arpa clásica tendremos a Ana Ireta
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Siete Coincidencias, llamado así por ser siete mujeres tocando siete instrumentos que coinciden en su amor por la música, interpretarán un repertorio con música mexicana de Chihuahua, Jalisco, Sinaloa y más estados de la república. Entre las piezas que se podrán disfrutar está “La Chiapanecas”, “Santa Rosa”, “El vals Alejandra”, y muchos más.
De la Rosa apunta que el objetivo de este concierto es lograr un diálogo entre los instrumentos mientras hacen homenaje a la música y a los compositores de nuestro país, además que cada una de las artistas disfruta de coincidir en el escenario.
“Nos emociona mucho este nuevo repertorio que sabemos les va a encantar. Es un concierto en el que tenemos varias sorpresas, con cosas que no han visto hacer antes como Siete Coincidencias. ¡Los esperamos!”, finaliza la arpista xalapeña.
El concierto de Siete Coincidencias se realizará este jueves 25 de julio a partir de las 20 horas en la sala Emilio Carballido del Teatro del Estado. Los boletos están disponibles para presenciar el espectáculo que tiene a Cristy De la Rosa en la dirección artística y al icónico Alberto De la Rosa como director musical.