Veracruz, Ver.- Romualdo García de Luna es un artesano papanteco que con orgullo comparte su arte milenario, heredado de generación en generación y que actualmente defiende para que su perpetuidad continúe.
Originario de la localidad de Ojital Viejo, en el municipio de Papantla, en la zona norte del estado de Veracruz, elabora piezas de artesanía a base de madera, desde complejas obras hasta artículos que son parte de la cotidianidad de su comunidad.
Como parte de la promoción de la cultura totonaca, acompañó a sus compañeros a prestar el corredor turístico que se inauguró hace unos días en una ruta de Papantla, desde las casas donde se elaboran las piezas de arte.
Son cinco casas en la comunidad que se recorren en esta ruta, desde Ojital Viejo, en donde él tiene su taller, hasta el Tajín, en donde se elaboran diversos tipos de bordados y piezas de arte, pasando por Chote y la Colmena, en donde se elaboran productos de madera y cerámica.
Como parte de las obras que realiza, destaca la elaboración de platos, cucharas y tenedores, que se presentan en el mercado local como una alternativa para sustituir los artículos desechables de platico, pero que también para regresar este tipo de artesanías a los hogares.
“En el arte de la madera estamos fortaleciendo el uso de platos de madera que no contaminan al medio ambiente, están tratando de combatir con esto los platos de plástico que contaminan al mundo, por eso tenemos bateas grandes y pequeñas, así como platos pequeños y grandes”.
Romualdo comparte que también se elaboran máscaras de madera, que son utilizadas en danzas y rituales tradicionales.
Sobre el tiempo de elaboración y trabajo que realiza, detalla que los platos llevan un proceso de tres días de elaboración. Mientras que las máscaras de madera, se elaboran en semanas o meses, dependiendo de cada detalle. En ambos casos, son artesanías que duran toda una vida y en ocasiones hasta se dejan a otras generaciones.
Como parte de los trabajos se pide permiso a quienes cuidan el árbol, se le ofrece una ofrenda a un espíritu que se le considera como el guardián de la naturaleza, que consiste en bebida, comida y tabaco.
El artesano habla de la chispa divina en el arte prehispánico, que se manifiesta a través de la espiritualidad, esto significa que cuando elaboran una obra, como artesano entran en una etapa de meditación profunda para inspirarse en cada pieza.
En ese sentido, señala que ser artesano más que ser un trabajo u oficio, es una forma de vida, por lo que su deber es compartir su don con el mundo y heredar este mismo don a sus hijos, para que ellos hagan lo mismo con los suyos.
“Es una herencia que nos dieron nuestros ancestros, nuestros padres, nosotros le llamamos el regalo del don y el legado, si nosotros tenemos un don tenemos que defenderlo y preservarlo, enseñando esto a nuestro hijos”, declara.
Romualdo García comparte que se ha trabajado arduamente para conservar el arte prehispánico en la región de Papantla, pues hace 20 años no solo se estaba perdiendo la artesanía, también costumbres y tradiciones.
“Pero la apertura del Centro de las Artes Indígenas sirvió para que en este momento los jóvenes se sientan orgullosos de nuevo”, agrega.
El artesano destaca que actualmente las piezas son bien valoradas entre la comunidad, quienes les ha dado un nuevo valor, y se busca que ahora sean bien recibidas por los veracruzanos de todas las regiones, así como los turistas.
Reconoce que lo más complicado es competir con la modernidad, pero señala que enmarcado en valores y hermandad, las artesanías y cultura totonaca, se abre paso para conservarse y preservarse.
“Es difícil competir con lo moderno, es un monstruo para nosotros, porque ya no se valora lo natural, menos lo artesanal, actualmente es muy difícil ver que el ser humano piense, ya no busca, ya no indaga, ya no resuelve, ahora cualquier cosa se van al Google y lo resuelven, tienen todo a la mano y eso es complicado, porque no hay conciencia y buen uso para cuidar a nuestra madre tierra y naturaleza”, culmina.