Criar insectos para comerlos es la granja del futuro

100 gramos de insectos contienen 67 gramos de proteína, contra los 100 de carne de res que apenas alcanza 33 gramos de proteína

Julio Alberto Téllez Mora | Diario de Xalapa

  · martes 11 de febrero de 2020

Foto: Cortesía | Ilibeth Landa Moreno

Xalapa, Ver.- En la prehistoria los insectos eran consumidos por nosotros como un alimento común y corriente, con el paso de los años el consumo disminuyó con la llegada de la época moderna en los países occidentalizados como México.

Sin embargo, esto no es así en los países orientales como China y Japón, donde su consumo es de lo más normal y están incluidos en la alimentación diaria aunque el consumo también se redujo parcialmente. Volviendo a nuestro país, el uso de los insectos disminuyó posterior a la conquista ya que los españoles no los consideraban un buen alimento. ¿Cuántas personas de las que conoces consideran desagradable tan sólo la idea de pensar en poner unas cucarachas empanizadas sobre su ensalada?

PANORAMA ACTUAL

Desde nuestra experiencia como criadores y consumidores de insectos consideramos que el consumo de insectos recientemente tomó una nueva dimensión. Su consumo se está incrementando y posiblemente en un futuro próximo sean ingredientes comunes en nuestra mesa. Lo anterior debido a los cambios globales que están sufriendo el planeta y la contribución a su solución de algunos problemas ambientales a través de su consumo.

En México el consumo de insectos está catalogado por expertos culinarios como exótico, los insectos más comunes consumidos sin repulsión son la hormiga chicatana (Atta mexicana), el gusano de harina (Tenebrio molitor), el chapulín (sphenarium purpurascens), los escamoles (Liometopum apiculatum), el gusano blanco de maguey (Aegiale hesperiaris), el gusano rojo del maguey (Hypopta agavis) y el alacrán (Centruroides), aunque este último no es un insecto sino un arácnido.

LAS NUEVAS GRANJAS

Parte de nuestro trabajo reciente se ha enfocado en la reproducción y cría del gusano de la harina (Tenebrio molitor) y la cucaracha de Madagascar (Gromphadorhina portentosa). Otra parte de lo que hacemos es compartir nuestros hallazgos dando talleres de información de cómo criarlos y reproducirlos en condiciones de ambiente y alimentación controladas. Cuando platicamos con las personas que asisten a nuestros talleres hacemos énfasis en la importancia de considerar a los insectos como una alternativa, ya que son un alimento muy saludable, tienen un alto contenido de grasa, proteína, vitaminas, fibra y minerales comparables con el pescado o el ganado. Actualmente podemos encontrar recetas y platillos donde incluyen a los insectos como base de la comida.

LOS NUEVOS ALIMENTOS, NO TAN NUEVOS

En México, el consumo de insectos se hace en guisos que se sirven en tacos, moles, salsas, pero también se consume el animal entero ya sea tostado o frito o como parte de un trago de alguna bebida alcohólica o sus acompañantes. ¿Quién no ha probado un mezcal con sal de chapulín o un tequila con alacrán?

También existen cocineros profesionales (chefs) que se han especializado en innovar en la gastronomía mexicana, incluyendo a los insectos en la cocina tradicional para incrementar la ingesta.

Ahora podemos encontrar a los insectos en panes, tamales, pambazos, galletas, barras nutritivas botanas, dulces, entre otras variedades de comidas. ¡Suena todo delicioso! ¿No crees? En México podemos encontrar estos platillo y más dependiendo del estado en el que nos encontremos porque los insectos no son los mismos y en algunos lugares existe más variedad que en otros ya que dependen de la zona y clima del lugar. ¡Vaya dato interesante!

CONSUMO DE INSECTOS EN MÉXICO

En México contamos con una amplia variedad de insectos comestibles, aunque en el consumo varía según el estado, en el Estado de Oaxaca se consume mayor cantidad de insectos comparado con Veracruz. Entre los más conocidos se encuentran la avispa el gusano cogollero (Helicoverpa armígera), algunas hormigas (Atta ssp.) y diferentes variedades de chapulines como el chapulin de milpa (sphenarium purpurascens).

Otros estados famosos por su entomofagia son Hidalgo, Guerrero, Chiapas, Veracruz y Jalisco, es casi imposible pensar que en algún estado de la República mexicana no se consuma por lo menos una especie de insecto.

ESCENARIOS FUTUROS

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) que es una entidad dedicada a las actividades internacionales encaminadas a la erradicación del hambre para el año 2050 el consumo de carne será sustituida por la ingesta de insectos. Ya que para ese año la población mundial llegará a los 9 mil millones de seres humanos, actualmente somos (7,545 millones de seres humanos). ¿Puede imaginarse la gran demanda de alimentos? y por lo tanto la escasez en su acenso si continuamos con los patrones de consumo actuales.

Además, esto se juntará con otros factores globales como el cambio climático, la contaminación de suelos y agua que son fundamentales para la producción agrícola y pecuaria. Con el aumento de la población y la construcción de casas, disminuirá la disponibilidad del suelo agrícola. Si no prevemos otras maneras más eficientes de producir alimentos, habrá mayores posibilidades de sufrir hambrunas.

Lo anterior es un posible escenario pero existe evidencia que lo respalda. Aunque nuestro planeta es muy aguantador y muchas predicciones similares no se han cumplido, no debemos de dejar de cuidar el medio ambiente y prever soluciones, el cultivo de insectos puede hacer una diferencia para su familia, ¡vamos no es tan malo!

Consideramos que el consumo de insectos serán una gran alternativa para la dieta humana y para enfrentarnos al cambio climático. La ventaja de cultivar insectos la conocemos todos, quién no ha sufrido una plaga de termitas, hormigas o cucarachas. ¡Se reproducen rapidísimo!, sólo hay que hacer cultivos higiénicos, controlados y pensar en las recetas que podemos inventar.

Si no quieres ver al insecto en cuerpo presente, también se puede transformar en harinas, combinarlo con masa de maíz o de otros granos, unas hierbas de olor y ya está. ¡Viscoso pero sabroso! Aunque quien los ha comido sabe que son de todo, menos viscosos. ¡Buen provecho!