El nombre del veracruzano Jaime González Torres queda ya escrito en la historia del textil al ganar en esta categoría el Gran Premio Nacional de Arte Popular 2022, el certamen más importante en su tipo en México.
Originario de El Piñal, una pequeña localidad del municipio de Cosoleacaque, Jaime es reconocido por practicar el arte textil desde cero, en proceso que incluye la siembra de algodón blanco, café y verde, el cuidado del cultivo, la recolección, el hilado y el tejido en telar de cintura.
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Rebozos, trajes, morrales y pulseras son algunas de las piezas que el maestro artesano crea, sin embargo, lo que más le gusta hacer son las fajas, a partir de un proceso de investigación, rescate, difusión y salvaguarda de lo que sus ancestras hacían en el municipio del sur del estado.
Para el concurso decidió inscribirse con una faja tradicional nahua elaborada a mano en telar de cintura, calado de urdimbre y con una iconografía de plátano, agua, mar y animales de su entorno.
El premio no es el primero que recibe por su labor. Con 40 años de edad, expresa sentirse alegre, satisfecho y agradecido con el legado de su madre, Vicenta Torres Alor, a quien desde que era niño veía elaborar enredos, faldas y manteles para uso personal y para comercializar.
A la alegría de ahora le antecede una historia de ruptura de estereotipos y roles de género, pues en sus inicios fue tejedor “en lo oscuro, en el rincón de la casa”, porque en su tierra era mal visto que un hombre se dedicara a una labor considerada femenina.
Aunque siempre tuvo curiosidad por el tejido, cuenta en entrevista que fue entre los 10 y 11 años de vida cuando su mamá le dio unos pedacitos de hilo para hacer una cintilla.
Entre las anécdotas surge la imagen vista en un libro que se le quedó grabada en la mente: una niña de Chiapas con un tejido similar al que su mamá hacía. No era su cultura pero le gustó y empezó a buscar una identidad propia.
En 2022 suma 25 años dedicado a tejer y nueve de vivir al 100 por ciento del textil, en público, con orgullo y compradores de México y el extranjero. Igual que él, otros hombres de Cosoleacaque también tejen sin temor a ser criticados y desde 2017 ya hay clases de telar abiertas a cualquier persona interesada.
¿Por qué es importante el rescate del tejido tradicional?
Para Jaime es importante rescatar y revalorar lo hecho en generaciones pasadas, de ahí parte también su labor, de ahondar e investigar tanto en los procesos como en la iconografía.
Ahora sabe que a Cosoleacaque se le pueden atribuir tres artesanías con identidad propia: el enredo tradicional de color amarillo, las fajas de diseño y el mantel tejido.
Aunque aún hay símbolos a los que no les ha hallado significado, él hace tres tipos de fajas y cada una de ellas tiene figuras específicas. En general, son recurrentes el zigzag, la geometría, los cangrejos colorados, perros, aves y parejas tomadas de la mano o familias.
En la actualidad, Jaime González cree que empieza a haber una revaloración del trabajo artesanal textil y en su lugar de origen anima a la gente a recurrir a la siembra del algodón, pero hay resistencia por el esfuerzo y la mayor cantidad de tiempo que se le debe invertir.
Él hace suyo el compromiso de preservar la herencia de los pueblos nahuas originarios, en un taller compartido con su mamá, quien a sus 83 años tiene al telar de cintura como su instrumento favorito, el cual, desde la época prehispánica, auxilió a las mujeres mesoamericanas en la elaboración de indumentaria.