De ser un movimiento de expresión juvenil enmarcado en lo ilícito, lo territorial y con algunos actos de tinte vandálico, el grafiti en Xalapa vive un segundo "boom", ahora como un arte urbano con reconocimiento nacional e internacional, coinciden integrantes del "crew" MRK, nombre que identifica a los grafiteros de la capital del estado.
En entrevista, cuatro de los muchos precursores del grafiti en la ciudad recuerdan 1997-98 como el origen de una historia de adrenalina, de búsqueda por ser mejor y de crecimiento constante hasta llegar a contar 300 grafiteros en el 2000, organizados en distintos “crews”.
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“Nos reuníamos para rayar, cantar, bailar, ver revistas… primero en Enríquez y luego en el mirador del parque Juárez, pero eso desapareció cuando los cárteles llegaron a reclutar a muchos talentos. Por la inseguridad, y como llegaban por ti, esas concentraciones fueron despareciendo pero nos llevaron a una línea más artística”, comparte Salte Quiroz.
"Nosotros solo seguíamos un movimiento del que nos enteramos por grafiteros llegados de otros estados. Sin internet, la 'Bestia' era el gran mural; los vagones rayados nos dejaban ver qué estaban haciendo en otros lados", recuerda Rappapá, quien hoy es historiador y docente.
El grafiti en Xalapa, explica el sociólogo y antropólogo Ulises Chiprez, era salir a “rayar”, a hacer una firma con aerosol y marcar el territorio cobijado por una tribu que reforzaba el sentido de identidad y pertenencia a una comunidad.
¿Cómo era visto el grafiti en Xalapa durante sus inicios?
La población –añade– lo vinculaba con drogas, violencia y pandillerismo, y hubo una unidad antigrafiti con testimonios de personas castigadas por sus pintas con aerosol.
“Para 1999 surge el primer concurso y se adhiere más gente para desarrollar letras estilizadas y líneas de color; se empieza a abrir también el camino hacia políticas públicas pero a propuesta de los mismos jóvenes”, detalla.
El estudioso de las culturas urbanas comparte que con el paso de los años se desarrolló un nivel estético, de mensaje, de composición, logrado por algunos de manera autodidacta y por otros con la incursión en estudios profesionales y de especialización en diseño gráfico y artes plásticas para obtener un mejor resultado.
“En 25 años de historia del grafiti en Xalapa, la esencia sigue siendo la calle, el aerosol”, puntualizan Salte, Poet y Demser, quienes, igual que su camarada Yurek Rodríguez y otros más, han hecho del grafiti un estilo de vida.
Unidos por la adrenalina
Para los fundadores del MRK (Marcando la Rebelión de los Reyes), hoy autores de murales visibles en paredes y edificios de distintas partes de la ciudad, la principal característica de esta comunidad es la hermandad.
“No nos metemos a algunas colonias no por territorialidad sino por inseguridad, por lo demás, somos una hermandad. Se nos acercan jóvenes de 15-16 años y queremos compartirles todo lo que se puede: lo que hemos aprendido en 10 años se lo podemos pasar en un mes”.
Enfatizan en el sentido comunitario, que viene desde antes: “Hubo ‘crews’ de fresas y como no hay sexismo, hubo en su momento unas 30 mujeres, como las RF, las TMR, la WT y la RAK, de las más antañas, con La Traumas como una de sus representantes.
“Hemos colaborado. No hay machismo ni feminismo. Es arte y nos une parejo. Somos camaradas y las luchas son propias, por mejorar estilos”.
Aunque aceptan que se sigue haciendo grafiti ilícito, recuerdan que antes el objetivo era ganarse un respeto, pues era una “guerra no cantada y la manera de obtener respeto era ser el más osado, el más atrevido”.
“Imagínate subirte a espectaculares, a edificios, a hacer la ‘bomba’ más rifada a unos 25 metros de altura, sin ninguna seguridad y con mucha rapidez para que no te cayera la policía”, comparte el artista urbano Demser.
A sus 37 años, opina que detrás de muchos artistas de Xalapa está la esencia del grafiti ilícito, pero concuerda con sus colegas en que lo que ellos vivieron no se volverá a repetir.
“A quienes apenas empiezan no les podemos exigir que hagan lo que hicimos nosotros; las cosas han cambiado y también tienen muchas ventajas. Nosotros abrimos el camino y queremos apoyar a las nuevas generaciones”.
Neto Rodríguez es parte de estos nuevos grafiteros. A sus 18 años, ya hecho tres “bombas” y ver el movimiento artístico urbano le entusiasma, pero considera que en 2023 siguen los prejuicios y todavía se les juzga.
Al respecto, Rappapá llama a no satanizar el grafiti, pues “aunque la gente poco a poco le ha ido dando valor, todavía los cánones familiares son los que marcan mucho”.
Los pendientes
Poet y Salte celebran que actualmente pueden pintar un mural con permiso y en otras condiciones. Y es que la tecnología entró al grafiti y hoy hay una gran diversidad de marcas mexicanas e internacionales hechas por grafiteros, quienes saben las necesidades reales. En el mercado hay gamas y tres presiones, alta, media y baja, con el fin de trabajar con mayor precisión.
“Quienes nos dedicamos a vivir de esto damos nuestro mejor esfuerzo, para satisfacción personal pero también para que quien lo vea se dé cuenta que el grafiti está evolucionando y puede causar otras emociones alejadas del disgusto”, expresa Alberto Poet.
En el denominado segundo “boom”, invitan a las autoridades municipales, a las de turismo y cultura, a conocerlos y apoyarlos, pues han recibido invitaciones de otros países y no han podido asistir por falta de recursos. También, dicen, falta crear eventos que no solo sean iniciativas autogestivas.
“En algún momento pensamos que MRK ya había sido, pero no, está más vivo que nunca y aspiramos a hacer grandes cosas”, expresan.
Grafiti vive momento de expansión en Veracruz
“Aunque se trata de iniciativas independientes, el grafiti en la entidad cada vez está más presente. Vive un momento de expansión”, expresa en entrevista Armando Riesk, grafitero que vio surgir el movimiento en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.
Al hacer un breve recuento de lo que ha significado en la entidad este arte urbano, opina hay un avance en la percepción de la sociedad, con impacto en el desarrollo de los exponentes.
Además, celebra que la búsqueda por hacerlo mejor o generar eventos no sea solo un esfuerzo de grafiteros de municipios grandes, pues también está presente en lugares pequeños como como Puente Jula.
Destaca a esta localidad de Paso de Ovejas, porque ha realizado al menos cinco expo-grafiti, con lo cual congrega a los artistas urbanos y también contribuye a que la población conozca la esencia de estas pintas.
¿Interés social sobre el grafiti?
Armando Riesk considera que en muchos casos ya hay un interés social; “lo que se plasma en los muros da cuenta de las inquietudes de los autores, que muchas veces son las mismas de la sociedad”.
Además de festejar la evolución del movimiento con origen en la clandestinidad, comparte que su vida como artista urbano tiene coincidencia con la de muchos otros.
Aunque nativo del puerto de Veracruz, fue en la Ciudad de México donde inició siendo un adolescente. Su traslado por motivos familiares reforzó su afecto al dibujo y luego vino la necesidad de tener un “crew”.
“Si o si, en el grafiti empiezas ilegal, con gusto por la adrenalina, por rebeldía, por el aplauso, por saber que sí puedes, pero después viene una madurez y es cuando, si te vas a dedicar a esto, buscas un crecimiento”, expresa.
¿Cómo inició en el grafiti mural?
Riesk cuenta que se aburrió de escribir su nombre -su placa- y se inclinó por un grafiti mural más social, que dijera algo, con énfasis en lo prehispánico y lo histórico.
“Busco ensalzar la cultura y lo histórico pero mi apuesta es lograr algo más colorido y darle un toque más fresco”.
Hoy con reconocimiento como artista urbano y como uno de los precursores del grafiti en el estado, llama a los interesados a sumarse, a ampliar la técnica y a conocer “ciertas leyes” no escritas pero que sí llevan a mejores resultados.
A pesar de las dudas que pudiera haber sobre cómo vivir del arte urbano, manifiesta que sí se puede y, en su caso, acepta que hacerlo ha sido su mejor decisión. Aunque cuanta con estudios de ingeniería industrial, su identidad, enfatiza, es la de grafitero.
