La gran cantidad de artistas y literatos que hay en Xalapa no encuentra una correspondencia con el número de foros, centros culturales y galerías existentes, coinciden promotores culturales, quienes en 2021 y lo que va de 2022 han decido reactivar espacios e inaugurar otros.
Contrario a lo sucedido con negocios y hoteles antiguos que han cerrado definitivamente sus puertas durante la crisis sanitaria, en el arte hay una efervescencia por crear nuevos lugares, como “una necesidad de tener una mayor autonomía, generar recursos y apoyar lo mismo a artistas emergentes que a consagrados”.
El elitismo, el favoritismo y el no permitir el mercado del arte son algunos de los problemas más importantes de los recintos oficiales, indican algunos de los entrevistados, mismos que manifiestan hartazgo de estar a expensas de ser programados.
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Manuel Velázquez ve alentadoras las nuevas formas de hacer arte, gestión cultural y política cultural, pues observa que los espacios generan sus propios recursos, lo cual les da independencia de la hegemonía del poder público.
En el caso de la recién inaugurada Galería Cauz, el escritor Rafael Toriz expresa que la intención es articular un espacio formal para “reforzar la creencia en la vocación y la vida frente a la oscuridad y la barbarie: un deseo que solo será posible desde la pluralidad que nos contiene, alimenta y justifica”.
Para ejemplificar lo mencionado, este viernes abre sus puertas el Centro Cultural Literario CCL, de un colectivo que congrega al menos a 60 escritores y poetas. En Juan Álvarez 19, buscan extender el tiempo de sus actividades, pues a veces —dicen— los corren de las librerías, o en las bibliotecas hay protocolos específicos.
El Centro, dirigido por Ada Castañón y Luis G. Mendoza como presidente, no será exclusivo para presentaciones de libros o lecturas, dará lugar también a las artes plásticas y al cine, con miras a expandirse.
Sylvio Letort, quien es fundador de Local, apuesta por generar espacios seguros y no discriminantes para la práctica artística, algo que se ve reflejado en los talleres y programas de formación que ha llevado a cabo.
¿Por qué abrir en tiempos adversos? Explica que en un primer momento fue porque quería un sitio propio para la exploración de nuevas formas de crear y pensar el arte. Un espacio libre de prejuicios y condicionantes, al no haber certeza en ese entonces de si la pandemia iba a durar meses u otros cinco años, postergar no le pareció viable.
Otro motivo importante fue darse cuenta de que en Xalapa existen un gran número de espacios culturales, pero muy pocos promuevan el arte plástico producido desde lo “local”.
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“Creemos que Xalapa no ha terminado de expresar su potencial cultural y queremos generar un vínculo con la comunidad plástica para conformar redes de trabajo y de esta manera seguir difundiendo el arte de la ciudad”.
Opina que esta manera de trabajar implica el desarrollo de nuevos modelos de gestión colaborativa, concursar en convocatorias, invertir sin considerar ganancias y generar redes con otros proyectos. En el futuro la visión es ir más hacia lo social, con programas de vinculación en otras colonias de la ciudad para fomentar el acceso libre a los bienes y servicios culturales y apoyar la democratización de los mismos.
Algunos de los espacios de la iniciativa privada que abrieron poco tiempo antes de la pandemia o en 2022 son Cauz, que además de foro artístico ahora tiene galería; Espacio Nómada, Taller de Emmanuel Cruz, Galería Alejandro Mariano, Galería Fermín, espacio expositivo en ForOculto, Local Taller y club de jazz y blues “Jaco Jazzy Café”.
También, Centro Cultural y Desarrollo Integral, Zona Cero, Teatrito de Imaginarium, Trasmundo Teatro, Sujata y Katari/Espacio café cultural, solo por mencionar algunos.
Se reactivaron desde 2021, Flavia Galería, Cinema Nahual, Artífice Foro, El Telón, Sala de Artes; Área 51, Foro Teatral; El Rincón de los Títeres, Club Cultural Tierra Luna, Formato Libre, Diseñería, y ahora, en conjunto, La Tasca del Cantor y La Casa de Nadie, en Xicoténcatl 76.
El arte es para todos, sentencia el ceramista Roberto Rodríguez, quien cree que aunque es fácil pronunciar esas palabras, la realidad es que muchas personas, por prejuicio o distintos motivos, todavía no tienen acceso. “¡Hay que trabajar en eso!”.