Leer por curiosidad y no por imposición, propone escritor Daniel Goldin

Autor cuestiona si libros son buenos y hacen buenas personas

Maribel Sánchez | Diario de Xalapa

  · sábado 29 de julio de 2023

Daniel Goldin vino a Xalapa a presentar su obra "Los días y los libros. Divagaciones en torno a la hospitalidad de la lectura” | Foto: René Corrales/Diario de Xalapa

El editor y escritor mexicano Daniel Goldin, quien fuera director de la Biblioteca Vasconcelos, afirma que si los niños, las niñas, las familias y las sociedades ya cambiaron, no entiende por qué continúa la idea de que los libros son buenos y hacen mejores personas.

“Eso no es cierto, los libros también pueden ser buenos para prender una fogata y, en todo caso, te pueden hacer pensar, pero no hay que idealizarlos ni tampoco decir que no los leen porque son caros, cuando las personas van al cine, compran palomitas y refrescos y hasta pueden ir disfrazadas y gastar mucho más”, expresa.

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¿Por qué es malo leer por imposición?

Goldin afirma que al cambiar los tiempos y el acceso a los libros, a la oralidad y la tecnología, una de las prioridades es que cada persona se enfoque en valorar sus propias experiencias y aprenda a leer su entorno, ya sea en el plano físico o en el digital.

"No hay una sola verdad, hay que fomentar el placer de investigar", expresó el autor | Foto: René Corrales


En su participación virtual en la 33ª Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil llamó a leer pero por curiosidad, no por imposición ni porque haya grupos de intelectuales que dicten qué sí y qué no tiene valor.

También convocó a arriesgarse a aprehender el mundo de otra manera, tomando en cuenta que uno de los derechos que el ser humano tiene y olvida es el derecho a equivocarse.

“No hay una sola verdad, hay que fomentar el placer de investigar, no de meterse a una biblioteca –si no se quiere– sino de ahondar en la propia vida, en los hábitos, y cómo es posible transformar las relaciones con otras personas. Leer no solo es estar cerca de un texto, se puede leer la vida, el mundo”, declara.

Hijo de un bibliotecario, Daniel Goldin dice ir por la vida ligero, con un pasado como mal estudiante, que pasaba de año de “panzazo” porque estaba interesado en otras cosas.

Su llegada al mundo editorial –cuenta– tuvo más que ver con la necesidad de trabajar, pero no por sentir una fascinación inicial por los libros ni por ser el mejor en su área.

“Lo único que sí he querido es ser un buen papá”, mencionó en charla con la investigadora Olivia Jarvio, y añadió que una de sus ideas para acercar a las personas a los libros es, si acaso, engancharlos como sujetos reales, reconociéndolos como desconocidos incluso para ellos mismos.

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“Me parece que un libro sí sirve para descubrirte a ti mismo como un sujeto desconocido. Nunca sabes quién eres. Entonces llamo a desconocerse perpetuamente y activar la curiosidad sobre sí mismo y sobre el mundo para ver que el horizonte siempre está lejos pero el correr para alcanzarlo te da esperanza, y vas hacia él excitado, con curiosidad. Que el conocimiento te impulse a saber, a imaginar...”.

El escritor comparte que al inicio de su vida laboral tuvo que investigar y no lo hizo leyendo libros sino animando el espíritu lúdico. Opina que eso hace falta, la individualidad, y hacer de los libros y las bibliotecas espacios hospitalarios.

“Desde los tiempos de Vasconcelos seguimos identificando la formación de lectores con regalar libros seleccionados por un grupo de insignes intelectuales, valiosos y famosos, sin darle al lector la posibilidad de escoger. Que lea lo que quiera. Los libros son muy íntimos, no hay que imponer”, indica.

Otra de sus ideas es que no hay que desvincular a la lectura de la experiencia y, en tanto todos nacemos extraños en el mundo, sentirse un tanto refugiados en compañía de otras voces.

“El libro puede ser como una cabaña, te refugias, y a quien vas a recibir es a otra persona desconocida, y vas a ver cómo por un momento el libro es un espacio seguro en mundo extraño”.

¿De qué habla el último libro de Daniel Goldin?

Quien ha dedicado varias décadas a la edición de libros, especialmente dirigidos a niños y jóvenes, así como a la investigación y discusión sobre los usos y política de la palabra escrita, actualmente promueve “Los días y los libros. Divagaciones en torno a la hospitalidad de la lectura”.

En esta obra presenta una selección de escritos que dictó en conferencias. Leer y escribir –dice Goldin– son dos formas del pensamiento y la comunicación, pero sobre todo de crear un mundo y estar en él. Y en este sentido, es más importante el sujeto que lee que el objeto-libro.

“Y aunque la lectura puede ser una línea muy tenue para atrapar a un sujeto, contar cuentos a los niños sigue siendo la mejor posibilidad para dotarlos de un arsenal de vivencias y personajes para jugar a vivir. Crear un mundo y estar en él”.

Goldin esboza en sus ensayos la historia de la literatura infantil y la historia de la infancia para entender sus “Divagaciones en torno a la hospitalidad de la lectura” y cómo se relacionan ambas.

Su libro puede ser descrito como una reflexión para acercarse a la palabra, escrita y hablada. Un motivo para hablar sobre “Los días y los libros” publicado por Océano Travesía.