Hoy y con dirección del joven puertorriqueño Emanuel Olivieri, registrará la Orquesta Boca Pops su primera audición. La jornada denominada Game Night se anuncia para dar inicio a las 20 horas en el Foro Boca y ello representa el primer paso de un logro único en el país y que se contempla con agradable expectativa.

¿Por qué música de videojuegos? Apenas cabría dudar en la eficiencia de la tecnología en cuanto a penetración social respecta. El empleo de la música en los juegos electrónicos es muy similar a la destinada al contexto de la cinematografía. Su uso efectivo puede significar la diferencia entre una experiencia desangelada y un clímax que deja al usuario con deseos de más. Por lo mismo, el reconocimiento a su importancia es creciente y su evolución es obvia para cualquiera que haya jugado en una consola de última generación.

Los videojuegos aparecieron hacia finales de la década de 1970 y su música mediante chips sencillos, generadores de un sonido que se denominó “chiptune”. Hacia inicios de la década siguiente, la música para videojuegos experimentó un desarrollo tan veloz como la misma tecnología y sus bandas sonoras dinámicas fueron empleadas para comunicar información al usuario. En la medida en que las consolas fueron dotadas de chips más avanzados, los creadores de música abordaron renglones más ambiciosos. Fue así que surgieron bandas sonoras de estilo techno para juegos como The Revenge of Shinobi y la serie Streets of Rage. Al ingreso del nuevo siglo, compositores como el estadounidense Trent Reznor dedicaron una buena parte de su talento a la creación de música destinada a incrementar la calidad emotiva de los juegos. Hoy, las pistas de decenas de creadores alcanzan un nivel similar al de las bandas sonoras para el cine. El arte de los juegos musicales es ya toda una industria, con compositores especializados que han ganado respeto y celebridad por sus experimentos con novedosos métodos.

El director invitado, Emanuel Olivieri, es egresado del Conservatorio de Puerto Rico, con Maestría en la Manhattan School de Nueva York. Ha actuado en Brasil, Guatemala, Cuba, España, Portugal y Francia; en nuestro país ha dirigido a la Filarmónica de Querétaro, Filarmónica de Saltillo y Sinfónica Sinaloa de las Artes. Fundador de organismos artísticos, Olivieri fue merecedor de una subsidio de la National Endowment for the Arts y es productor de conciertos con música cinematográfica, de videojuegos y rock sinfónico.