Diablos, panzones, monstruos y otros

El papel maché llegó a su segundo auge y se transformó en alebrijes, que tenemos en los mercados de artesanías, como en el Callejón del Diamante

Anna María Budy M.*

  · jueves 18 de abril de 2019

Foto: Cortesía

En Veracruz todos conocemos la quema de mal humor al inicio del carnaval. Normalmente es una figura alegórica que todos repudian –la imagen de algún personaje, político o de algún mal, como la última vez fue el cáncer de niños–. Las piezas son unas verdaderas obras de arte hechas de carrizo y papel china o de cartón, cargadas de cohetes, que al prenderse ofrecen un espectáculo de luces multicolores y sirven para enterrar el mal humor.

En otras partes de la República mexicana, el Sábado de Gloria se realiza tradicionalmente la quema de Judas de cartón o de papel maché, cuyo origen proviene de los frailes misioneros quienes dramatizaban los hechos de la Biblia y de esta manera hacían más comprensibles los rituales católicos para los indígenas. Durante el Virreinato, en Semana Santa se incendiaban representaciones de Judas Iscariote, quien traicionó a Jesús y de los herejes sentenciados por el Santo Tribunal de la Inquisición. Las figuras de ese entonces eran hechas de paja y de harapos viejos.

El papel maché se descubrió en China, al igual que el papel mismo y fabricaban diferentes objetos laqueados, cascos de soldados y adornos para el hogar, por lo menos desde el siglo II antes de Cristo. De allí se llevó la técnica al Japón, luego a Persia y en el siglo XVII llegó por primera vez a Europa, en especial a Francia. De allí proviene su nombre papier-mâché que quiere decir papel masticado. Rápido se distribuyó la técnica en Europa y consecuentemente alcanzó a México en el siglo XIX. En la época del Porfiriato logra su auge.

Como todo, la técnica fue transformándose a lo largo de los años y en México empezó a llamarse cartonería debido a los cartones que utilizan los artesanos al realizar sus figuras.

Por un lado los objetos de cartonería están muy ligados a los festejos religiosos de Sábado de Gloria, –los judas– o a las posadas –las piñatas–. Del extranjero llegaron juguetes de finos materiales de porcelana y maderas exóticas, fue entonces cuando a algún artesano de pocos recursos se le prendió el foco y utilizó material de deshecho, cartón o el papel de con el que se envolvía las mercancías, nacieron las muñecas Lupita o sea las copias fieles de las muñecas francesas de porcelana con pelo rubio y ojos azules y los caballitos de montar o de palo y muchos juguetes más.

En los años 60 del siglo pasado la artista de papel maché italiana Gemma Taccogna se trasladó de Estados Unidos a la Ciudad de México, donde abrió un exitoso taller en el que inclusive enseñaba su arte a los interesados en aprender la técnica. El papel maché llegó a su segundo auge y pronto fue transformándose en los alebrijes de Pedro Linares, que ya tenemos por doquier en los mercados de artesanías, como en el Callejón del Diamante en Xalapa.

Algunos hablan del declive de los objetos de papel maché, otros al contrario, hablan de su renacimiento. Lo cierto es que aquí, en Xalapa, hoy en día los tenemos a nuestro alcance y más que eso, podemos conocer a fondo esa técnica artesanal gracias a las enseñanzas de la maestra cartonera Ana María González Hernández, quien ofrece talleres en el Centro Recreativo Xalapeño todos los sábados de 11 a 14 horas y los miércoles de 17 a 19 horas. Ella, junto con su grupo de aprendices, ha elaborado judas, muñecas Lupita y muchas figuras más.