En noviembre de 1997 inició en Xalapa la historia de Concreto Récords, la casa del metal underground que hoy es considerada como una de las tiendas y disqueras más importantes del país y con alcance en Latinoamérica.
Ubicado en Victoria número 86, en el centro de la ciudad, este negocio es el único en su tipo en el estado. Se ha dedicado a la gestión de diseño, publicidad, maquila de discos, distribución y difusión del metal y subgéneros como el thrash metal, death metal, black metal y doom metal, solo por mencionar algunos.
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Próximo a cumplir 25 años de servicio ininterrumpido, le ha hecho frente a la piratería, el Internet, la inseguridad y, en un principio, a los prejuicios que hay contra la gráfica, pues el diablo, las calaveras, los símbolos y la muerte como tal provocan cierto rechazo.
El fundador Enrique Portilla Quéchol afirma que otro desafío inicial fue la manera en la cual eran vistos el negocio y los clientes, pues la vestimenta y apariencia eran desafiantes para ciertos sectores de la población.
En la actualidad hay una mayor aceptación, dice para luego compartir que se suma el entusiasmo de los coleccionistas, quienes aprecian y quieren tener un disco, casete o figuras específicas.
En una nueva dinámica, Quéchol, como es ampliamente conocido, vende en tienda física con previa cita. La crisis sanitaria, lejos de afectarle, le abrió las ventanas al mundo. Y es que hace envíos a diferentes partes de México y hasta el extranjero.
“Hay quienes pudieran pensar que Concreto Récords ya no existe o se achicó, pero al contrario, necesitábamos más espacio y nos fuimos especializando. Al principio fue rock, con 80 discos y 30 cm entre uno y otro para que se ocupara una pared”.
Visitar Concreto Récords es adentrarse es un viaje al pasado con boleto de regreso hacia lo digital. Con más de ocho mil artículos, hay desde música de las bandas emblemáticas hasta las más actuales. También playeras, accesorios y estudio de grabación.
Del boca a boca a los fanzines y de estas publicaciones a las redes digitales, Concreto resulta un “tour” de la década de los 80 a 2022 de la mano de Quéchol, quien en un principio era fan del rock en español pero cuenta que fue en concierto de metal donde se “endemonió”.
Aunque acepta que su propuesta ha alcanzado reconocimiento, en general cree que a nivel nacional Xalapa siempre ha sido irrelevante para la comunidad del metal.
Xalapa tiene sus características culturales, pero ha sido irrelevante porque es muy underground o efímero. Tiene mucha gente que consume esta música, más de lo que se cree
Además, "todo de una manera muy subterránea porque no hay puntos donde se puedan dar estas manifestaciones”.
Expone que los pocos que existen son pequeños bares, lugares muy modestos; “no ha habido una construcción de carácter continuo que permita hacerlo más grande, sumado a que es un movimiento autogestivo, sin apoyo formal por parte de las autoridades”.
Opina que las autoridades piensan que el folklor es lo único cultural y que el son jarocho y el jazz prácticamente se llevan los reflectores, cuando en realidad Xalapa es multifacética.
La génesis de este movimiento fue una comunidad rockera que decía en broma ser hija de Chuck Berry, sin importar el género que les gustara, poco a poco por afinidad fueron “más extremo, más rápido, más pesado, más técnico, más blasfemo y más impactante visualmente”.
Recuerda que después vino una reagrupación: “los punks, los alternativos, los ska, los metaleros, los góticos, los darketos y otros más, lo cual se da porque la propia masa social va creciendo”.
Xalapa, reitera, siempre ha sido una comunidad nutrida pero también efímera por ser una ciudad estudiantil de paso. Actualmente Concreto Récords vive un buen momento, asegura Quéchol, quien compagina esta iniciativa con su labor como docente en el Colegio Preparatorio de Xalapa. Para saber más de esta propuesta se sugiere visitar www.concretorecs.com.