Como un estudio auditivo del paso del tiempo, la naturaleza y de la presencia humana, el reconocido artista sonoro colombiano, Leonel Vásquez, inauguró su exposición “Canto rodado”, en la sala de exhibiciones temporales de la Fonoteca Nacional. Una muestra en la que, a través de dispositivos, parecidos a fonógrafos o gramófonos, se reproducen los sonidos en la superficies de piedras recolectadas de ríos que han sido contaminados.
“En este proyecto, con lo que nos encontramos es con el canto de las abuelas. Lo digo así porque las rocas para muchas sociedades, especialmente de los territorios originarios, han sido consideradas como seres sagrados y que tienen en su interior ‘silencios’ fundamentales, donde están inscritos los tiempos, así como los ires y venires de la humanidad en los últimos siglos”, explicó Leonel Vásquez en un recorrido por la muestra previo a la apertura.
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La exposición, que al mismo tiempo se vuelve una especie de instalación sonora, exhibe una selección de piedras de distintas dimensiones, superficies y materiales, que al ser una exhibición en México son provenientes del Río Magdalena, uno de los últimos que no han sido entubados en la Ciudad de México y que pasa muy cerca de la Fonoteca. La variedad en los tipos de rocas, explica el artista, expresa las condiciones en las que a lo largo del cauce del río, tiene relación con su entorno, así como con la presencia humana.
“Las rocas cuentan memorias registradas, de las cuales, desde la ciencia podemos identificar cuáles son sus composiciones. Pero, más allá de eso, estas guardan la relación de lo humano con la naturaleza, entendiendo que lo humano también es naturaleza y que nosotros también somos un río, pues nuestros cuerpos están llenos de agua. A veces quisiéramos estar más conscientes de ello, para que cuando veamos ríos, como este que pasa al lado de la Fonoteca, nos sintamos mal, porque al contaminar sus aguas, también nos estamos contaminando”, expresó Vásquez.
Varias de estas piedras son colocadas en artefactos giratorios, y a través de fricción con madera, sus superficies son transformadas en vibraciones con tonos y patrones únicos e irrepetibles, los cuales “en conjunto parecen un solo canto, pero que si uno se acerca puede, escuchar su particularidad.
“Cuando yo me acerco a las maneras en que la naturaleza trabaja la materia. Creo que la inspiración fundamental de este proyecto, fue identificarme con lo que la geología llama ‘cantos rodados’, que son guijarros, formas en las que los ríos han ido redondeando las piedras.
“Esto nos muestra que la temporalidad de lo humano es limitada, frente a la temporalidad de los cambios en la naturaleza. Así, lo blando y lo duro, es una cuestión de tiempo, las rocas no son duras, sino que son blandas, pero lo que pasa es que no tenemos el tiempo para contemplar todas sus transformaciones”.
La muestra, que sólo es un pequeño fragmento de la que se ha llegado exhibir en otros espacios en Colombia, finaliza con la proyección de una serie de postales fílmicas de varios ríos colombianos, en las que se escucha el ambiente en el que estos corren, incluyendo a las mismas comunidades que los rodean, varias de ellas indígenas.
“Es a través de la escucha que muchos de mis proyectos logran expresar el sentir de las cosas. Llevo muchos años trabajando con ríos, rocas, árboles y otro tipos de formas y vidas humanas y no humanas, en la búsqueda de tener un diálogo en cercanía que nos permitan entender mejor qué es lo que hemos hecho bien y lo que hemos hecho mal como humanidad”, finalizó Leonel Vásquez.
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La muestra permanecerá abierta hasta enero de 2024 y podrá visitarse en Francisco Sosa 383, Barrio de Santa Catarina, Coyoacán, con entrada libre.