Hay lugares emblemáticos en la historia. Espacios que guardan datos, historias, huellas que son determinantes en el derrotero de los pueblos. Uno de ellos es Cempoala, asentamiento habitado hace 500 años por totonacas quienes, seguramente con asombro, del mar vieron llegar a personajes extraños para ellos. De piel blanca, vestimentas metálicas, armas no conocidas y ambiciones manifiestas que irían avanzando por territorios para ellos incógnitos pero que tarde o temprano dominarían a base de espada, alianzas y fuego.
La abundancia de afluentes le dio nombre al lugar que en náhuatl significa “lugar de veinte aguas”. Ahí, Xicomecoatl, el “Cacique gordo”, haciendo gala de hospitalidad, atendió a los hombres ultramarinos.
Con puentes de traducción que ya habían trabajado, los forasteros entendieron que tierra adentro, en el altiplano, existía una población poderosa que dominaba la región donde, en ese momento, eran atendidos. Un giro radical estaba por escribirse.
La invasión española, la epidemia de viruela, el tiempo y la imparable maleza, fueron ocultando esta ciudad de construcciones circulares y edificaciones con pilares semejantes a las chimeneas.
En 1890, el veracruzano Francisco del Paso y Troncoso, quien estaba al frente del Museo Nacional en los periodos de gobierno de Porfirio Díaz, emprende una expedición por la región totonaca de Veracruz y redescubre Cempoala.
Esta travesía que desentierra joyas arqueológicas es puesta en un libro, a su vez en una joya editorial, bajo el nombre de Cempoala. Lugar de veinte aguas, con las aportaciones de Antonio Saborit, Félix Báez-Jorge, Sergio R. Vásquez Zárate y David Maawad.
El historiador Saborit, en el prólogo, nos explica los motivos de Francisco del Paso y Troncoso para formar la Comisión Científico de Cempoala compuesta por ingenieros, zapadores y artistas que reunieron piezas arqueológicas e historias para la Exposición Histórica-Americana organizada por el gobierno español.
En el escrito “Lugar de veinte aguas”, el antropólogo Félix Báez-Jorge y el arqueólogo Sergio R. Vásquez Zárate nos ubican históricamente en la importancia de Cempoala y la llegada de Hernán Cortés y sus huestes desde la Villa Rica.
Y en “La reconstrucción de un viaje”, David Maawad nos presenta una excelente muestra fotográfica de Rafael García que da cuenta de la expedición que sigue los pasos de Cortés hasta Cempoala. Las imágenes son un verdadero tesoro que nos muestran 500 años de historia fotografiados hace 120 años.
Cempoala. Lugar de veinte aguas, de Antonio Saborit, Félix Báez-Jorge, Sergio R. Vásquez Zárate y David Maawad, es una coedición de la Secretaría de Cultura, el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Universidad Veracruzana. El libro se presentará hoy a las 18 horas en el Museo de Antropología de Xalapa.