Xalapa, Ver.- Tras estudios y un proceso de restauración de casis tres años, la escultura de un Huehuetéotl (dios viejo del fuego) hallada en Veracruz nuevamente es anunciada como uno de los grandes atractivos del Museo Nacional de Antropología e Historia.
En la presentación de la pieza descubierta hace más de 80 años en Cerro de las Mesas en la cuenca baja del río Papaloapan explicaron que fue elegida junto con otras 12 obras como parte de un proyecto integral de conservación y restauración auspiciado por la Unesco.
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Además de la deidad representada como un anciano encorvado cuyos brazos y manos reposan sobre sus piernas en posición de loto, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) incluyó en su propuesta cabezas colosales olmecas.
La subdirectora de Arqueología del Museo, Laura del Olmo Frese recordó que la escultura de Huehuetéotl fue hallada durante las excavaciones comandadas por Matthew Williams Stirling.
Expuso que lo primero que encontraron los arqueólogos fue un recipiente circular que contenía los brazos y las piernas del personaje; debajo encontraron el torso con los restos óseos de un infante en su interior.
A metros de ahí se localizó la cabeza, pero en un inicio no se identificó como parte de la misma pieza. Además, una particularidad es que fue “matada” simbólica y literalmente, pues fue rota para ser sepultada como parte de un ritual, detalló.
El coordinador del proyecto de restauración de la escultura, Sergio González García comentó que el contexto del hallazgo definió las primeras interpretaciones de los arqueólogos.
Rememoró que la primera intervención fue entre 1941 y 1950 en el Museo Nacional, siguiendo los criterios de restauración de esa época. La estructura de los brazos y las piernas se hizo de fragmentos de varillas y pernos de madera, y se rellenaron de yeso y cemento.
Para el año 2010, dijo que elaboraron un dictamen del estado de conservación de la pieza, el cual arrojó problemas estructurales resultado del envejecimiento de los materiales de restauración, errores de armado y desfases en las uniones, aparte del excesivo peso adicional derivado de rellenos de cemento y refuerzos internos.
Expuso que la escultura pesaba 74.3 kilogramos y tenía fisuras en ambos brazos, y que fue en febrero de 2019 cuando inició la restauración integral, con una nueva estructura interna; ahora pesa 44 kilos.