En 2002, seducida por la idea de capturar la luz de neón en imágenes, la artista visual Yolanda Andrade dio un giro a su trabajo fotográfico en cámara analógica y en blanco y negro al que dedicaba su tiempo desde 1977. Con cámara digital y dispuesta a hacer fotografía a color, inició un viaje que la llevó a varias ciudades de México, así como a Ámsterdam, Chicago, Nueva York y Nueva Delhi para capturar atmósferas nocturnas. Una parte del resultado de este proyecto de largo aliento puede ser apreciada desde hoy en la Pinacoteca Diego Rivera, sitio en el que se efectuará la inauguración de La noche, a las 19 horas.
La serie, que ya ha sido expuesta en otras galerías, tiene ligeras variantes en cada recinto. En Xalapa habrá oportunidad de conocer 28 fotografías de sitios urbanos, hoteles, plazas, calles, cafeterías… También, por primera vez se podrá observar dos retratos, Ojos azules (Ciudad de México) y La Tiburona (Veracruz), en los cuales la artista incorpora personajes travestis.
La serie, que cuenta con apoyos del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, es parte de un proyecto mayor cuyo financiamiento concluye en septiembre próximo y que no sólo incluye fotografías de la noche sino también del paisaje urbano, de los objetos, de la naturaleza, de temas como la soledad, el deseo, la tristeza, la fiesta y todo lo que aparece ante la inquieta mirada de la autora.
La fecha de conclusión no tiene mucho significado para Yolanda Andrade, porque ella trabaja con o sin becas, a veces con muchas dificultades económicas. Sus series, dice en entrevista, “pueden durar toda la vida con su consecuente evolución”.
Y es que la oscuridad y la quietud o el movimiento, en contraste con las luces que se ven por las noches, no son un interés tan reciente, ha sido una fascinación surgida desde su juventud, a la par de su afecto por el cine y la literatura.
“Me gusta mucho la poesía de Alejandra Pizarnik, poeta argentina que se suicidó a una edad muy temprana. Ella escribió sobre la noche poemas muy fuertes, muy personales, en los que volcó todos sus sentimientos. Otro gran literato, Julio Cortázar, me conmocionó con Rayuela. Él radicó en París y pasó mucho tiempo con sus amigos, en veladas en las que sonaba el jazz, la música que yo realmente escucho. En fin, siempre me ha gustado la noche, pero como fotógrafa no me animaba a trabajar a esas horas; llegado el momento empecé a viajar y vinieron los recorridos nocturnos por ciudades, donde fotografié la luz, la atmósfera y también lo que se siente en lugares en los que la mayoría no tiene amigos y se camina por las calles de manera intuitiva. La serie que muestro es además mi relación personal con la noche y al mismo tiempo es mi memoria, mi diario visual de todo lo que voy viviendo”.
Yolanda Andrade, originaria de Villahermosa, Tabasco, ha expuesto en México y en el extranjero, es autora de varios libros y ha obtenido varias becas, pese a ello, acepta que cada vez es más complejo vivir del arte, pero no es de las que claudica. A sus 68 años tiene aún mucho por hacer. Adonde ella va, también va su fiel compañera, su cámara.