El artista Julio González (1876- 1942) decía “La escultura es una manera de dibujar en el espacio".
Él era un orfebre catalán avecindado en París, que se debatía entre dedicarse a la pintura o a la escultura. En el taller de su padre había aprendido a trabajar el metal para realizar objetos decorativos y joyería. Más adelante, al final de la Primera Guerra Mundial, laboró unos meses en la fábrica de automóviles Renault, donde aprendió a usar la soldadura autógena, una forma más moderna e industrial para unir metales. Esto le permitió empezar a crear esculturas en acero, bronce, hierro y cobre sin necesidad de seguir los pasos tradicionales (primero hacer la figura en arcilla o piedra y luego el vaciado en metal) lo que le acabó dando mucha libertad para sus obras. Conocía muy bien a Pablo Picasso (1881-1973). Ambos habían emigrado a Francia desde Barcelona alrededor de 1900 para forjarse un futuro en el mundo artístico parisino.
A finales del siglo XIX y principios del XX hubo muchos inventos que cambiaron, también, las expresiones artísticas;por ejemplo, ya no era necesario representar a las personas o las escenas de una manera realista, con detalle. Para ello estaba la fotografía. Así que muchos artistas se abrieron a inventar otras maneras de expresar ya no lo que veían, sino lo que percibían. Este es uno de los múltiples factores que permitieron el nacimiento del arte moderno, empezando por el impresionismo y el cubismo.
Picasso, inquieto y creativo, estaba buscando una manera de darle volumen a sus pinturas. Así que se acercó al taller de Julio González para iniciar la que sería una colaboración que duraría unos cinco años.
González tradujo los bocetos de Picasso en obras tridimensionales y le enseñó a fundir las piezas de metal para crear varias esculturas inspiradas en sus diseños como Mujer en el jardín (1930-32), que forma parte de la colección del Museo Reina Sofía, en Madrid. Crearon juntos un nuevo lenguaje entre dibujo y volumen, entre las dos y las tres dimensiones.
El Museo Municipal de La Haya (Gemeentemuseum) exhibe las obras que ambos artistas crearon en conjunto, para mostrar al mundo los trabajos (orfebrería, pintura y escultura) de Julio González quien no alcanzó tanta fama entre el público en general como la que gozan algunos de sus amigos, por ejemplo Pablo Picasso o Constantin Brâncusi(1876-1957).
Sin embargo en el año 2000 el IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno, que posee la colección más importante de sus obras: 120 esculturas, 20 pinturas y 70 dibujos) instauró el Premio Julio González que reconoce a personas de proyección internacional que destacan en el ámbito de la creación artística.
De los collares a los adornos para mesa; de las máscaras y cabezas realistas a las vanguardistas; de sus pinturas modernistas de campesinas catalanas con niños en brazos, a las que llamó Montserrat, a los rostros cubistas que después inspiraron esculturas; para terminar con sus esculturas abstractas a gran escala que representan a la mujer. Estas son casi solo líneas trazadas en el espacio, que nos permiten percibir distintos aspectos de estas esculturas según las vemos. Esta es la magia de mostrar volumen con objetos huecos, vacíos, algo que nadie antes de Julio González había logrado.
Julio González es considerado uno de los escultores más importantes del siglo XX. Su obra influenció a importantes artistas de posguerra como David Smith y Eduardo Chillida. Rompió con las técnicas tradicionales de la escultura y creó una nueva tendencia.
La exposición estará abierta hasta el 2 de abril. Para mayor información:
www.gemeentemuseum.nl