Ganadora de Premio Nacional de la Juventud toca con arco prestado; pide apoyo

Con dieciséis años de edad y ganadora en cinco concursos internacionales, la violinista veracruzana mantiene la esperanza de que alguien la ayude a tener un buen instrumento y un arco propio

Jorge Vázquez Pacheco|Colaborador

  · lunes 4 de noviembre de 2019

Violinista, estudiante de la Facultad de Música de la UV/Foto: Facebook


Ganadora en cinco concursos internacionales, uno de ellos en categoría libre sin límite de edad, sabe demasiado temprano de las vicisitudes que debe enfrentar para el logro de sus propósitos. A sus 16 años de edad, con doce de trayectoria como violinista y actual estudiante del tercer semestre de licenciatura en la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana, Aisha Corona recibió el pasado 21 de octubre el Premio Nacional dela Juventud 2019, en la Ciudad de México y de manos del presidente de México.

La suma de sus méritos resultó abrumadora entre las casi mil 600 solicitudes procedentes de todo el país, de modo que el Instituto Nacional de la Juventud (INJUVE), entidad responsable de la evaluación, decidió que a ella habría de entregarse el reconocimiento para “Expresiones Artísticas y Artes Populares”, en categoría para menores de edad.

Al mencionar Aisha que la ayuda de su madre, Nicté-Ha Aguilar, fue básica para el acopio de la documentación probatoria presentada, procede a enunciar el listado de sus logros. A la edad de cinco años ingresó al Instituto Superior de Música del Estado de Veracruz, a los seis debutó bajo la dirección de Rey Alejandro Conde, lo que le convierte en uno de los solistas con orquesta más jóvenes en los anales de la música en México. A partir de ello ha ofrecido recitales y conciertos en México y Estados Unidos, es invitada frecuente de la Universidad del Norte de Texas y en 2015 ofreció seis conciertos como solista con la Sinfónica de Xalapa, luego de ganar el concurso convocado por la propia OSX.

En marzo de 2017 gana el concurso para actuar como solista con la Sinfónica “Silvestre Revueltas” en Celaya y,en junio de 2018, el tercer lugar en el Concurso Internacional ENKOR. Al mes siguiente participó en el Instituto de Verano de la Universidad del Norte de Texas y allí resultó ganadora del concurso convocado por la institución, lo que le hizo acreedora a la distinción de ser solista en el Concierto de Gala. En febrero de 2019 se adjudicó el segundo lugar en el Concurso Internacional Best Mendelssohn y en marzo ganó el primero en el Concurso Best Vivaldi Performance International.

En el presente 2019 se le asignó una beca por la Universidad del Norte de Texas y ganó el concurso del Global Summer Institute of Music (GSIM) para actuar como solista con orquestas en Virginia, Estados Unidos. También se le seleccionó como depositaria de la beca del Protegé Competition GSIM y fue parte del elenco Pop Up Experience 2019, que muestra lo mejor de la música en México.

Además de tomar cursos magistrales con artistas importantes, actualmente es alumna de Míkhail Medvid, actual Violín Concertino en la OSX.

SIN APOYOS

A la par con su talento, sensibilidad y sorprendente madurez artística, marchan los problemas y Aisha enfrenta limitaciones por demás preocupantes. Son muchos los concursos a los que no asistió por falta de recursos, un solo viaje implica para ella y su madre esfuerzos enormes para el acopio que les permita enfrentar los egresos monetarios (muchos convocantes no cubren siquiera los gastos básicos), Nicté-Ha debe recurrir a rifas y a la solicitud de aportaciones para costear boletos de avión y gastos de hospedaje.

“Acudir a concursos de nivel internacional, con participación de artistas experimentados procedentes de muchas nacionalidades y obtener primer lugar en cinco de ellos, se comenta fácilmente pero exige un descomunal trabajo que podríamos superar si Aisha tuviese un apoyo”, comenta Nicté-Ha. Y no es Aisha solamente; también tiene a su otro hijo, Alejandro, pianista dos años menor y que despunta como ejecutante habilidoso.

Aunque todo lo anterior es preocupante en sí, lo que mayormente aflige a la joven violinista es su instrumento.

Quiero mucho a mi violincito pero ya no me responde como necesito; no me funciona para abordar las exigencias de un concurso importante. Todos los demás participantes llevan buenos violines porque, para dar curso a una carrera, se necesita un buen instrumento. Para colmo, no tengo arco propio; el que empleo me lo presta el maestro Medvid.

Con todo el cúmulo de expectativas agradables que se abren ante ella, Aisha (vocablo de origen árabe que significa “Vida”) tiene bien claros sus objetivos. No desea ser parte de una orquesta porque sus aspiraciones apuntan del todo hacia la carrera como solista. Pero para dar el debido cauce a sus aspiraciones, requiere también de un buen arco… y los arcos suelen ser tan caros como el violín mismo.

¿Podrán –querrán– las autoridades de la UniversidadVeracruzana y de las instancias de cultura gubernamentales, apoyar y respaldar la continuidad para tan brillante desempeño artístico?