Xalapa, Ver.- “Para los directores jóvenes, hacer música con los maestros de la Orquesta Sinfónica de Xalapa es oro molido”, opina Rodrigo Sierra Moncayo, quien dirigirá a la Orquesta Sinfónica de Xalapa en concierto programado para este 4 de diciembre a las 20:30 horas, en Tlaqná.
Agradecido por la invitación y con sonrisas constantes, Rodrigo Sierra celebra poder asistir a Xalapa por tercera ocasión para ser parte de un proceso en el cual —dice— se nutren tanto él como las filas de la orquesta profesional.
Define la oportunidad como “maravillosa, pues se trata de hacer música al mayor nivel técnico y artístico del país”.
En entrevista, elogió el sonido depurado de la agrupación, sobre todo porque ahora trabaja prácticamente con puros alientos y, afirma, puede atestiguar nuevamente la calidad que tienen ya como ensamble consolidado y la comodidad de tocar entre ellos.
CONCIERTOS DE CÁMARA
La presentación del actual director artístico de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Zapopan y del Palacio de la Cultura y los Congresos en Jalisco se da en el escenario mundial de contingencia sanitaria por Covid-19, con un grupo reducido de músicos.
Al respecto, expone las dificultades, la incertidumbre y el temor generado por estar vulnerable ante el virus desconocido, con la cautela posterior para reanudar actividades con los protocolos sanitarios. No obstante, afirma que en la música se da algo interesante: poder revisitar otras obras.
“De alguna manera, grandes orquestas, por las dimensiones que tienen y por su tipo de programación, no siempre las puedan hacer. Definitivamente, toda dificultad representa una oportunidad”, manifiesta para luego hacer algunas anotaciones sobre lo que podrá escuchar el público, piezas de repertorio no necesariamente tan conocidas como otras, “pero sí de una gran calidad”.
Explica que la primera obra es del estadounidense Samuel Barber, compositor de la primera mitad del siglo XX. Mutaciones de Bach fue escrita para alientos, metal y timbales basada en el himno luterano de Cristo, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
“Es una obra muy interesante donde vamos a escuchar, a manera de canto gregoriano, primeramente el himno tal cual existía y después una serie de variaciones que hace el maestro. Hacia la segunda mitad tiene al primer corno haciendo los recitativos, casi como si estuviéramos escuchando una de las pasiones de Bach”, detalla.
De la Serenata Op. 44 de Anton Dvorak para alientos dice: “Es muy hermosa y hace reminiscencia de la música que se escribía en la Europa Central de la segunda mitad del siglo XVIII. Recuerda algunas de las partitas o serenatas de Mozart, nada más que con un toque de la región de bohemia”.
Rodrigo Sierra exhorta a la población a continuar cuidándose. A quienes planeen acudir al concierto les reitera que será un placer coincidir en el mismo espacio.
Antes de despedirse, el nieto de José Pablo Moncayo afirma que su apellido no ha sido un peso sino una bendición e inspiración. Aunque no convivió con el compositor, porque falleció 25 años antes de que él naciera, ve sus raíces como un aliciente.
“José Pablo Moncayo me parece un músico importantísimo en el repertorio nacional e internacional, con un dominio de la orquesta como pocos compositores han tenido. Aun cuando no lo conocí, siento como si sí, y es un modelo a seguir”, declaró.