En algún tiempo, cuando vivía en su natal Ciudad de México y apenas era un niño, Germán Martínez Aceves tuvo entre sus aspiraciones ser presidente de la nación. Ahora, con 64 años, en su semblanza no aparece como un político que acumula detractores, sino como un querido personaje xalapeño.
Comunicólogo, promotor de libros, productor y conductor de radio, investigador, columnista, melómano, difusor de actividades artísticas y culturales, pieza indispensable de la Feria Internacional del Libro Universitario, así es la labor abreviada del profesional que afirma convencido que su mejor elección fue el cambio de ruta.
Su llegada Xalapa desde Ciudad de México
Para el licenciado en Comunicación Social por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, quien se quedó en Xalapa desde 1990 porque se enamoró, los proyectos culturales tienen una función fundamental.
“Si no se hace comunicación con compromiso y pertinencia social, para mí no tiene sentido. Me preocupaba y sigue preocupando que nos toca vivir etapas complicadísimas con la violencia. La mejor manera de contrarrestarla es con la educación, la cultura, el arte; es crear sensibilidad y otras oportunidades”, expresa en entrevista.
“No es que se vaya a acabar el problema de la violencia con una feria de libro, pero sí aporta un granito de arena a alguien que puede hacer que la vida cambie. La comunicación tiene que ver entonces con cambios en estructuras sociales para hacer mejores seres humanos”.
Respetuoso de la comunicación empresarial, comercial y de medios, por nombrar algunas, dice tener la convicción de hacer las cosas con el corazón.
“La comunicación es básica para compartir, para formar, para comprometerse. Es parte de la estructura de una sociedad y es fundamental”, declara quien en 2024 ve como gran desafío que los Pumas de la UNAM sean campeones.
Y es que Germán Martínez puede hablar con seriedad, pero su buen sentido del humor se hace presente.
Quien hoy se sabe usó el pseudónimo de “Conde de Saint Germain” durante algún tiempo para desarrollar su espíritu crítico, afirma tener un grupo sanguíneo único: por sus venas corre sangre azul y oro, no discutible ni siquiera con científicos.
¿Qué hay detrás del comunicador destacado?
Por fuera, un personaje que en 2024 cumple 25 años de usar tirantes. Todavía tiene fresco el día de su cumpleaños 39, cuando su esposa, Gemma, le dio los primeros al saber su afecto por la vestimenta de la llamada Época de Oro del Cine Mexicano.
En la mente y el corazón, los recuerdos de su infancia están tanto en la Ciudad de México como en Xalapa, pues los familiares de su papá, ferrocarrileros y revolucionarios en su momento, radicaban en la zona.
Acostumbrado al viaje constante, no dudó en hacer su servicio social en Radio Teocelo; después se dio la oportunidad de trabajar y ese, afirma, era su sueño. Estuvo en la Radio de 1985 a 1990, en una experiencia descrita como “sensacional”. Hacer una radio de campesinos con la participación de ellos le daba buenas dosis de entusiasmo y satisfacción.
Romántico, Germán se enamoró y en 1990 decidió vivir definitivamente en la capital del estado veracruzano.
- Te puede interesar: La marimba lo acompañó desde niño: Jorge Barranco y su historia en la música
“Me enamoré… Fue una especie de síndrome de Hernán Cortés: quemé mis naves y me quedé en Xalapa. Empecé a trabajar en diversas cosas y a conocer a varias personas, como Carlos Romano, porque como siempre, traía libros en la mano —y eso no se me quita— y le pedí colaborar. También conocí a Leonardo Ortiz, del Combo Ninguno; hablábamos de música afroantillana”.
Su importante labor en la UV
El año de 1995 fue un año crucial: entró al Departamento de Prensa de la Universidad Veracruzana (UV), institución que desde entonces es su casa y donde ha tenido distintos encargos y colaboraciones.
Hablar de Germán Martínez es hablar de columnas como “Corre, Lee y Dile”, los programas radiofónicos “Oye, lee y dile”, “Voz Universitaria” y “En esta casa somos melómanos”, solo por mencionar algunos.
En 2024 no piensa en la jubilación. Disfruta su trabajo en Radio UV y en la Editorial UV, tanto como su vida familiar al lado de Gemma y a quienes considera como sus hijos: Esteban y Lucy.
Hijo de Rafael Martínez y Teresa Aceves, hermano de tres mujeres, Germán Martínez mantiene dos pasatiempos: escuchar música y hablar de deportes; incluso tiene un grupo de amigos: los “Maradonianos”, surgidos tras la muerte de la leyenda del futbol.
La historia de vida de Germán Martínez requiere amplios espacios, pues quedan fuera anécdotas a bordo de transporte de carga al lado de su papá, quien cubría la ruta Veracruz-Xalapa-Perote-Puebla y también fue “pelotero llanero”, segunda base del equipo de beisbol “Transportes Victoria”. Germán también fue beisbolista, pero esa es otra historia.