“El huapango huasteco vive un auge en Veracruz del que poco se habla pero es real; en el norte del estado está encendida la sangre y la pasión por la música y la danza”, expresa en entrevista la promotora cultural de la Huasteca, Antonia Vera Baltazar.
“Toñita”, como es conocida en Tepetzintla, es considerada una pieza clave en el avivamiento del huapango, un fenómeno entre jóvenes del que ella dice sentirse orgullosa y con energía para seguir trabajando.
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¿Quiénes practican el huapango huasteco?
En visita a Xalapa, donde recibió reconocimiento por su labor de parte de la 33ª Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil, apuntó que el huapango huasteco ya no es de músicos viejos sino de niños, niñas y jóvenes músicos, con lo que el futuro es promisorio.
Se menciona mucho el son jarocho y su impacto mundial, ¿pero qué pasa con el huapango huasteco? Toñita va al pasado y lamenta que por lo menos en Tepetzintla y la región, durante décadas haya estado relegado a las cantinas.
Este estilo musical, que tiene entre sus instrumentos comunes a la quinta huapanguera, la jarana y el violín, cayó en el olvido, estuvo ausente y no hubo quien hiciera nada. Cuando alguien alzó la mano para el rescate, dice Toñita, “fue una mujer en una sociedad machista”.
¿Cuáles son los orígenes de Antonia Vera Baltazar en la música?
“En la radio, a las 8 de la mañana, y en la tarde, por una estación de Tampico, mi abuela escuchaba huapangos. Así fue mi infancia, con una música que siempre tengo en mi mente y mi corazón”, recuerda en entrevista quien también es activista de los derechos humanos e igualdad de género.
Toñita creció muy cercana a una cantina familiar, la cantina de su padre, donde le tocó escuchar a los huapangueros que encontraban un refugio en ese limitado espacio.
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“A veces los contrataban para un bautizo, una boda o para acompañar a las familias de un muertito. Fue gradual, pero poco a poco se les fue relegando. Ya no estaban en las fiestas y cuando después de casarme salí del pueblo y regresé, ya habían desaparecido”, narra.
“Me impactó mucho que había danzas pero ya no había músicos. En la calle vi a un joven que acompañaba a un grupo de danzantes y él no llevaba instrumento musical, él llevaba una grabadora grandota en el hombro”.
“Hubo un momento en el que los músicos se acabaron en Tepetzintla pero ahora están diseminados por todos lados”, expresa quien porta ropa representativa de la Huasteca para, dice, promover la artesanía textil y hacer saber que en el norte de la entidad también hay valiosos bordados.
Durante 25 años, Toñita ha emprendido distintas acciones para que en 2023, el huapango huasteco nuevamente esté colocado en el espacio público.
Antonia Vera ya es un personaje veracruzano y así es presentada en los eventos culturales. Es fundadora de la asociación civil Huitzitzilin, desde donde ha impulsado la formación musical infantil.
Ha habido constancia y esfuerzo, acepta, pero “son más las satisfacciones, el cariño recibido y la dicha de poder decir ¡que viva la Huasteca!”.
Se sincera y comparte que al principio tenía la preocupación de qué pasaría cuando ella ya no estuviera, pero se ha ido esa idea, “muchos niños que empezaron en los talleres a la edad de 10 años ahora son jóvenes músicos con carreras pero no se van del nido y ellos les enseñan a más personas”.
Actualmente, además de en Tepezintla, hay semilleros de huapango huasteco en Amatlán, Chicontepec y Colatlán, dice la mujer que opta por trenzar su largo cabello blanco y no dejar de usar su mandil, pues detrás de él hay historias que, apunta, no se cuentan.
“En los tiempos en que empecé a investigar por qué no se tocaba el huapango, para mí fue difícil, ni se diga cuando vinieron los talleres. No se concebía en un pueblo de hombres machos que una mujer pudiera hacer algo por su comunidad”, menciona.
Añade que antes los hombres arreglaban sus asuntos en las cantinas, pero ella optó por buscar a personas afines a la escucha del huapango.
“Los resultados de ese interés -dice con amplia sonrisa- hoy son visibles y hacen visibles a hombres y mujeres por igual”.
“Es un honor haber nacido en la tierra en la que me tocó nacer”, puntualiza quien en reconocimiento en el Colegio Preparatorio de Xalapa fue anunciada como claro ejemplo del poder transformador del arte y las tradiciones.
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“Toñita ha promovido la labor de artesanas y artesanos de la región, ha incentivado la puesta en valor de fiestas comunitarias como la celebración del Elotlamanalistli (ofrenda al maíz) y el festejo de la Misa huasteca.
También ha organizado la Fiesta del Huapango de Tepetzintla a lo largo de 23 años, evento de gran relevancia para la Huasteca y un punto de referencia para músicos y versadores huastecos, además de una plataforma de gran importancia para niñas y niños huapangueros”.