In Vivo / Conservar la milpa

Atesora diversidad de especies, prácticas de manejo amigables con el ambiente, alimentos nutricios, soberanía alimentaria y conocimiento tradicional de generaciones, etcétera

Rosa María González Amaro

  · lunes 25 de marzo de 2019

Foto: Cortesía

Cada vez que escuchamos o leemos la palabra milpa, la asociamos con el maíz y el campo, sin embargo, ésta engloba un amplio significado ecológico, agrícola y cultural.

La palabra milpa deriva del náhualt milli que significa “parcela sembrada” y pan “encima”, que quiere decir “encima de la parcela sembrada”. El concepto generalizado de milpa es el sistema agrícola que se basa en el cultivo del maíz y es acompañado de frijol, calabaza y chile, principalmente.

El maíz es el sustento diario de los mexicanos, en nuestro país hay 59 razas nativas que nos caracterizan como centro de origen y diversificación; en Veracruz se distribuyen 23, las razas Coscomatepec y Tuxpeño son nativas del estado, está última ampliamente distribuida en todo el mundo y la mayoría se producen bajo sistema milpa.

Foto: Cortesía


Las especies que acompañan al maíz son variadas y numerosas, de acuerdo a las condiciones ambientales y culturales locales, por lo tanto hay diversos tipos de milpas. En Veracruz se han reportado hasta 25 diferentes cultivos con el maíz: calabaza, frijol, chile, camote, plátano, naranja, estropajo, jícama, haba, tomatillo, papaya, cacahuate, yuca, café, piña, caña, malanga, chepile, mango, cebollín, chícharo, papa, jitomate, gandul y árnica.

En la milpa no sólo se encuentran plantas cultivadas, también hay un importante número de hierbas que crecen espontáneamente dentro del cultivo y a las que comúnmente conocemos como quelites. Son plantas que no se siembran, pero tienen algún tipo de manejo, ya sean, toleradas (que no se eliminan, pero, tampoco se cuidan), fomentadas (a las que se les facilita su crecimiento) y/o protegidas (las que se cuidan).

Bajo el contexto de la milpa como un sistema agrícola que alberga una gran diversidad de especies, entendemos la complejidad del manejo y la serie de procesos ecológicos involucrados dentro del ciclo. Se ha estudiado que la composición y arreglo de las principales especies es complementario y beneficio para el maíz. La calabaza, por sus hojas anchas y bajo porte, favorece el mantener la humedad del suelo, al mismo tiempo que no deja penetrar la luz y evita que crezcan otras plantas consideradas “malezas”, que compiten con el maíz.

El frijol fija nitrógeno de manera importante, a través de su sistema radicular, de tal forma que favorece la disponibilidad de nitrógeno en el suelo para nutrición del maíz, y finalmente, el chile despide sustancias alcaloides en el ambiente, que sirven de insecticida para plagas que pueden perjudicar a las plantas de maíz.

Se continúa con este tipo de estudios de asociación ecológica entre especies de la milpa y mucho más especializados, para mejorar la organización del sistema, optimizando tiempo y espacio, para una mayor producción. Un ejemplo de moda es el sistema Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF), tecnología que forma parte de la política pública del campo, y que se planea extender en todo el territorio veracruzano.

Los alimentos básicos del campesino mexicano provienen de la milpa, se trata de un sistema característico de pequeños productores, que tiene como finalidad abastecer la autosuficiencia alimentaria. La dieta compuesta de productos de la milpa es saludable por las frutas, verduras y leguminosas que se aprovechan, y típica de cada región. Es rica en nutrientes con importantes aportes de fibra, hierro, proteína, calcio y magnesio. El balance y cantidad de los alimentos es fundamental para lograr la buena nutrición.

Los alimentos de la milpa, además de cubrir la necesidad biológica de saciar el hambre y la nutrición, nos identifican, es decir, nos encontramos en ellos, porque estamos hechos de maíz y somos lo que comemos. La alimentación es un acto íntimo que tiene relación con la cultura local y tradiciones del hogar, nuestros gustos reflejan identidad e historia de vida.

Por todo lo expuesto en estas líneas, es primordial conservar y fomentar el sistema milpa como la principal forma de producir alimentos. Aquí se atesora diversidad de especies, prácticas de manejo amigables con el ambiente, alimentos nutricios, soberanía alimentaria, conocimiento tradicional de generaciones y es sustento base de las familias campesinas. Conservemos la milpa, para conservar vida.