GUADALAJARA. Democratizar el acceso a la lectura y reconocer su poder de resistencia contra los totalitarismos fueron los mensajes que los escritores Irene Vallejo y Alberto Manguel dieron a sus lectores al recibir la Medalla Carlos Fuentes, que les fue otorgada a ambos en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2022, por Silvia Lemus, viuda del escritor mexicano.
Ante un auditorio Juan Rulfo lleno, ambos autores entablaron una conversación con la también escritora Rosa Beltrán, coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM, con la que inauguraron también el Salón Literario, uno de los foros más importantes de la FIL.
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“Es un placer para mí estar entre estos dos magos que han desvelado los mecanismos de la mayor proeza inventada por el ser humano, la lectura, sin duda la actividad que nos define y determina.
En dos de sus libros, Historia de la Lectura, de Mangle, y El infinito en un junco, de Irene Vallejo, ambos ensayistas y narradores han construido los dos grandes relatos sobre el libro y la lectura, maravillándonos a propios y extraños”, dijo Rosa Beltrán.
EL DESAFÍO ES ACERCAR A LOS NO LECTORES
La conversación inició con la pregunta a ambos laureados sobre cuáles han sido los cambios que en los procesos de la lectura han marcado el devenir de la historia.
A esto, el escritor Mangle, contestó que los cambios en la lectura no responden a un proceso de “progresión matemática”, sino a “una suerte de espiral”, en la que la humanidad recupera valores y tecnologías, como el caso de las tablets electrónicas que de algún modo evocan la forma de leer en tablillas de piedra de los antiguos.
El argentino agregó que los principales mitos de los lectores son pensar que se ha llegado a la última tecnología y creer que los eventos literarios como la FIL cumplen cabalmente con la difusión de la lectura.
“El verdadero desafío es llegar a los que no son lectores todavía. Todos tenemos la capacidad de ser lectores, pero muchos somos privilegiados. Brecht decía, ‘primero la comida y después la moral’; yo digo, primero la comida, la salud, la vivienda y después la lectura.
“Tenemos que hacer todos un esfuerzo para no sólo contentarnos en hablar sobre lo linda que es la lectura, sino salir a ver a quien no lee y encontrar la forma de que sean lectores”, apuntó quien fuera uno de los cercanos lectores en voz alta de Jorge Luis Borges.
Por su parte Irene Vallejo se refirió a una de los motivos que la impulsaron a escribir su libro El infinito en un junco: “la democratización de los libros”.
“Han sido necesarios siglos de esfuerzos para que los libros vayan recibiendo a las personas que habían quedado excluidas. Ese ha sido un gran logro colectivo. Aunque la lectura y la escritura sean actividades en general solitarias, su salvación, protección y expansión son el resultado de un esfuerzo común”, aseguró la filóloga española.
LA LECTURA CONTRA LOS TOTALITARISMOS
Mangle ahondó en el “extraordinario poder” que concede la lectura, así como lo “peligroso que es para los gobiernos totalitarios”, como los que estamos viviendo en pleno siglo XXI.
“Toda democracia vive bajo la sombra de la ambición de los gobernantes y ninguna democracia está a salvo. Ahora estamos viviendo, después de la Segunda Guerra Mundial, un renacimiento del fascismo como no se ha visto nunca y los que somos lectores no podemos entender cómo hay esa falta de memoria en tantos lugares del mundo”.
Es por eso que el escritor evocó, como ejemplos de los libros como amenazas contra los gobiernos intolerantes, a la figura del escritor Salman Rushdie, quien recientemente sufrió un atentado en Estados Unidos, la lucha de las mujeres iraníes que exigen acceso a la lectura y la educación, y los reclamos de los estudiantes de la Universidad de Guadalajara que piden más presupuesto para la educación.
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