Heredero de un gran talento y pasión por la pintura Jacob Vilató es sobrino nieto del creador del cubismo, Pablo Picasso y aunque en un principio quiso alejarse del mundo del arte, la sangre llama y hoy es considerado como una nueva promesa artística.
“Vengo de una familia de doctores y pintores, en un principio dije 'ya hay muchos doctores y pintores', por eso decidí inclinarme por la arquitectura, pues creo es una disciplina intermedia e igual de intelectual que la medicina y la pintura”, contó el artista a El Sol de México.
Al darse cuenta que su verdadera vocación era frente a un lienzo, en 2018 dejó de lado el mundo arquitectónico y se asoció con la mexicana Itzel Culebro, quien hoy en día es su mano derecha y amiga y para el año siguiente reveló su obra al mundo recibiendo elogios y encargos internacionales.
“Llevaba más de 15 años en la arquitectura, desempeñando una carrera en diferentes países de Asia y Medio Oriente, la pintura siempre la he llevado en las venas, hay partes de la arquitectura que aún me gustan, pero con el arte siento que soy yo”, comentó.
La imaginación de Vilató no tiene límites y su obra tampoco. Su apreciación de múltiples disciplinas, le permite pintar y diseñar sin ninguna barrera autoimpuesta, creando piezas únicas que cuentan su propia historia.
Las “obsesiones” de Vilató son su fuente de inspiración más poderosa, y abarcan temas tan diversos como la muerte, el arte africano, la música jazz, los coches de los años 60, las pinturas de vanguardia y la escultura, muchos de los cuales conoció durante su educación.
Prueba de ello, es su reciente y primera exposición individual en nuestro país, que se alberga en el Centro Cultural Clavijero de Morelia, que para el artista español, es un referente de la historia del estado, “establece alianzas con artistas, países, museos, organizaciones, gobiernos y empresas que ayudan a generar un progreso artístico, cultural y turístico”.
Se trata de la exposición Meninas feas, formada por un conjunto de más de 70 obras de formatos variados, donde el artista explora plásticamente la obra más emblemática de la historia del arte español, Las Meninas.
Las Meninas de Vilató pueden entenderse como parte de un proceso de afirmación vital en la era Covid: “estoy vivo, pinto, me reafirmo como artista y como persona”, dijo.
“Quizás es un título atrevido, pero siento que es una obra que es fuente de inspiración de muchos artistas y me consta que es un cuadro que le gusta mucho a los mexicanos y les impacta”, compartió.
Añadió que es un aportación a esta famosa serie de pinturas, que su tío también pintó en 1957, “quizás no se asemejan a las originales, tampoco quiere decir que serán iguales, por eso le puse ese título, para que no exista un punto de comparación entre ellas”.
Él mismo define a su obra como “atrevida e intensa”, pero igualmente está impregnada de un humor desenfadado y una calidad infantil, lo que refleja su creencia de que el arte “te llega directamente al corazón”, así que, explicó, “no tengo ni busco un estilo propio, pinto lo que pienso”.
Las obras de Vilató se encuentran en colecciones privadas de Europa, Asia, México y Estados Unidos.
Durante su estancia express en la ciudad de Morelia, pudo conocer algunos atractivos turísticos de la región como la imponente Catedral, el recinto religioso de estilo barroco que conquistó al artista.
Aunque no es su primera vez en el estado, para él, es un gusto siempre volver, se declaró fanático de nuestro país, de su riqueza cultural y gastronómica. “Puedo decir que prefiero México que España, sin duda, la comida, su gente tan maravillosa que nos recibe siempre calurosamente, es algo que me gusta muchísimo”, concluyó.