/ martes 18 de junio de 2019

Juan Ortiz destaca el uso social de la historia

Historiadores empezaron trabajos para la realización de un Congreso para estudiar los Tratados de Córdoba y la Independencia de México, ya con miras al bicentenario

Con el nombramiento de miembro de número de la Academia Mexicana de la Historia, a la que ingresará el próximo mes de noviembre, el investigador Juan Ortiz Escamilla sienta un precedente como el primer representante de la Universidad Veracruzana que tiene lugar en la prestigiosa institución, la cual en septiembre celebrará un siglo de existencia.

La silla número 22 será ocupada por Juan Ortiz con el respaldo de una notable trayectoria, que lo mismo lo ubica como académico e investigador, que como gestor administrativo. Y es que el historiador por El Colegio de México actualmente es miembro del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la UV, pero también se desempeñó como director, de 2011 a 2016. Además de su prolífica labor, ha recibido premios otorgados por la Organización de Estados Americanos, por su libro “Guerra y gobierno. Los pueblos y la Independencia de México”, y por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, por “El teatro de la guerra en Veracruz”, 1750-1825.

Para hablar de sus propósitos, así como de la historia y su importancia en tiempos convulsos, el miembro del Sistema Nacional de Investigadores y del Programa para el Desarrollo Profesional Docente concedió la siguiente entrevista a Diario de Xalapa.

Foto: Jaime Rivera


Doctor, ¿por qué decidió estudiar profesionalmente historia?

¡Híjole! Quizá no me lo crea, pero no estaba tan seguro de qué quería estudiar. El día que tenía que hacer el pago en ventanilla para la ficha, eché un volado, porque dudaba entre biología e historia. Finalmente, la biología se me da de manera natural y no la he dejado. Digamos que la tomo como un “hobby” que me ha llevado a realizar trabajos en los cuales está presente.

Ha sido reconocido por su constante labor como investigador pero también por su relación con la comunidad. ¿De qué manera considera que podrá continuar beneficiando a la sociedad desde la entidad a la que se integrará?

El ser miembro me permitirá seguir ahondando en los temas sobre Veracruz. Trabajo historia, pero también medio ambiente y patrimonio. Esta plataforma brinda la oportunidad de acercarse a otras instituciones y conseguir con mayor facilidad apoyos, porque ingresar a la Academia es garantía de seriedad y un trabajo que se está haciendo bien.

Buscaré proyectar nuevos trabajos y sé que además cuento con el apoyo de la Universidad Veracruzana, que me ha permitido hacer lo que me interesa. Por ejemplo, ahora tenemos tres proyectos. Dos de ellos son: hacer la historia ambiental de Veracruz y el rescate del archivo personal del doctor Gonzalo Halffter, quien fue el fundador del Instituto de Ecología. Son proyectos trascendentes para la historia de Veracruz, y la Academia da esa posibilidad. Por supuesto, estamos a la espera de que salga la convocatoria del Conacyt.

Doctor, en la Academia hay un programa titulado Historia, ¿para qué? Si retomamos esta interrogante, ¿cuál es su respuesta?

Historia, ¿para qué? es un proyecto que inició mi maestro, Enrique Flores Cano —entre otros colegas—, veracruzano muy reconocido y preocupado por el uso social de la historia. Él nos enseñó a varias generaciones que la historia tiene una función social muy importante para ver los problemas actuales contemporáneos.

Le comentaba del tema del medio ambiente. Es uno, pero también están la educación, la salud, los derechos políticos, la migración... Historia, ¿para qué?, para abordar estos problemas desde una perspectiva histórica y darles un sentido y un significado distinto.

Y las humanidades en general, ¿por qué son necesarias en estos tiempos? ¿Por qué es importante que permanezcan en los programas educativos?

Las humanidades, como la palabra misma lo indica, nos humanizan, nos hacen tomar conciencia de nuestro ser. En el Tecnológico de Monterrey, que son muy pragmáticos, hace años consideraron que las humanidades no tenían ningún sentido y las quitaron de su programa de estudio; al poco tiempo las reincorporaron porque se dieron cuenta que estaban creando máquinas, no humanos.

Todas las disciplinas son importantes. La filosofía, la sociología, la antropología, el derecho, la pedagogía, en fin, son necesarias para entender y explicar este mundo tan complejo, tan vulnerable. No sabemos realmente qué está pasando. Creo que las humanidades y las ciencias sociales permiten entender lo que sucede y, una vez que entendemos lo que pasa, sí podremos tomar decisiones.

Hay que puntualizar que los problemas surgen cuando tomamos decisiones de manera improvisada, sin conocimiento previo, sin entender cuáles son las consecuencias; eso es lo que me parece grave.

Con respecto a la iconografía, ¿cree que se hace el trabajo suficiente en esta área?

Siempre hará falta, pero lo que puedo decir es que se trata de un tema que a mí me gusta mucho. Un ejemplo es Veracruz de Hernán Cortés, libro en el que trabajamos varios colegas especialistas en el tema de la Conquista y demás. En este caso, nos apoyamos en crónicas que ya existían, pero decidimos darle voz a los indígenas. ¿Cómo? A través de los códices, de la historia que cuentan de la Conquista.

Ese libro es muy interesante porque recuperamos las crónicas indígenas, las crónicas españolas, las cartas, e hicimos recorridos para fotografiar todos los testimonios que existen todavía de esa época. Desgraciadamente ese libro no se ha reeditado por correcciones políticas, pues uno de los investigadores es el actual alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez.

En fin, que la parte iconográfica también la recuperamos en los Atlas del Patrimonio Natural, Histórico y Cultural de Veracruz, con fotos de los testimonios de las bellezas del estado. La verdad es que sí nos gustaría continuar con estos trabajos porque han tenido un impacto muy positivo en la población. El problema es que ya no se difunden, pero son muy serios y en ellos participaron académicos y científicos, y ofrecimos al pueblo lo que es su patrimonio, su historia, su cultura.

En estos momentos coyunturales, ¿por qué considera que el historiador se debe vincular con el pueblo?

En esta coyuntura que estamos viendo es muy importante que tanto historiadores como profesionales de otras disciplinas veamos hacia la población y valoremos la función social que tienen la historia y la ciencia en general.

Creo que hoy más que nunca los veracruzanos y mexicanos necesitamos ver nuestro pasado para tener un asidero. Y más ahora con lo que está pasando con el conflicto con Estados Unidos, por el tema de los migrantes. Tenemos que volver a nuestro pasado para recuperar fuerzas, tocar tierra y decir “de aquí somos y aquí estamos”.

Hemos vivido estas experiencias en otro momento y hemos salido adelante, pero para ello es necesario que estemos unidos y conscientes de lo que somos, de lo contrario, nos volvemos muy vulnerables. Cuando no estamos seguros de nuestra identidad, nuestros valores, nos volvemos muy vulnerables y fácilmente nos pueden atacar por cualquier lado. En ese sentido, la historia es valiosa.

De su labor sobresale su compromiso social. ¿Qué nos puede decir al respeto?

Sí, yo refrendo mi compromiso social, que asumí desde hace ya muchos años. En 1999 empecé a trabajar proyectos en Paso de Ovejas y Puente Nacional, con las comunidades. En aquel tiempo fue el rescate de la pintura rupestre que hay en toda esa zona. Desde la Universidad rescatamos la Atalaya que está en Puente Nacional, fortificación de la época de la Insurgencia. Lo hicimos con las comunidades para que se apropiaran de su patrimonio y lo utilizaran en su beneficio.

Después me fui a El Colegio de Michoacán, donde elaboramos un modelo para vincular el patrimonio natural con el histórico y el cultural, de ahí salieron los Atlas del Estado de Veracruz. El año pasado estuve en El Colegio de San Luis y, siguiendo este modelo, trabajé con las comunidades. Desde la docencia también tengo un compromiso con los jóvenes. En fin, el compromiso es permanente y está presente.

¿Cuáles son sus proyectos actuales?

Pues anuncio que acabo de estar en Córdoba, donde al lado de otros historiadores empezamos trabajos para la realización de un Congreso, para estudiar el tema de los Tratados de Córdoba y la Independencia de México ya con miras al bicentenario.

Lo que particularmente me interesa destacar es la importancia estratégica de Veracruz todo el tiempo. Asumo una responsabilidad porque los historiadores en general ven con desdén a Veracruz; lo que intento es demostrar que Veracruz es punta de lanza, donde se define el futuro político de México, el futuro de Agustín de Iturbide y el establecimiento de la República también.

¿Algo que quiera agregar?

Únicamente quiero decir que me siento muy agradecido y honrado por el ingreso a la Academia. Estoy muy contento.

Proyectos

Planea hacer la historia ambiental de Veracruz y el rescate del archivo personal de Gonzalo Halffter, fundador del Instituto de Ecología.

Con el nombramiento de miembro de número de la Academia Mexicana de la Historia, a la que ingresará el próximo mes de noviembre, el investigador Juan Ortiz Escamilla sienta un precedente como el primer representante de la Universidad Veracruzana que tiene lugar en la prestigiosa institución, la cual en septiembre celebrará un siglo de existencia.

La silla número 22 será ocupada por Juan Ortiz con el respaldo de una notable trayectoria, que lo mismo lo ubica como académico e investigador, que como gestor administrativo. Y es que el historiador por El Colegio de México actualmente es miembro del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la UV, pero también se desempeñó como director, de 2011 a 2016. Además de su prolífica labor, ha recibido premios otorgados por la Organización de Estados Americanos, por su libro “Guerra y gobierno. Los pueblos y la Independencia de México”, y por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, por “El teatro de la guerra en Veracruz”, 1750-1825.

Para hablar de sus propósitos, así como de la historia y su importancia en tiempos convulsos, el miembro del Sistema Nacional de Investigadores y del Programa para el Desarrollo Profesional Docente concedió la siguiente entrevista a Diario de Xalapa.

Foto: Jaime Rivera


Doctor, ¿por qué decidió estudiar profesionalmente historia?

¡Híjole! Quizá no me lo crea, pero no estaba tan seguro de qué quería estudiar. El día que tenía que hacer el pago en ventanilla para la ficha, eché un volado, porque dudaba entre biología e historia. Finalmente, la biología se me da de manera natural y no la he dejado. Digamos que la tomo como un “hobby” que me ha llevado a realizar trabajos en los cuales está presente.

Ha sido reconocido por su constante labor como investigador pero también por su relación con la comunidad. ¿De qué manera considera que podrá continuar beneficiando a la sociedad desde la entidad a la que se integrará?

El ser miembro me permitirá seguir ahondando en los temas sobre Veracruz. Trabajo historia, pero también medio ambiente y patrimonio. Esta plataforma brinda la oportunidad de acercarse a otras instituciones y conseguir con mayor facilidad apoyos, porque ingresar a la Academia es garantía de seriedad y un trabajo que se está haciendo bien.

Buscaré proyectar nuevos trabajos y sé que además cuento con el apoyo de la Universidad Veracruzana, que me ha permitido hacer lo que me interesa. Por ejemplo, ahora tenemos tres proyectos. Dos de ellos son: hacer la historia ambiental de Veracruz y el rescate del archivo personal del doctor Gonzalo Halffter, quien fue el fundador del Instituto de Ecología. Son proyectos trascendentes para la historia de Veracruz, y la Academia da esa posibilidad. Por supuesto, estamos a la espera de que salga la convocatoria del Conacyt.

Doctor, en la Academia hay un programa titulado Historia, ¿para qué? Si retomamos esta interrogante, ¿cuál es su respuesta?

Historia, ¿para qué? es un proyecto que inició mi maestro, Enrique Flores Cano —entre otros colegas—, veracruzano muy reconocido y preocupado por el uso social de la historia. Él nos enseñó a varias generaciones que la historia tiene una función social muy importante para ver los problemas actuales contemporáneos.

Le comentaba del tema del medio ambiente. Es uno, pero también están la educación, la salud, los derechos políticos, la migración... Historia, ¿para qué?, para abordar estos problemas desde una perspectiva histórica y darles un sentido y un significado distinto.

Y las humanidades en general, ¿por qué son necesarias en estos tiempos? ¿Por qué es importante que permanezcan en los programas educativos?

Las humanidades, como la palabra misma lo indica, nos humanizan, nos hacen tomar conciencia de nuestro ser. En el Tecnológico de Monterrey, que son muy pragmáticos, hace años consideraron que las humanidades no tenían ningún sentido y las quitaron de su programa de estudio; al poco tiempo las reincorporaron porque se dieron cuenta que estaban creando máquinas, no humanos.

Todas las disciplinas son importantes. La filosofía, la sociología, la antropología, el derecho, la pedagogía, en fin, son necesarias para entender y explicar este mundo tan complejo, tan vulnerable. No sabemos realmente qué está pasando. Creo que las humanidades y las ciencias sociales permiten entender lo que sucede y, una vez que entendemos lo que pasa, sí podremos tomar decisiones.

Hay que puntualizar que los problemas surgen cuando tomamos decisiones de manera improvisada, sin conocimiento previo, sin entender cuáles son las consecuencias; eso es lo que me parece grave.

Con respecto a la iconografía, ¿cree que se hace el trabajo suficiente en esta área?

Siempre hará falta, pero lo que puedo decir es que se trata de un tema que a mí me gusta mucho. Un ejemplo es Veracruz de Hernán Cortés, libro en el que trabajamos varios colegas especialistas en el tema de la Conquista y demás. En este caso, nos apoyamos en crónicas que ya existían, pero decidimos darle voz a los indígenas. ¿Cómo? A través de los códices, de la historia que cuentan de la Conquista.

Ese libro es muy interesante porque recuperamos las crónicas indígenas, las crónicas españolas, las cartas, e hicimos recorridos para fotografiar todos los testimonios que existen todavía de esa época. Desgraciadamente ese libro no se ha reeditado por correcciones políticas, pues uno de los investigadores es el actual alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez.

En fin, que la parte iconográfica también la recuperamos en los Atlas del Patrimonio Natural, Histórico y Cultural de Veracruz, con fotos de los testimonios de las bellezas del estado. La verdad es que sí nos gustaría continuar con estos trabajos porque han tenido un impacto muy positivo en la población. El problema es que ya no se difunden, pero son muy serios y en ellos participaron académicos y científicos, y ofrecimos al pueblo lo que es su patrimonio, su historia, su cultura.

En estos momentos coyunturales, ¿por qué considera que el historiador se debe vincular con el pueblo?

En esta coyuntura que estamos viendo es muy importante que tanto historiadores como profesionales de otras disciplinas veamos hacia la población y valoremos la función social que tienen la historia y la ciencia en general.

Creo que hoy más que nunca los veracruzanos y mexicanos necesitamos ver nuestro pasado para tener un asidero. Y más ahora con lo que está pasando con el conflicto con Estados Unidos, por el tema de los migrantes. Tenemos que volver a nuestro pasado para recuperar fuerzas, tocar tierra y decir “de aquí somos y aquí estamos”.

Hemos vivido estas experiencias en otro momento y hemos salido adelante, pero para ello es necesario que estemos unidos y conscientes de lo que somos, de lo contrario, nos volvemos muy vulnerables. Cuando no estamos seguros de nuestra identidad, nuestros valores, nos volvemos muy vulnerables y fácilmente nos pueden atacar por cualquier lado. En ese sentido, la historia es valiosa.

De su labor sobresale su compromiso social. ¿Qué nos puede decir al respeto?

Sí, yo refrendo mi compromiso social, que asumí desde hace ya muchos años. En 1999 empecé a trabajar proyectos en Paso de Ovejas y Puente Nacional, con las comunidades. En aquel tiempo fue el rescate de la pintura rupestre que hay en toda esa zona. Desde la Universidad rescatamos la Atalaya que está en Puente Nacional, fortificación de la época de la Insurgencia. Lo hicimos con las comunidades para que se apropiaran de su patrimonio y lo utilizaran en su beneficio.

Después me fui a El Colegio de Michoacán, donde elaboramos un modelo para vincular el patrimonio natural con el histórico y el cultural, de ahí salieron los Atlas del Estado de Veracruz. El año pasado estuve en El Colegio de San Luis y, siguiendo este modelo, trabajé con las comunidades. Desde la docencia también tengo un compromiso con los jóvenes. En fin, el compromiso es permanente y está presente.

¿Cuáles son sus proyectos actuales?

Pues anuncio que acabo de estar en Córdoba, donde al lado de otros historiadores empezamos trabajos para la realización de un Congreso, para estudiar el tema de los Tratados de Córdoba y la Independencia de México ya con miras al bicentenario.

Lo que particularmente me interesa destacar es la importancia estratégica de Veracruz todo el tiempo. Asumo una responsabilidad porque los historiadores en general ven con desdén a Veracruz; lo que intento es demostrar que Veracruz es punta de lanza, donde se define el futuro político de México, el futuro de Agustín de Iturbide y el establecimiento de la República también.

¿Algo que quiera agregar?

Únicamente quiero decir que me siento muy agradecido y honrado por el ingreso a la Academia. Estoy muy contento.

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Planea hacer la historia ambiental de Veracruz y el rescate del archivo personal de Gonzalo Halffter, fundador del Instituto de Ecología.

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