El sentido del humor característico de Juan Villoro se hizo presente en Xalapa, donde charló de su libro “La figura del mundo, el orden secreto de las cosas”, cuyo mayor desafío, dijo, fue lograr “humanizar a un emblema racional de la filosofía mexicana”.
El emblema es su padre, Luis Villoro, a quien describió como un hombre de juicio, alguien que no contaba anécdotas ni chismes, y nunca hablaba de sus emociones.
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¿De qué trata el libro de Juan Villoro?
“En el libro trato de asociar su vida pública, sus luchas en la izquierda y su vida académica con las causas privadas y muchas veces íntimas que sustentaron estas luchas”, expresó en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (Usbi), donde estuvo acompañado de Raciel Martínez y Hugo Chaparro.
En la plática, tanto el escritor como los presentadores puntualizaron que el volumen no es una biografía en estricto sentido, sino una evocación de Juan acerca de la vida singular de quien fuera filósofo, luchador social, zapatista, investigador, profesor y diplomático español.
Al ahondar en el epílogo y algunos de los nueve capítulos del libro editado por Random House, Juan Villoro contó divertidas anécdotas y también, emociones compartidas con su padre, con quien empezó a tener un mayor contacto tras el divorcio con su madre, cuando solo tenía nueve años.
“Sí, es un texto literario escrito por mí pero desde la mirada de mi madre, una mujer extraordinariamente emocional. Ella decía que mi papá descubrió que tenía hijos con el divorcio… Donde más tiempo lo vi fue en un estadio de futbol porque a mí me gustaba y cada domingo me llevaba allí”, compartió.
Juan Villoro, considerada una de las voces más destacadas de la literatura latinoamericana actual, adelanta que en su nueva entrega muestra a un Luis Villoro identificado del lado de los vencidos.
El texto arranca así con un cuestionamiento en un salón de clases, con un Juan Villoro niño a quien le preguntan a qué se dedica tu papá y él responde “a explorar el sentido de la vida”, algo que ni él mismo entendía.
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“Supongo pensaban que en la búsqueda del sentido de la vida, era un borracho que estaba en las cantinas tratando de dirimir los enigmas de la vida con un vaso de tequila en la mano”…
En la USBI-Xalapa, un entusiasta grupo de lectores escuchó anécdotas de lo más variadas, desde la estancia de Luis Villoro con los Jesuitas y su afecto al futbol, hasta el origen de la Taquería Revolución y del actual Hostal de los Quesos, pasando por su relación con Heberto Castillo y el PMT, el PST y el PCM.
Mención especial hubo para la donación que el filósofo hizo de su biblioteca, acción sorpresiva para sus hijos, quienes inicialmente no entendían cómo lograba desprenderse de sus compañeros de vida.
“Hacia el final de sus días, él tenía un desprendimiento casi budista de cualquier bien material. Nos permitió a los hijos tomar dos o tres libros simbólicos y lo demás fue a dar a Michoacán, donde dio clases. Su donación fue una de las grandes y últimas lecciones de vida”, dijo.
En su visita a la capital del estado, Juan Villoro expresó que estar en la ciudad era una fiesta para él, destacó además la labor de la Editorial de la Universidad Veracruzana y saludó con afectó al exrector Raúl Arias Lovillo, al escritor Marco Tulio Aguilera y al periodista y documentalista Raúl Criollo.