Juan Herrera Vásquez, Juanote, fue la persona más singular que acompañó a la Orquesta Sinfónica, durante la más prolongada temporada. Podríamos afirmar que la vio nacer en el lejano 1929, cuando él tenía escasos diez años.
Por el oficio de cargador de número que en la ciudad desempeñaba su papá Rogelio Herrera, Juan tuvo desde muy corta edad acercamiento con personas que desempeñaban diversas actividades, lo mismo comerciantes que políticos, empresarios y músicos, entre otros, quienes con frecuencia los contrataban para transportar dinero en efectivo, muebles, personas, mercancías e incluso instrumentos musicales, primero de la histórica Banda de Música y años después para los conciertos de la Orquesta Sinfónica en el desaparecido teatro Miguel Lerdo de Tejada u otros espacios públicos como el parque Juárez.
En alguno de estos momentos el joven Juan conoció a los maestros Juan y Fernando Lomán, con quienes habría de cultivar una amistad por el resto de su vida. Además de ofrecerle trabajo le brindaban también la confianza para permanecer en los ensayos y presentaciones escuchando las estupendas interpretaciones de la música de concierto que tanto lo cautivaba.
En varias ocasiones externó su particular interés por ese género y desde que aprendió a leer bajo la guía de la maestra Leocadia Montano de Ayuso, no dejó jamás de interesarse en acceder a periódicos, revistas y biografías de los compositores de su interés, como fueron: Ludwig van Beethoven, Frédéric Chopin o Piort Ilich Chaikosvski.
Desde sus años mozos, cuando ya portaba el permiso número 13, su inclinación musical le marcaría la vida para siempre. En una época se deleitaba escuchando las notas de los pianos que eran tocados por jovencitas en el interior de sus viviendas, mientras él ayudaba con los menajes de casa, años más tarde, reunió una amplia colección de discos LP, que incluía además música popular como la Danzonera Acerina o Green Miller, que solía escuchar por las noches o los fines de semana en su humilde casa de la calle de Moctezuma.
Su fama de hombre de trabajo, honestidad y sensibilidad musical, trascendió las fronteras en la década de los años setenta, cuando los famosos conductores Raúl Velasco y Paty Chapoy, a iniciativa del presidente municipal Rubén Pabello Rojas, lo entrevistaron e invitaron a participar en “México, Magia y Encuentro” del programa “Siempre en Domingo”, debido a sus virtudes ciudadanas, su erudición musical y gran cariño por la Orquesta.
Su fuerza física era asombrosa. Cargaba con el apoyo de su mecapal los más pesados objetos y particularmente se distinguió por trasladar con gran delicadeza los pianos de cola y verticales, lo que demuestra que también desarrolló un amplio conocimiento de las piezas componentes del instrumento, para desplazarlo sin desafinar.
En la sala grande del Teatro del Estado, tenía asignada una butaca para las temporadas de conciertos y desde ahí como buen conocedor analizaba las ejecuciones, el sentido y ritmo. En esa misma sala el 17 de febrero de 1989, la OSX, en el marco de su sesenta aniversario, le dedicó un concierto de homenaje al que no pudo asistir por su delicado estado de salud; ahí mismo, siete días después, el viernes 24, en medio de la tristeza, sus amigos, los maestros músicos de la Orquesta lo despidieron de cuerpo presente con la interpretación de la Marcha Fúnebre de la Tercera Sinfonía de Beethoven, conocida como la “Heroica”.
Juanote forma parte imprescindible de la memoria histórica de Xalapa y su recuerdo perdurará como hombre excepcional y melómano rico en valores y virtudes ciudadanas.