La OSX se prepara para conciertos presenciales

Será a partir del 23 de abril cuando la Orquesta regrese a sus conciertos presenciales, mientras tanto se puede disfrutar el concierto en sus redes oficiales

Celia Gayosso | Diario de Xalapa

  · viernes 16 de abril de 2021

Anamar García, violista/Foto: Cortesía | @OSXUV

Xalapa, Ver.- A las 20:30 horas de hoy la Orquesta Sinfónica de Xalapa presentará un programa con alma gala, ya que interpretará obras de Jean Françaix, Claude Debussy y Francis Poulenc y será a partir del 23 cuando regresará a sus conciertos presenciales en el centro Cultura Tlaqná. Mientras tanto se puede disfrutar el concierto mediante sus plataformas oficiales.

Para hoy, Jean Françaix, pianista y compositor francés, nació en una familia musical, su madre era cantante y profesora de canto, su padre era pianista, musicólogo y director del Conservatorio de Le Mans. Su entorno musical le permitió desarrollarse ampliamente, a los seis años ya escribía música y poco después fue aceptado en el Conservatorio de París.

Atraído por los instrumentos de viento, escribió varias obras para diferentes alineaciones de éstos. Una de las más relevantes es el Divertimento para fagot y quinteto de cuerdas (1942), compuesto en una turbulenta época para Francia, debido a la reciente ocupación nazi. En ese contexto compuso su pieza Divertissement, que no se estrenó hasta 1968.

De las tres sonatas tardías, la primera, para flauta, viola y arpa, se destaca como la más debussiana. Su ambigüedad de armonía y forma, sus frases fragmentadas y vacilantes y el uso casi puntilloso del color guardan un sorprendente parecido con obras orquestales anteriores como La mer y Prélude à l’après-midi d’un faune.

A su arpegio, arpa de apertura, se le une la acrobacia de la flauta; la viola se cuela al unísono con la flauta e introduce un tema desarticulado, soñador y acuoso. Una segunda sección es más ágil, con ritmos punteados y trémolos en la viola, y un aceleramiento del tempo.

El interludio es más pastoral que el primer movimiento de la Pastoral, un verdadero retozo a través del prado con una melodía saltarina y despreocupada compartida por la flauta y la viola sobre un tapiz de arpa. El final añade un elemento ardiente a las ideas introducidas hasta ahora: el ritmo se acelera, la textura se hace más densa, la tesitura más baja.