La suerte espera al lector

Es una novela que en voz de sus personajes tiene mucho que decirle a sus lectores

  · lunes 20 de agosto de 2018

José Cruz Domínguez Osorio

Palabra por palabra fue acomodando Norma Muñoz Ledo pedacitos de historias que llevó a las páginas que le ofrecen vida a su más reciente novela Peligro de suerte, ilustrada por Alberto Montt y publicada en la colección A la Orilla del Viento por el Fondo de Cultura Económica.

Conozcamos primero a la familia Pachón: Fernando y Lucía, padres de Rodolfo y Catarina. Fernando, quien se consideraba un hombre poseedor de buenas ideas se propuso crear la empresa de jugos “NutriJuice, S.A. de C.V.”, pero pasado el tiempo y al darse cuenta la competencia que le iba muy bien, intentó comprarla sin éxito, así que la compañía refresquera lanzó también su línea de bebidas similar a la de Fernando Pachón. Y así el polvo de la desgracia económica hace estornudar a todos los miembros de esa familia; Lucía –esposa de Fernando y madre de Rodolfo y Catarina– se enfrenta a los embates que la estrechez económica les exigía diariamente para ir viviendo y compartiendo cada una de sus desgracias con sus vecinos del edificio Duquesa.

Es una novela que en voz de sus personajes tiene mucho que decirle a sus lectores. Las situaciones como el problema del alcoholismo, la enseñanza en una escuela primaria basada en el liderazgo, la falta de consideración hacia una mujer que vivía sola y a la que se le exigían sus pagos al corriente para el mantenimiento del edificio, la avaricia de un joven al no querer compartir un premio con su primo, la solidaridad de los hijos hacia sus padres para cooperar con las actividades del departamento, la falta de conciencia de una de las amigas de Lucía para hacerse cargo del auxilio médico por haber atropellado a una menor en un crucero, hija de un matrimonio indígena. Además de abordar la desaparición de los cuarenta y tres estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa.

Peligro de suerte es una novela que nos devuelve a esa realidad que muchos queremos olvidar o dejar pasar. Su prosa accesible permitirá a los lectores encontrarse pedacitos de situaciones que lo harán coincidir con muchos de los personajes que caminan y viajan de un lado a otro en los ambientes propuestos en los seis apartados con que cuenta. Los capítulos son breves y aun llegando hacia la página 600, que es la final, uno como lector quiere seguir indagando sobre la vida de la familia Pachón y los demás personajes que Norma hizo coincidir alrededor de ellos.

En las ilustraciones de Alberto Montt destacan algunos de los personajes como la Familia Pachón, los niños paseando sus mascotas por un parque, la escena que retrata el interior de un elevador del condominio Duquesa, los rostros y las situaciones se perciben con un dejo de gracia, de caricatura.

Fernando, Lucía, Rodolfo, Catarina, Martín Sócrates (mejor conocido como “Mofeto”), Berenice, los alumnos del Instituto Wisconsin y muchos otros habitantes de esta novela esperan impacientes la visita de un nuevo lector, que estoy seguro los tendrá y serán numerosos. Leamos, que en esta novela la suerte nos espera.

josecruzdominguez@gmail.com