“Todos merecemos una novela de nuestra vida”, afirma el escritor y poeta, Benito Taibo, sobre el motivo de su nueva novela Cuatro veranos, que presenta en el primer día de actividades de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en la que vuelve a los años de su adolescencia, para, con el ejemplo, invitar a los lectores a “encontrar en lo ordinario lo extraordinario”, y que se animen a andar el camino de la escritura.
“Lo que quiero decir es que las cosas que nos pasan, por anodinas o simples que parezcan, son parte de una novela, la nuestra. Todos merecemos encendernos y arder, aunque sea por un instante, y demostrar que no pasamos por el mundo en vano, sino que sucedió algo que marcó nuestro camino y que hizo que miráramos con otros ojos el mundo”, agrega el escritor, en entrevista con El Sol de México.
LAS PASIONES HUMANAS
El libro relata el momento en que el joven Taibo, se lanzó a los 16 años, de viaje a la costa de La Paz, Baja California Sur. Eran tiempos en los que aún estaba en la búsqueda de definir su identidad y confirmar su vocación literaria. Una obra hecha con “la materia de las pasiones humanas”, entre ellas el amor y el deseo, con la que se podrá identificar cualquier lector, porque de ellas está hecha la vida.
“Fue la primera vez que salí solo, un poco con el fin de tranquilizarme, cosa que no logré cuando tenía 16 y no lo haría hoy, a mis 63. Yo siempre estoy al borde de lo extraordinario. Todas las cosas que sucedieron y que cuento aquí, fueron determinantes para mí, por lo que me siento, si no orgulloso, por lo menos comprometido con ellas”, menciona el autor de la antología de poemas Pasar inadvertido.
LEER MULTIPLICA LA VIDA
En esta autoficción, la estrecha relación entre vida y literatura se hace evidente, tanto en diálogos, como descripciones, pero sobre todo en el pensamiento de su narrador. Desde Herman Melville hasta Garcilaso de la Vega; desde la Generación del 27 hasta Bob Dylan, todo aporta un significado a lo que el joven Taibo vive.
“Fernando Pessoa decía: ‘la literatura existe porque el mundo no basta’, y yo estoy convencido de ello, nos permite mirar con otros ojos, latir con otro corazón y palpar con otras manos. La biología y el destino nos obliga a que vivamos una sola vida, pero leer las multiplica por mil, aunque si también escribes, se multiplica por muchísimo más”, afirma, y agradece a su padre, el escritor Paco Ignacio Taibo, quien le inculcó el gusto por la lectura y el conocimiento.
NORMALIZAR LOS SUEÑOS
Si bien Cuatro veranos no es una novela de corte social, sí menciona algunos de los cambios sociales que le tocó vivir, e incluso se aventura a reflexionar sobre ellos en tiempos más cercanos a nuestro presente. “Sigo creyendo que el mundo merece ser más justo y ser transformado, y que para ello tienes que empezar por el cajón de tus calcetines. La transformación parte de lo esencial y básico que nos rodea.
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“Y también sigo con la mirada en el asombro, la duda y hasta el espanto, no puedo abstraerme de ello, ante las cosas lamentables que suceden, como los crímenes de mujeres en este país o el ataque indiscriminado frente a Gaza. A veces ese tipo de cosas es tan cotidiano que se vuelve normal. Pero no deberíamos normalizar la violencia ni el horror, lo que deberíamos normalizar son los sueños y el afán de la transformación del mundo”, finaliza el autor quien reconoce que su novela se inscribe en la tradición de “iniciación”, en la que figuran obras como Batallas en el desierto, de José Emilo Pacheco; De perfil, de José Agustín; o El señor de las moscas, de William Golding.
Cuatro veranos se presentará en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, este 25 de noviembre a las 16:00 horas; al finalizar el autor firmará ejemplares a sus lectores.