En los años 70 en Chile, “nuestra fascinación por la literatura no era temática, era una especie de locura y fanatismo, un amor por las palabras, que nos habían hecho tomar decisiones tan cuestionables como estudiar literatura”, señaló el escritor Alejandro Zambra.
Presente en la apertura del ciclo Ni pena ni miedo, que conmemora el 50 aniversario del golpe de Estado de Augusto Pinochet, el autor chileno agregó: “La verdad, lo que buscábamos era libertad. Aunque nosotros habíamos sido educados en dictadura, cosa que nos diferencia de otras generaciones anteriores, la literatura se volvió en una experiencia de libertad”.
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Organizado por la Casa Estudio Cien Años de Soledad, de la Fundación para las Letras Mexicanas (FLM), y coordinado por el ensayista, periodista y narrador Juan Villoro, el ciclo literario conmemora el asalto al Palacio de la Moneda, el 11 de septiembre de 1973, que derivó en una cruenta dictadura militar de 20 años. El suceso no sólo significó un golpe a la democracia en América Latina, también tuvo consecuencias artísticas, intelectuales y literarias que, en más de un sentido, hermanaron a México con el país sudamericano.
La inauguración del ciclo tuvo lugar en el Colegio Nacional, en el centro histórico de la Ciudad de México, y contó con la participación del mismo Juan Villoro, el presidente de la FLM, Miguel Limón Rojas, la poeta Myriam Moscona, el ensayista Vicente Quirarte y el escritor chileno Alejandro Zambra. Tendrá sesiones virtuales cada martes, hasta el 14 de noviembre, a las 18:00 horas en las redes de la Casa Estudio Cien Años de Soledad.
ESCRITORES EDUCADOS EN DICTADURA
Nacido en 1975, dos años después del golpe de Estado que derrocó al gobierno de Salvador Allende, Alejandro Zambra habló sobre algunas características que definen a los escritores y poetas chilenos, entre ellas la profunda relación con la poesía, la cual al tener a dos premios nobeles en sus filas ―Pablo Neruda y Gabriela Mistral― es parte del orgullo y patrimonio identitario de su país.
El escritor de poesía y novelas como Bonsái y Poeta chileno, narró que la nueva escritura de poesía chilena, tuvo un crecimiento llamativo, pues varios de los nuevos autores no contaban con una genealogía literaria, ni recursos para hacerse de grandes bibliotecas, pero su generación tuvo la posibilidad de diálogo con los escritores consagrados.
“La experiencia de la poesía chilena no estaba vinculada a los libros, ni si quiera tanto a las bibliotecas, como lo era a la vida misma, las fotocopias y que podíamos tener contacto con los poetas que admirábamos”, señaló el autor, quien recordó que esa generación fue marcada por la opresión de sus mismos padres, quienes les impedían hablar de la dictadura por no haber experimentado la violencia del golpe y maestros que cuestionaban su pocas lecturas. “Vivíamos en un país horrible con una poesía maravillosa”, afirmó.
LAS DOS COMALAS
Por su parte, Myriam Moscona realizó un análisis del libro Siempre volvemos a Comala, de la poeta chilena Soledad Fariña, el cual, después de 17 años, será publicado próximamente. En él, contó Moscona, Fariña pone a dialogar a Salvador Allende y a Juan Rulfo. Un poema, que la escritora de Tela de cebolla, afirmó será de gran importancia para la historia de la poesía de ambos países.
“El mestizaje de este poema, entre dos realidades, la mexicana y la chilena, entre dos estancias, la vida y la muerte, dos voces, la de Comala y el Santiago ensangrentado, trenza de forma teatral la historia del golpe y el lustre de los cuchillos encajados en nuestras violencias. Sí, nuestras porque estas líneas se dicen en el país de Rulfo, México, que padece 14 desapariciones diarias: otro modelo de guerra”, señaló.
De la tradición de la poesía chilena, Moscona reconoció que se trata de “una de las más ricas del continente”, la cual tiene como características comunes entres sus autores, el interés por la naturaleza y su contraste con la realidad chilena en versos de Mistral, Pablo de Rokha o Gonzalo Rojas.
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En una breve intervención Vicente Quirarte habló sobre la importancia de Pablo Neruda, a quien calificó como el “poeta del amor y de la conciencia política”.
En las sesiones virtuales de cada martes, a partir del 12 de septiembre, el ciclo analizará la obra de Gabriela Mistral, José Donoso, María Luisa Bombal, Nicanor Parra, Pablo Neruda, Enrique Lihn y Roberto Bolaño.