Durante los años de la pandemia, el escritor italiano Paolo de Giordano se propuso buscar la forma en que la humanidad había recibido la crisis sanitaria. En Tasmania, una profunda historia de corte existencial, expone la relación individual con dos de las preocupaciones más grandes de nuestro siglo: la violencia y la extinción por el cambio climático.
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Relata las diatribas sentimentales de un periodista de la fuente científica, en medio de los ataques yihadistas y la conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático, que sucedieron en París en 2015.
“Creo que, en medio de todas estas crisis y conflictos, las cosas que nos atormentan siempre son las mismas, casi siempre son muy cercanas y comunes, como el amor, los padres, los hijos o el sexo. Todo eso forma nuestras vidas y son temas universales en la literatura. En Tasmania, me he preguntado sobre la relación de esta vida íntima y el mundo que se ha hecho cada vez más presente y que en el pasado podía ser olvidado”, explicó Paolo de Giordano, en conferencia de prensa virtual.
“Los problemas sobre cómo hablar de la crisis climática para que nos toque en el profundo de las emociones siguen presentes. Por lo general la crisis climática da como origen a muchas historias distópicas y de ciencia ficción muy alejadas de la realidad. En cambio, yo creo que lo que hace falta es sentir la verdad de esta crisis en el tiempo presente, así como las maneras en que cambiará el tejido de nuestras relaciones más íntimas. Para mí esta novela ha sido un reto y un intento por acercar esta reflexión a la gente.
“Quería hablar de un aspecto sagrado o casi religioso que tiene que ver con la ciencia. Hay varios personajes que estudian temas muy específicos, con una metodología muy rigurosa especializada. Sin embargo, lo que yo creo realmente es que la motivación interior por la que se sienten a traídos por los estudios que hacen no es puramente racional, se acerca mucho a la búsqueda de lo sagrado”.
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Respecto al carácter existencial de la novela, puntualizó: “existencialismo es una palabra que me gusta mucho, estoy muy vinculado con ella. Es una forma muy precisa y poética de poner las cosas en su sitio. Esta novela es existencial en el sentido de que cuenta y no tiene otro objetivo que describir mi existencia en el mundo, pues todo lo que he escrito en ella, hasta los eventos históricos, los hemos vivido. Para mí el punto es que nos contemos qué es existir ahora, en una época de guerras, después de una pandemia”, finalizó.