“No recojo los horrores de la humanidad, esos ya están ahí. Reúno el espíritu humano para dar esperanza al hombre”, señala Svetlana Alexiévich, Premio Nobel de Literatura 2015, quien se caracteriza por crear una literatura que devela las crisis humanitarias más crueles y dar voz a las pequeñas historias ocultas por el aparato del Estado.
Sin embargo, la novelista rechaza que su función como escritora sea proyectar el mal de la humanidad. Ella, dice, escucha lo que sucede en la calle, escucha a las mujeres, a los prisioneros, a las víctimas civiles para darles un espacio en la historia global. Si tiene una tarea, añade, es darle esperanzas a mujeres y hombres sobre el valor de vivir.
“Creo que el arte existe para dotar a los seres humanos de fuerza y fortaleza. Así lo escribió Dostoievski una vez en su diario en el que hablaba de buscar la humanidad en el ser humano. Ese es mi lema: buscar la humanidad en el ser humano, fortalecer esa humanidad en él”, recalcó la autora de La guerra no tiene rostro de mujer, El fin del homo sovieticus y Voces de Chernobyl, que inspiró la serie de televisión Chernobyl.
Alexiévich participó de manera virtual en el Hay Festival Querétaro en una conversación con Mariana Katzarova, líder de derechos humanos, quienes coincidieron en que no se ve fin a la crisis humanitaria global, e incluso se agrava con el confinamiento debido a la pandemia desde hace más de un año y medio. Y lo mismo reflexionaron sobre el abuso de poder del Estado de Bielorrusia que de las mujeres de Ciudad Juárez, o de la crisis sanitaria en la India.
Si bien la novelista aún no augura el fin de la pandemia, al contrario, advierte nuevas crisis como consecuencia de los confinamientos, sí hace un llamado a filósofos, escritores y artistas a pensar en colectividad nuevos caminos para la sociedad. Ya no se puede, dijo, pensar desde la individualidad en un momento en que el mundo está unido por una misma enfermedad.
“Creo que nuestros filósofos, nuestros físicos, nuestros escritores, nuestros artistas deberían reflexionar mucho sobre este nuevo mundo y deberían intentar encontrar una respuesta juntos porque la época en la que se podía preguntar a un solo escritor ya ha pasado. Es momento de una búsqueda colectiva, de buscar respuestas colectivas porque todo lo que ocurre hoy afecta a un número grande de personas y solo sé que necesitamos un nuevo conocimiento, una nueva comprensión del mundo”, refirió.
La también ganadora del National Book Critics Circle Award (2005), el premio de la Paz de la Asociación Alemana del Libro (2013) y el premio Médicis de ensayo (2013) reflexionó sobre el mundo dirigido por hombres. Reconoció que aún en el Siglo XXI la sociedad global vive bajo el pensamiento masculino, no sólo en un sentido patriarcal sino desde el valor que se le da a las mujeres como creadoras de vida.
En las historias que refleja en sus diferentes libros están contenidas las voces de esas mujeres quienes desde su espacio, a veces minúsculo, combaten el pensamiento guiado por los hombres, sin que ello signifique una lucha de género pero sí la búsqueda de igualdad.
“Cuando me gradué de periodista y empecé a viajar por todos los países conocí las historias de las mujeres que eran completamente diferentes. Tenían un color diferente, un olor diferente y lo que más me importaba y que ha moldeado mi punto de vista es que el centro de esas historias estaba en la vida humana porque las mujeres son dadoras de vida, mientras que los hombres, por ejemplo los generales, solo pueden decir “hay que conquistar ese territorio”, y no piensan en la vida misma”, concluyó.