Elia Reyes Ortega, quien dirige uno de los dos escritorios públicos que quedan en el mercado Jáuregui, explica que su labor de redactar documentos oficiales, cartas personales y transcribir viejos escritos que las personas quieren recuperar, sobrevive pese a que cada vez son menos las personas que requieren de su trabajo.
Detalla que el hecho de que las familias cuenten con una computadora ocasiona que cada vez menos acudan a ella.
Hasta hace una década, comenta que tenía mucha competencia con otros escritorios públicos, pero con el paso de los años fueron cerrando por la baja de trabajo, “pero yo he resistido porque ofrezco tanto transcripciones a computadora como trabajos que se hacen en máquina de escribir”.
Comenta que hay trabajos que realiza porque sus clientes requieren reemplazar algunos datos de documentos viejos, que tienen muchos años, y lo piden en la máquina de escribir. “Sea porque se rompieron o se les borraron por el paso del tiempo. O sea que necesitan hacerlos para llevarlos al notario para que tengan validez”.
Recuerda que hace algunas semanas llegó una señora que iba a lotificar terrenos en la zona de Puente Nacional y como son ejidos se tenían que elaborar cesiones de derechos, “por lo que nuestro trabajo fue llenar en máquina de escribir unas cien cesiones de derecho de muchos lotes que iba a vender. Es decir que si me llega un buen número de trabajo, porque ya muy pocos tienen una máquina de escribir para reemplazar esos documentos”.
De trabajos que se requieren elaborar en máquina de escribir, comenta que normalmente le caen uno o dos trabajos diarios cuando mucho.
“Yo crecí en este negocio, porque mi mamá Francisca Ortega fue quien lo creó hace cuatro décadas y me traía mientras ella elaboraba los documentos”.
Ella llegó a tener más de 15 personas empleadas para realizar documentaciones oficiales y cartas personales, hace 40 años, pero "con la llegada de las computadoras a los hogares se fueron perdiendo trabajos y empleados y ahora lo realizó yo sola”.
“Mi madre era egresada de la Academia México y con su negocio de escritorio publico nos sacó adelante en la familia. Sabemos que las épocas cambian y ya no hay tanto trabajo, pero aquí seguimos”.
Expone que trabajar en documentos oficiales en la máquina de escribir es un trabajo que requiere una gran habilidad y concentración dado que si te equivocas, “ya no lo puedes borrar porque deja marca. Mejor cambiar de hoja y vuelves a comenzar. En la computadora todo es más sencillo”.
Sin duda que trabajar y realizar los documentos que te vienen a solicitar personas mayores en la computadora es más sencillo porque lo puedes editar a tu gusto, “pero en la máquina de escribir debes darle cierto margen y desde que empiezas tienen que ver cómo lo harás porque si no queda chueco”.
En el negocio de escritorio público tiene ahora tanto computadora como máquina de escribir. “Cuando se descompone la máquina tiene un conocido que la repara y aunque ya está muy viejito la deja como nueva cada vez que se la llevamos”.
Del costo de sus trabajos, comenta que depende de los extensos documentos. Va desde los 30 pesos hasta 400 pesos porque hay trabajos que son muy minucioso”.
Comenta que en este mercado solo quedan dos negocios de este tipo, así que "llegan personas de todas las dependencias que requieren de rehacer documentos oficiales y aunque cada vez son menos todavía nos llega trabajo que realizar”.