Este sábado murió José Vicente Anaya, uno de los fundadores del movimiento infrarrealista que surgió en la Ciudad de México hace 45 años por iniciativa de autores como Roberto Bolaño y José Rosas Ribeyro, así informó su hija Andrea Anaya “en su domicilio exacto que son los sueños”.
De acuerdo con un comunicado difundido en redes sociales por la familia y Malpaís Ediciones, el poeta, ensayista y editor, murió la madrugada del 1 de agosto.
"Tras pasar varios meses hospitalizado por complicaciones de salud, recientemente fue sometido a una intervención quirúrgica, angioplastía, para destapar las arterias de sus piernas, por diversas calcificaciones que bloqueaban el flujo de sangre”.
El texto informa que tras la cirugía fue dado de alta y Andrea Anaya señaló “salimos del hospital y llegamos a casa a descansar, falleció pacíficamente”, mientras dormía.
Aunque se desligó del infrarrealismo, siempre le acompañó ese distintivo del movimiento que en esencia, se oponía a todo lo establecido en la poesía tradicional.
Su poema Híkuri es una referencia de lo que algunos críticos han llamado “poesía maldita”, como describe la presentación de la edición de Malpaís: “por la visión poética a partir del uso de un agente psicotrópico; por la forma: una alteración de la escritura a partir de una manifestación oral de la voz poética; por la situación de enunciación: un sujeto arrinconado en las lindes de aquello que la máquina social del capitalismo ha querido olvidar”.
En un breve texto, Alejandro Palma Castro y Gustavo Osorio de Ita, concluyen: “Esto es lo que ha convertido a Híkuri en un poema de culto entre la sociedad contemporánea que gusta de vivir momentos de desahogo ante su imposible realidad”.
Originario de Chihuahua, José Vicente Anaya fue también periodista, colaborador de la revista Proceso, egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, traductor y estudioso de la poesía Beat estadounidense, “no conozco a nadie que haya memorizado el Aullido de Gingsber como él”, escribió recientemente en su columna en un diario nacional, su amigo Juan Gerardo Sampedro.
Laberinto ediciones, La Tinta del Silencio y Malpaís, lanzaron hace unas semanas una iniciativa para apoyar a la familia del poeta con los gastos de hospitalización. En la página de La Tinta del Silencio, está a la venta el poemario de Anaya Diótima, diosa viva el amor y los otros dos sellos ofrecen donativos por las ventas de su catálogo. Tras el fallecimiento de José Vicente Anaya, la campaña sigue abierta.
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