Natalia Toledo acusa lengüicidio

“El desplazamiento de una lengua por otra a la que han vuelto poderosa, en este caso el español, representa no sólo una imposición sino un lengüicidio”

Maribel Sánchez

  · jueves 21 de marzo de 2019

Foto: Eduardo Murillo


“El desplazamiento de una lengua por otra a la que han vuelto poderosa, en este caso el español, representa no sólo una imposición sino un lengüicidio”, declaró en Xalapa la poetisa oaxaqueña Natalia Toledo, quien acudió como invitada al primer Festival Internacional de Literatura en Lenguas Originarias.

La autora bilingüe (zapoteco y español), Premio Nacional de Literatura Nezahualcóyotl y titular de la Subsecretaría de Diversidad Cultural, puntualizó que en México hay 68 lenguas originarias y 364 variantes, “sin embargo en este siglo, el 70 por ciento está en riesgo de desaparecer por la discriminación que enfrentan sus hablantes”.

Expresó que le da risa cuando piensa en las definiciones que algunas personas dan de estas lenguas: “dizque no tienen escritura, si supieran que el zapoteco se escribió entre 600 y 400 años antes de Cristo y que esa escritura la perfeccionaron los mayas, y que los nahuas retomaron el conocimiento de los toltecas y la pulieron”.

Abiertamente en contra de la imposición del español a hablantes de lenguas originarias, con fragmentos en su lengua materna, Toledo explicó que las lenguas del mundo contienen una taxonomía de la naturaleza y guardan un arte verbal.

“Los relatos, los discurso los cuentos, los chistes, las declaraciones de amor, las de odio, las maldiciones, las enfermedades, los remedios, los sollozos, los lamentos, las plegarias, las adulatorias, no son lo mismo si no se pronuncian en una lengua originaria y la primera lengua con la que fuimos introducidos y familiarizados en este mundo”.

Destacó la sabiduría que guarda la gente originaria de América en su cabeza y en su corazón, “una sabiduría que se vuelve palabra y que cura, como lo hacemos los zapotecas, los que hablamos el idioma de las nubes, por citar un ejemplo”.

Toledo hizo un llamado, con su lenguaje poético, a multiplicar la mirada y barrer el cielo, a volver a nombrar lo innombrado y volver al comienzo más allá de las aguas del bautismo, “porque el idioma es, como lo señaló acertadamente el director general de la Unesco, un universo conceptual, un complejo y fascinante ensamblaje de sonidos y emociones, de asociaciones y símbolos, de representaciones del movimiento y del tiempo”.