/ martes 7 de mayo de 2019

Neblina morada / Endgame y Game of thrones III: similitudes

No es fácil comparar una serie de televisión con una película, sin embargo, en este caso me doy esa licencia

Ante la avasallante expectación que despertó la última cinta de Avengers, y tras verla, me quedó un sabor decepcionante. No así en el tercer capítulo de la octava serie de Game of Thrones, en una de las cumbres de batallas filmadas con los recursos aprendidos de la tradición.

Lo interesante son las similitudes: en ambas se lucha contra un ejército invasor comandado por el señor de la muerte. Uno es Thanos el extraterrestre, el otro es el líder de los caminantes blancos, esos zombies depredadores e implacables.

También las dos enfrentan a héroes contra el mal, unos con superpoderes, los otros sólo con su valentía y capacidad guerrera legendaria; asimismo, aparecen bestias como cómplices, en aquél Hulk y el mapache, en ésta los dragones; y otro ingrediente que es similar, es la magia. Allá tenemos a la Bruja escarlata y al doctor Strange, acá a la bruja roja Melissa Sandre que inclina la balanza de la batalla con el fuego de aliado y darle la solución a Arya y el más pequeño de los Stark, Bran, que es vidente y una especie de talismán mágico de poder. Irónico: Ironman es Stark, la familia protagonista de Thrones es Stark también.

Mención aparte merecen las heroínas; allá juega un papel preponderante la Capitana Marvel, que influye sobremanera a la derrota de Thanos y su ejército; aquí, Arya es quien finiquita la batalla acabando con el señor de la muerte y así deshaciendo todo el ejército enemigo cuando ya estaban perdidos e invadidos.

Otras mujeres aportan su valor: Natasha Romanov, la viuda negra, se sacrifica por una de las joyas del infinito y muere, aquí Brienne de Torth lucha incansable. En ambas producciones hay sacrificios y perecen héroes. Titanes allá: Spiderman, Thor, Black Panther, Hawk, Ironman, Antman, etcétera; acá: Theon, el Perro, Mormont, Jorah de Paines, Jaimme Lanister, Jon Snow, etc.

Ambas batallas épicas, pero mejor filmadas y logradas las de la serie de TV, donde se entrelazan las reacciones de los refugiados en el sótano, mujeres y niños y Tyrion el enano, con Sansa la Reyna del norte. Así como las luchas de Arya contra los muertos en las catacumbas, la mirada en cada uno de los personajes principales y contrastándola con la gran batalla de dragones y ejércitos. Hedor, Theon Greyjoy que traicionó y ahora regresa del lado de los Stark muriendo por salvar a Bran.

El mejor amigo de John Snow, Sammuel Tardy, batiéndose, siendo que no es su fuerte, a pesar de ser el primero en matar un caminante blanco en el pasado. Todo en tonos muy oscuros y en la penumbra que parece envolver más con los preparativos y el misterio para desatar el miedo de la espera, inigualable. El suspenso.

En los Avengers como siempre, su tono de comedia rompe con la tensión y rebaja la atmósfera a lo pueril. Hulk, vuelto humano, sin su furia de antaño es una caricatura, degradado y perdida su aura temible, ahora anodino. Thor, una caricatura de sí mismo, alcohólico y panzón, despojada su divinidad, y en un patético final sin su grandeza mítica.

Además, a diferencia de Ininity War, mejor lograda, Thanos es más débil, más fácil de derrotar sin esa invulnerabilidad que lo caracterizaba.

Lo que más me decepcionó es ese juego con el tiempo ya tan gastado en todas partes, que aquí usan sin rigor, y que dejan cabos sueltos. Thanos sabía que ellos iban a ir al pasado por las joyas y no reacciona, el Capitán América decide quedarse a vivir una vida normal al ir a regresar las gemas del infinito al pasado, y entonces nunca fue el Capitán América, envejece feliz, ergo, ¿cómo tenía el escudo al alcanzar en el futuro a sus posibles camaradas? La producción de ambas es fastuosa y genial; empero, la de Juego de tronos, es alucinante.

Ese mundo del medioevo fantástico es fascinante, irónicamente, el héroe mayor y heredero, Snow, anda perdido en la batalla sin papel estelar, perdido su dragón; y, en cambio, Aria se agiganta incluso encima de Ironman que muere al derrotar a Thanos con su propia arma en la película. Ella supera todas las adversidades; él, no. Como escribió Nietzsche, “lo que perece es que merecía perecer”.

bardamu64@hotmail.com

Ante la avasallante expectación que despertó la última cinta de Avengers, y tras verla, me quedó un sabor decepcionante. No así en el tercer capítulo de la octava serie de Game of Thrones, en una de las cumbres de batallas filmadas con los recursos aprendidos de la tradición.

Lo interesante son las similitudes: en ambas se lucha contra un ejército invasor comandado por el señor de la muerte. Uno es Thanos el extraterrestre, el otro es el líder de los caminantes blancos, esos zombies depredadores e implacables.

También las dos enfrentan a héroes contra el mal, unos con superpoderes, los otros sólo con su valentía y capacidad guerrera legendaria; asimismo, aparecen bestias como cómplices, en aquél Hulk y el mapache, en ésta los dragones; y otro ingrediente que es similar, es la magia. Allá tenemos a la Bruja escarlata y al doctor Strange, acá a la bruja roja Melissa Sandre que inclina la balanza de la batalla con el fuego de aliado y darle la solución a Arya y el más pequeño de los Stark, Bran, que es vidente y una especie de talismán mágico de poder. Irónico: Ironman es Stark, la familia protagonista de Thrones es Stark también.

Mención aparte merecen las heroínas; allá juega un papel preponderante la Capitana Marvel, que influye sobremanera a la derrota de Thanos y su ejército; aquí, Arya es quien finiquita la batalla acabando con el señor de la muerte y así deshaciendo todo el ejército enemigo cuando ya estaban perdidos e invadidos.

Otras mujeres aportan su valor: Natasha Romanov, la viuda negra, se sacrifica por una de las joyas del infinito y muere, aquí Brienne de Torth lucha incansable. En ambas producciones hay sacrificios y perecen héroes. Titanes allá: Spiderman, Thor, Black Panther, Hawk, Ironman, Antman, etcétera; acá: Theon, el Perro, Mormont, Jorah de Paines, Jaimme Lanister, Jon Snow, etc.

Ambas batallas épicas, pero mejor filmadas y logradas las de la serie de TV, donde se entrelazan las reacciones de los refugiados en el sótano, mujeres y niños y Tyrion el enano, con Sansa la Reyna del norte. Así como las luchas de Arya contra los muertos en las catacumbas, la mirada en cada uno de los personajes principales y contrastándola con la gran batalla de dragones y ejércitos. Hedor, Theon Greyjoy que traicionó y ahora regresa del lado de los Stark muriendo por salvar a Bran.

El mejor amigo de John Snow, Sammuel Tardy, batiéndose, siendo que no es su fuerte, a pesar de ser el primero en matar un caminante blanco en el pasado. Todo en tonos muy oscuros y en la penumbra que parece envolver más con los preparativos y el misterio para desatar el miedo de la espera, inigualable. El suspenso.

En los Avengers como siempre, su tono de comedia rompe con la tensión y rebaja la atmósfera a lo pueril. Hulk, vuelto humano, sin su furia de antaño es una caricatura, degradado y perdida su aura temible, ahora anodino. Thor, una caricatura de sí mismo, alcohólico y panzón, despojada su divinidad, y en un patético final sin su grandeza mítica.

Además, a diferencia de Ininity War, mejor lograda, Thanos es más débil, más fácil de derrotar sin esa invulnerabilidad que lo caracterizaba.

Lo que más me decepcionó es ese juego con el tiempo ya tan gastado en todas partes, que aquí usan sin rigor, y que dejan cabos sueltos. Thanos sabía que ellos iban a ir al pasado por las joyas y no reacciona, el Capitán América decide quedarse a vivir una vida normal al ir a regresar las gemas del infinito al pasado, y entonces nunca fue el Capitán América, envejece feliz, ergo, ¿cómo tenía el escudo al alcanzar en el futuro a sus posibles camaradas? La producción de ambas es fastuosa y genial; empero, la de Juego de tronos, es alucinante.

Ese mundo del medioevo fantástico es fascinante, irónicamente, el héroe mayor y heredero, Snow, anda perdido en la batalla sin papel estelar, perdido su dragón; y, en cambio, Aria se agiganta incluso encima de Ironman que muere al derrotar a Thanos con su propia arma en la película. Ella supera todas las adversidades; él, no. Como escribió Nietzsche, “lo que perece es que merecía perecer”.

bardamu64@hotmail.com

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