Los maromeros zapotecos de Santa Teresa de Santiago Sochiapan, ubicados en la región del Papaloapan, están entre los protagonistas del tercer Encuentro Nacional de Maromeros que se llevará a cabo del 8 al 11 de diciembre en Oaxaca con el fin de preservar esta práctica de los pueblos originarios.
La organizadora Charlotte Pescayre expresa que buscan valorar a la maroma en su diversidad, pues en los últimos años se le ha dado visibilidad únicamente a la mixteca, cuando también hay variantes y diferentes estilos regionales en otros estados, como Veracruz.
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Investigación realizada por los antropólogos Joab E. Isaí Miranda, Federico Serrano Díaz y la artista Rosalinda Tovar García indican que el ritual de los maromeros en la entidad está registrada en Santiago, Sochiapa, en los límites con el municipio de Playa Vicente.
“La maroma” es practicada únicamente por hombres y el espectáculo forma parte de las fiestas que se celebran en el mes de octubre, en honor de Santa Teresa, donde hay fiesta para agradecerle a la santa por las cosechas.
La maroma es concebida como espectáculo acrobático sobre la cuerda y, con variantes, se practica en Veracruz, Guerrero, Ciudad de México y Oaxaca.
¿Qué es la maroma y por qué es tan importante?
Pescayre, investigadora franco-mexicana y autora de diversas publicaciones académicas sobre el tema aclara que a la maroma se le ha relacionado con el circo, pero tiene otros componentes.
“Si bien ha habido contribuciones entre ambos desde la época virreinal y aunque tengan puntos de encuentro en la acrobacia, son distintos. Eso que llaman circo indígena o circo comunitario no es así. No todos los acróbatas son maromeros, quienes son los que danzan en la cuerda”, aclara.
Añade que la “maroma” proviene del árabe “mabruma”, que refiere a la cuerda vegetal, torcida o retorcida; fue esta la que dio nombre a la danza que se realiza en ella: la de maromeros.
Indica que es una disciplina poco conocida y valorada en México, pese a tener un profundo arraigo en Mesoamérica, además, mientras en otros países es común ver figuras femeninas sobre la cuerda, en México la practican mayoritariamente los hombres.
“Se trata de una expresión espectacular, ritual y festiva ejecutada por artistas campesinos indígenas y mestizos en las regiones rurales del sur de México con dos fines: religioso y agrícola”, añade Pescayre Esta práctica -añade- permite la cohesión social de los pueblos que la practican al ser una celebración comunitaria. Ser maromero implica gran respeto: al cumplir con los ayunos, con el tequio omunitario, danzar para el santo patrón y subirse a la cuerda.
Pescayre agrega que esta práctica tiene un significado distinto según cada pueblo, aunque “hay un simbolismo entre el cielo, la tierra y el inframundo siempre presente en las culturas mesoamericanas”.
Al ahondar en el encuentro nacional, informa que es una iniciativa del Colectivo Plural e Independiente de Maromeros en México, Correspondencias Maromeras A.C.
Este año, en Oaxaca, reunirá a más de cien artistas mixes ayuujk, nahuas, mixtecos, zapotecos y chinantecos. La organizadora invita a congregarse en las fechas mencionadas para conocer a los veracruzanos, así como a Maromeros de Acatlán con la Banda la Movida de Raúl Panchito, de Zitlala, Guerrero.
También están confirmados los Transatlancirque (CDMX), Maromeros de Santa Rosa Caxtlahuaca, Maromeros y trapecistas de Tlahuitoltepec “Comuneros del Viento”, Maromeros del Fígaro de Temextitlan y la Banda Filarmónica del Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe-CECAM (Oaxaca).