Novela hace visible cómo ven los niños el mundo de los adultos

En "Una casa con jardín", la escritora xalapeña Itzel Guevara del Ángel convoca a ver qué sucede en un hogar "bien"

Maribel Sánchez|Diario de Xalapa

  · jueves 12 de marzo de 2020

Detalle de portada de "Una casa con jardín"/Cortesía |Enjambre Literario

Itzel Guevara del Ángel, escritora veracruzana que ha destacado además como promotora de lectura, cuenta entre sus recientes publicaciones la novela Una casa con jardín, historia protagonizada por una niña de la cual el lector no sabe ni su nombre ni su edad exactos, porque no es algo trascendental; lo valioso es que puede ser cualquier pequeña menor a los 12 años que da oportunidad a los adultos de enfrentarnos a una realidad que sabemos existe, pero poco reparamos en ella: los chicos no están al margen de la relación de pareja de los padres. Todo ven, todo escuchan y, aunque no lo externen, todo les puede afectar en momentos determinados.

Con cierto humor, referencias a lugares emblemáticos de Xalapa y la cualidad de poder ser leída con una “playlist” de la música romántica de cantautores como Pimpinela, Lupita D’Alessio y Juan Gabriel, Itzel Guevara logra retratar a una familia que tras ciertas dificultades logra alcanzar un mejor estatus económico y social.

La adquisición de un nuevo auto para papá, los paseos, las clases de música y natación, la cotidianidad de una familia, están presentes en Una casa con jardín. Todo pareciera lindo, pero dentro, cada vez son más constantes los reclamos de la mamá por las ausencias del esposo, por las reuniones fuera de tiempo a las que debe acudir por ser un líder sindical, por las salidas fuera de la ciudad.

Aunque es notorio que la autora se mantiene alejada de un discurso aleccionador, la novela sí es una historia para reflexionar en torno a los roles familiares y las distintas formas de violencia de género, aquellas que de tan normalizadas, para muchos y muchas pasan desapercibidas.

La complejidad de una relación de pareja y las relaciones interpersonales en general son abordadas no de manera prejuiciosa. Simplemente están allí porque forman parte del mundo de la pequeña inquieta y curiosa, a quien sus padres le han dicho en algunas ocasiones que pare de hacer tantas preguntas, “porque no todo en la vida tiene respuesta”. Tampoco debe escuchar las conversaciones.

"… pero ni modo que ande con las orejas tapadas siempre, ni modo que me encierre para no oír, ni modo que me vuelva sorda”, reflexiona quedamente quien a corta edad tendrá que acudir a sesiones con una psicóloga ante el dolor de descubrir que “papá se volvió un fantasma".

Las frases que se han repetido no solo en esa casa con jardín, sino en muchas otras más y en distintos tiempos, es imposible solo dejarlas ir con la lectura. Lo mismo sucede con las acciones, porque la imagen de mamá e hija espiando el lugar donde vive la “amante de papá” —la pequeña protagonista ya buscó en el diccionario el significado de la palabra— dan para dibujar también a una escritora preocupada por la manera en la cual los mayores podemos dañar a los niños, un público al que Itzel Guevara ha privilegiado con anteriores entregas y con el cual es claro ya su compromiso.

*Una casa con jardín fue publicada en 2019 por Enjambre Literario, Casa Octavia y Kaja Negra. Está disponible en físico y su lectura se puede hacer también sin costo en http://kajanegra.com/-casa-con-jardin/