¿Todavía te acuerdas de aquel viejo carro de bomberos que tu mamá te compró para obsequiártelo un 30 de abril? ¿Permanece la muñeca sonriéndote y que recuestas cada mañana sobre la almohada cuando has arreglado tu cama cada mañana? 30 de abril, continúan diciéndonos que hay un día en el calendario en el que son celebrados los más pequeños moradores de la casa. Día del niño, tiempo de juegos y gritos, de festivales escolares y regalos.
Y aquel mugir de vacas, relinchos de caballos que tu voz ayudaba a imitar para que en tu juego tuvieran presencia los animales. Había también que afinar los motores de los autos antes de salir a esa carretera trazada en el suelo, entre la tierra y que las piedras te servían de cerros y lomas.
Mientras tu mamá te apuraba porque se hacía tarde para ir a los mandados tú le gritabas que ya ibas, que sólo habías subido por tu muñeca Cristina, le decías que si se quedaba sola rompería en llanto y dentro en casa no habría nadie quien la consolara. ¡Déjate de cuentos y apúrate que se nos hará tarde!, reclamaba tu mamá ante el atraso causado por ti. Y le decías a tu mamá, ya dentro en el taxi, que acariciara a tu muñeca Cristina.
Si pasamos por la plaza cerca de donde compras las tortillas venden pequeñas ollas de barro y unas cucharas de palo, quiero llevarlas porque mañana le prepararé a Cristina su sopa de verduras. Y la mamá que siempre te consentía te compraba todo, absolutamente todo lo que le pedías. A tu hermano también, le llevaba unos muñecos a con el rostro oculto porque tenían una máscara, sólo se le distinguía el par de ojos. Más los brazos todo el tiempo los tenían extendidos, eran luchadores y estaban listos para el combate. Pero también llevaba con ella pequeños cochecitos de fierro que a tu hermano le gustaban mucho. Acuérdate que a ti también te gustaba mirar su colección y conducir uno que otro coche cuando jugaban juntos.
Tu mamá también se acuerda de lo tu abuela, o sea su mamá le regalaba el 30 de abril. Siempre recibía una muñeca distinta. Y ella también quiere que te gusten a ti, por eso cuando hay ocasión te obsequia una muñeca de trapo.
Pasará el tiempo útil de tus juguetes, el apego que tienes hacia ellos irá poco a poco desapareciendo. Crecerás. Más el recuerdo del juego y tus regalos te acompañará por siempre. Y ahí en ellos asomará el rostro de tu madre, de tus hermanos, escucharás cada uno de sus gritos porque papá o mamá llegaban con un regalo porque era 30 de abril. Tiempo de juego y asombro por los juguetes. Era el Día del Niño.
Y puede ser que en un lugar muy cercano a ti esté esperando un libro para invitarte a entrar a sus páginas y sea él quien te entregue el mejor juego que hayas protagonizado jamás.
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