XALAPA, Ver.-El teatro cabaret es un espectáculo de luces, brillos, fiesta y contacto con el público; por sus características, en la pandemia es un reto mayúsculo mantenerlo vigente, expresa la actriz Betania Benítez.
A pesar de los desafíos, el teatro-cabaret se reconstruye y adapta con obras como “Lilith, la reina de la noche”, donde ya no hay varios personajes en escena sino uno solo que habla sin tapujos sobre la sexualidad de la mujer.
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“Con esfuerzos e ingenio, este género -subgénero para muchos- sigue vivo”, asegura la actriz y fundadora de la Compañía Cabaret Xalapa, quien invita a conocer a “Lilith” en el teatro La Libertad, con funciones 11, 12, 18 y 19 de marzo a las 20:30 horas. La actriz celebra la permanencia y la apertura de los teatros en la ciudad. En su caso presenta una historia con música y diálogo con los espectadores sobre la mujer que precedió a Eva. En la mitología, Lilith es conocida como la belleza maligna y madre del adulterio, “es la mala, la que recibe insultos y palabras altisonantes por atreverse a cuestionar lo establecido”.
Betania Benítez evidencia que la idea sigue vigente hasta hoy y manifiesta la necesidad de hablar con libertad sobre sexo, explorarse y vivir una sexualidad plena. “Hay que llamar a cada una de las partes del cuerpo por su nombre y dejar atrás los tabús y prejuicios; hay que dejar de etiquetar o hablar mal de las mujeres que han alcanzado libertad sexual”, expresa.
Sobre el teatro-cabaret, recuerda que fue muy popular a principios del siglo XX y tuvo su época dorada en la década de los 50 en la Ciudad de México, con parodias, crítica, denuncia, así como recursos visuales y sonoros. Se trata de espectáculos costosos que desde sus orígenes han vivido un proceso de adaptación; en crisis sanitaria, apunta, no es la excepción. Se hace en teatros y no en bares. Considera que en Xalapa no ha sido muy explotado, “pero lo tiene todo para producir buenos espectáculos, en sus distintos estilos, europeo, de revista o mexicano”. Aunque acepta que ahora no se vive de la misma manera, reitera que sigue vivo el interés del artista por suscitar reflexiones sobre situaciones sociales y esta vez recurre a un problema real: la falta de educación sexual.
Apta para mayores de edad, la puesta en escena se puede ver en el teatro ubicado en Fascinación número 100, fraccionamiento Ensueño. Es uno de los recintos que se reactiva este año con protocolos sanitarios.