Veracruz, Ver.- Un pequeño puesto de venta de periódicos y revistas ubicado en las calles de Independencia y Lerdo en el primer cuadro de la ciudad, ha sido fiel testigo de la evolución de Veracruz, sus calles, su gente, su transformación, ha pasado por tres generaciones y este año cumple los 100 años.
Raymundo Márquez Sánchez, mejor conocido como “El Chino" es el actual propietario del local que se encuentra junto a la zona de Los Portales de Lerdo, pero fue su abuela María Castillo Peláez la fundadora del lugar, quien era originaria de una pequeña comunidad del estado de Puebla, pero se quedó a vivir en Veracruz.
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¿Cuál es la historia del local de periódicos y revistas “El Chino" en Veracruz?
Relata que el local inició el 13 de junio de 1924 y se exponían unas cuantas revistas, las únicas que había en aquellos tiempos y la venta del periódico, el único que circulaba en ese momento.
“El puesto eran unas tijeritas, así empezó mi abuela María Castillo Peláez que era la mamá de mi papá, se le ocurrió empezar a vender revistas y un periódico, era el único puestecito que había en todo Independencia y estaba a un lado de lo que era el Hotel Prendes. Toda la gente que venía del muelle pasaba por su periódico y revista”, expresa.
Recuerda que tenía 10 años cuando empezó a llegar al puesto para ayudar a su papá y a su abuelita, más bien hacía uno que otro mandado y después se iba a la escuela Francisco J. Clavijero llamada Cantonal ubicada en el Ciriaco Vázquez. “Hacía mandados y me acuerdo de que acarreaba agua de una fuente donde había unas ranitas, echaban el agua del hocico y el agua la traía para lavar la banqueta”, señala.
En esos tiempos, dijo, miró a varios políticos que pasaban a caballo por la avenida Independencia, el ir y venir de la gente que salía del muelle. De sus hermanos, ninguno se interesó por continuar con la venta de revistas y periódicos, pero reconoce que como no le gustó la escuela decidió quedarse con el local.
“Somos cinco hermanos, tres mujeres y dos hombres, dos ya fallecieron y ninguno se interesó por el negocio, yo como venía de chamaco pues le aprendí, primero estuve de taxista porque mi papá consiguió una concesión pero ya desde el 88 que me empecé a hacer cargo del puesto y aquí sigo”, puntualiza.
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Cuenta que gracias a este local ha podido sacar adelante a su familia; una esposa y tres hijos, quienes actualmente ya son adultos, responsables de sus propias familias y ninguno está interesado en continuar con el legado.
Además, manifiesta que ese es un negocio noble que “da para comer y vivir modestamente” pero también es esclavizante y sin ninguna prestación, por lo que una vez que se retire podría desaparecer.
“Puede ser que yo sea la última generación porque mis hijos no están interesados en meterse en este negocio, uno trabaja en una compañía, otro en petróleos en Las Choapas y mi hija trabaja en una tienda de conveniencia, pero tiene sus horarios de trabajo, prestaciones, aguinaldos y este negocio es esclavizante, quizá es lo que no quieren”, dice.
Durante los más de 60 años al frente de este negocio, Raymundo ha acumulado varias historias y anécdotas, una de ellas fue con el expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León, quien llegó de sorpresa y sin escoltas.
“Estaba parado ahí, eran las 8 de la mañana, cuando veo que alguien se para detrás de mí, voltee para saber quién era y me sorprendió ver al presidente Ernesto Zedillo, le pregunté: ¿por qué anda usted solo? Y entre risas me respondió, pa' ́que veas cómo me cuidan”, externa.
Refiere que minutos después toda la zona se llenó de guardaespaldas que habían perdido al presidente y una vez que lo ubicaron hicieron una valla para resguardarlo.
Relata que el presidente le platicó que también vendió periódicos y entre risas también hablaron de la reunión que el ejecutivo federal había tenido con un grupo de voceadores.
Por su negocio también han pasado políticos y artistas que pasean por el primer cuadro de la ciudad, como Gonzalo Vega y otros que escapan de su memoria.
Este 13 de junio este local cumple 100 años y para festejar se hará una bendición por parte de un párroco católico y tocarán los mariachis.