Como parte de la iniciativa que distingue a las mujeres y hombres portadores del patrimonio cultural inmaterial, ya hay cuatro nuevos Tesoros Humanos Vivos en Veracruz.
Silvia Alejandre Prado, directora del Instituto Veracruzano de la Cultura, da a conocer que los reconocimientos e incentivos económicos fueron entregados a los Tesoros Vivos en sus respectivas localidades.
¿Quiénes son los cuatro nuevos Tesoros Humanos Vivos de Veracruz?
Las personas portadoras de conocimientos son Juan Hernández Reyes, músico tradicional con más de 70 años de trayectoria, y Mateo de Gaona Sánchez, músico guardián de la Danza de los Quetzales.
María Lucía Hernández Hernández, médica tradicional, y Leobardo Santiago Santiago, intérprete de al menos 180 sones rituales, también recibieron la distinción.
Silvia Alejandre recuerda que esta convocatoria tiene fundamento en las directrices para la creación de sistemas nacionales de Tesoros Humanos Vivos de la Unesco.
“Se otorga a quienes poseen en sumo grado los conocimientos y técnicas necesarias para interpretar o recrear determinados elementos del patrimonio cultural inmaterial”.
Tesoros Humanos
Nativo de Naranjos Amatlán, en la comunidad rural de Zaragoza, Juan Hernández Reyes es conocido como músico tradicional con una trayectoria de más de sesenta años.
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El hablante de tének, desde los diez años aprendió a tocar el violín, convirtiéndose en acompañante de agrupaciones de las danzas del Rebozo, la Malinche, Candiles, Pañuelitos y Los Negros.
De acuerdo con las semblanzas del IVEC, tiene una participación activa en la celebración del Día de Muertos “An Chemnék Ajíp”.
Mateo de Gaona Sánchez, originario de la localidad Tahuaxni Sur, en Zozocolco de Hidalgo, es hablante de totonaco. Es campesino y músico guardián de la Danza de los Quetzales, responsable de preservarla en su localidad.
Con quince generaciones de danzantes que lo preceden, desde temprana edad ha inculcado a las nuevas generaciones el sentimiento y significado de los sones y la danza, así como el orgullo de ser parte de un pueblo originario. Sus ocho hijos son danzantes y elaboran los penachos.
En el caso de María Lucía Hernández Hernández, hablante de náhuatl, es originaria de Ahuapilol, del municipio Benito Juárez. Destaca en el campo de la medicina tradicional como partera.
Le reconocen su profundo conocimiento en la curación a partir de plantas medicinales. Con setenta y siete años de edad, sigue asistiendo a mujeres embarazadas.
Nativo de Coahuitlán, Leobardo Santiago Santiago se inició como músico tradicional a los dieciséis años, como ejecutante del violín, instrumento con el que acompañaba los sones rituales de la Danza de las Flores; posteriormente aprendió a tocar la jarana y la guitarra.
En la actualidad interpreta alrededor de ciento ochenta sones de danzas rituales, como Negritos, Moros y Españoles, San Migueles, Toreadores, Malintzi, Huehues y huapango tradicional.
“La experiencia de las personas adultas mayores forma parte de los valores identitarios que conforman el patrimonio cultural inmaterial de Veracruz. Su importante labor fortalece nuestras tradiciones”, apunta Silvia Alejandre.