XALAPA, Ver.- El aplauso cálido de un público compuesto en su mayoría por la comunidad artística de Xalapa sonó en varias ocasiones la noche del 8 de noviembre en la sala Emilio Carballido del Teatro del Estado Ignacio de la Llave, lugar en el que Silvia Alejandre, directora del Instituto Veracruzano de la Cultura, entregó sendos reconocimientos por trayectoria al bailarín y docente alemán Lutz Förster y al maestro mexicano, director y fundador de teatros, Abraham Oceransky.
Como es habitual en estas ceremonias, una brevísima semblanza antecedió la entrega, palabras que quedan al viento, no así lo realizado por quienes han hecho del arte una forma de vida y, del escenario, su hogar.
En el caso de Förster, él mismo se encargó de compartir el camino andado a través de la pieza Retrato de un bailarín, solo minimalista donde todo el peso recae en el actor-narrador-danzante, quien con parsimonia pone al descubierto sus búsquedas iniciales, su confrontamiento con una sociedad y una familia conservadora no preparada para tener un hijo bailarín, sus sentimientos, pensamientos, amores, anhelos, desarrollo profesional y vejez… Su fragilidad humana.
Lutz Förster, quien antes de ser bailarín estudió historia e idiomas, contra lo establecido y los prejuicios, comenzó su camino en el arte pasados los 20 años. Se formó como bailarín en la Academia Folkwang y participó en la compañía del mismo nombre.
En 1975 se integró a Tanztheather Wuppertal de Pina Bausch, con quien viajó por distintas partes del mundo y tuvo una relación profesional durante 27 años. Sin embargo, eso no es todo, también fue bailarín de la Compañía de José Limón y bailó coreografías de Anna Sokolow, Meredith Monk y Robert Wilson.
Fue por 31 años académico de la Universidad de las Artes Folkwang.
A sus 66 años, ve pasar la vida en espera de alguna fecha de presentación. Un llamado, un correo, que le permita continuar en la escena con la obra que resulta un conmovedor canto a la vida.
En él no hay queja, solo agradecimiento y la convicción, declaró en entrevista, de que “la vida sin retos no tiene razón de ser. Quien hace lo que le gusta, enfrenta todo con dignidad, con la certeza de alcanzar la meta e ir por más”.
OCERANSKY
Abraham Oceransky no tuvo una presentación como la del artista alemán, pero por estar en la ciudad en la que ha pasado los últimos años de su vida, no fue necesario. Los reunidos en el Teatro dieron cuenta, con efusivo aplauso, de que saben y reconocen quién es.
Y es que desde el momento en que aún adolescente decidió dejar a su banda musical en la Ciudad de México para dedicarse al teatro, se ha dedicado a escribir, a montar puestas en escena y a construir espacios donde presentar las obras.
Docente, dramaturgo, apasionado de la iluminación y la escenografía, tanto como de la creación misma, Oceransky, con sus 75 años a cuestas, se ha convertido en un referente del teatro, pero también de la perseverancia. En la capital del estado veracruzano, fundó el Teatro Studio T y después el Teatro-Carpa La Libertad, que fue desmantelado sin que autoridad o institución alguna lo apoyara. Sin embargo, construyó uno nuevo, en una dirección que abraza lo que para él ha sido el arte escénico: Fascinación 100, fraccionamiento Ensueño.
En entrevista con Diario de Xalapa, asegura lo siguiente: “Cada mañana me levanto con la idea de revolucionar el teatro. Es una manera de vivir, de pensar; todos los conocimientos que voy adquiriendo día a día, los pongo al servicio de la humanidad. El teatro me ha enseñado que lo más importante es dar”.
Oceransky ha ganado premios internacionales y en México ha obtenido las máximas distinciones: la Medalla Javier Villaurrutia, la Medalla Bellas Artes y el premio Pilar de Teatro, entregado por el Instituto de Teatro de la Unesco. Se suma el reconocimiento del IVEC, en el marco del Festival Veracruz, Escena Contemporánea, que tendrá actividades hasta el 14 de noviembre con músicos, bailarines y teatristas locales, nacionales y del extranjero. El programa completo está disponible en www.ivec.gob.mx.