Para el pintor indígena tének Jorge Domínguez Cruz no hay otra manera en la que pueda crear sus piezas si no es remontándose al pasado, cuando de niño y adolescente, arrobado por la belleza natural, corría, jugaba y se maravilla ante los paisajes de la Huasteca.
Hoy la vida es distinta para él. Su escenario es el ruido y multitudes de personas que, presurosas, van de un lado a otro, tratando de llegar a tiempo a sus destinos en una ciudad que continúa creciendo vertiginosamente.
Allá, en la Ciudad de México, abstraído en su estudio, Jorge deja deslizar el pincel sobre el lienzo para volver a sitios donde crecen frondosos árboles y aún es posible ver aguas límpidas y aves en bajo vuelo.
Su intención no es plasmar en sus cuadros algo totalmente realista, lo que el pintor con prestigio internacional hace es tomar todo aquello que le resulta simbólico para incluirlo en escenas delirantemente oníricas.
Así surgen nuevas piezas en las que hay explosión de colores y formas. Para Jorge Domínguez no hay límites.
Poseedor de un imaginario infinito, el llamado “Dalí mexicano” busca renovarse constantemente, así como volver siempre a territorio veracruzano.
Quien ha expuesto en el extranjero y en distintas entidades del país, da a conocer que mostrará su más reciente obra en la galería del Congreso del Estado, en Encanto esquina con Lázaro Cárdenas.
Voces de mi tierra será inaugurada el próximo 26 de septiembre a las 17 horas y permanecerá a la vista del público durante aproximadamente un mes.
La invitación para conocer sus obras es abierta al público general. El acceso es gratuito.