Rubén Darío y Margarita

A más de un siglo de su partida, sigue siendo un referente de la poesía

Maricarmen Delfín Delgado

  · lunes 18 de febrero de 2019

Foto: Cortesía

El 6 de febrero de 1916 nos abandonaste para reunirte con tus musas, allá en el paraíso donde te rodean las nueve hijas de Zeus en compañía de Apolo, donde tu pululante pluma sigue salpicando de sentimiento y reflexión para caer sobre los mortales que aún alimentan su espíritu con tu recuerdo.

Rubén Darío, a más de un siglo de su partida, sigue siendo un referente de la poesía, padre del Modernismo en la lengua española, su variada producción escrita en todos los matices literarios lo consagra como el “Príncipe de las letras castellanas”.

Margarita Debayle Sacasa de Pallais fue la musa de este poeta en quien se inspiró para escribir el famoso “Cielo y mar. Poema (A Margarita Debayle)”, mejor conocido como “Margarita está linda la mar”. Ella nace en León, Nicaragua, un 4 de julio del año 1900 en el seno de una importante y distinguida familia, con gran poder político y ligada a la antigua aristocracia de este país.

Su padre fue el doctor Louis Henri Debayle, un reconocido médico nicaragüense radicado en Francia durante su época de estudiante y que regresó a su país con la primera máquina para estudios médicos de rayos X, lo que le permitió hacer diagnósticos certeros ganándose el sobrenombre del “Sabio Debayle”.

Su madre, Casimira Sacasa de Debayle, pertenecía a una familia muy poderosa políticamente pues fue hija de quien en ese momento era el presidente de Nicaragua, Roberto Sacasa y Sarria, y hermana de Juan Bautista Sacasa que posteriormente sería presidente del país. Años después su hermana Salvadora se casaría con el iniciador de la dinastía Somoza en la presidencia, Anastasio Somoza García.

Entre Rubén Darío y el doctor Debayle existía una fraterna relación pues era su médico de cabecera y gran amigo. En 1908 la familia Debayle Sacasa lo invitó a su residencia de verano en la isla El Cardón, allí el atardecer lo inspiró sentado en una roca cerca de la orilla del mar, para crear el famoso poema dedicado a Margarita, la hija de su anfitrión, quien le había pedido que le escribiera un cuento con versos.

Esta obra fue fechada en “Bahía de Corinto (Nicaragua). Isla del Cardón, marzo 20 de 1908”, según registro asentado al pie de su publicación en España en el “Diario de Granada”, el 29 de noviembre de 1908.

Durante toda su vida Margarita fue una mujer especial, no sólo por haber sido la inspiración del famoso poema, también por ser parte de una familia que influyó en la historia de Nicaragua y más allá de sus fronteras. Llevó siempre en su frente como un sello el orgullo de ser la niña bella, la princesa que fue a cortar lirios, rosas y estrellas a la azul inmensidad. Este hermoso cuento hecho poema, después de tener más de cien años su aparición, sigue siendo referente común en las lecturas infantiles que los padres y maestros que aman la literatura comparten a los pequeños, ya que cuenta una historia impregnada de inocencia y fantasía resaltando sentimientos como el amor, el carácter, la nobleza, la honestidad, enriquecido con elementos de la naturaleza en un contexto mágico y sencillo.

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